“A la hora de esta entrevista, lo único que hay es que el Ministerio de Ambiente va a ser del Partido Colorado [PC] y de Ciudadanos”, dice el senador Adrián Peña, que por estas horas es el nombre que más suena para la cartera que acaba de crear la ley de urgente consideración (LUC). Peña, coordinador de la bancada del PC en la cámara alta, es también la mano derecha de Ernesto Talvi, líder de Ciudadanos, y más pronto que tarde se reunirá con el ex canciller para definir su futuro.

El –por ahora– senador recibió a la diaria en su despacho del último piso del edificio anexo del Palacio Legislativo, donde la vista hacia la Torre de Antel se mezcla con la torre de hojas del expediente judicial que le acaba de llegar, y que leerá para ver si hay razones que justifiquen el desafuero del senador Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto.

La última vez que hablamos, a fines de febrero, antes de que asumiera la coalición de gobierno, comentaste que en Ciudadanos estaban “muy conformes” con los ministerios que les tocó, el de Relaciones Exteriores y el de Ganadería, Agricultura y Pesca, y que desde ahí iban a tratar de mostrar “un PC eficaz en la gestión de gobierno”. ¿Cómo analizás lo que pasó en la cancillería luego de cuatro meses?

Primero, en términos generales el PC tuvo una buena performance en los lugares donde le tocó, y en particular en la cancillería. El trabajo de Ernesto [Talvi] fue muy bueno; tuvo capacidad de gestión y de encarar desafíos. Eso quedó demostrado en estos meses; de hecho, el país tuvo un prestigio internacional ganado por la gestión que encaró Ernesto. Creo que el partido ha sido protagonista en dos ámbitos: en el Ejecutivo –sobre todo por la tarea de Ernesto– y en el Parlamento, por el tratamiento de la LUC. Porque fue el PC el que tendió los puentes, generó los acuerdos y presentó las propuestas que lograron mayor consenso. Nosotros tuvimos mucho que ver con que el Frente Amplio [FA] votara muchos más artículos y con que algunas cosas que venían con un rumbo, como la desmonopolización [de los combustibles], cambiaran a otra propuesta. El PC puso racionalidad y fue un dique de contención.

Si la cancillería funcionó tan bien, ¿cómo analizan en Ciudadanos la renuncia de Talvi?

No fue una decisión política del sector sino de Ernesto, como líder, que nosotros respetamos. Todo el sector está abroquelado en el respaldo a Talvi. Él entiende que puede ocupar otro rol y que desde ahí puede aportar más a la coalición. Entonces, no tiene que ver con su gestión, si le fue bien o mal; le fue muy bien.

Pero, más allá del motivo, en los libros quedará que a los cuatro meses del nuevo gobierno renunció un ministro.

Falta mucho, hay que verlo en perspectiva. El tiempo podrá decir esto, todavía es muy pronto para escribir un libro. Vamos a ver: si él siente que desde ahí puede aportar más, confiemos en que puede hacerlo.

¿Cómo se negoció la salida de Talvi de la cancillería y que se quedara Carolina Ache, la subsecretaria?

Una vez que Talvi habló con el presidente [Luis Lacalle Pou] y le planteó lo del cambio de rol, hubo un hecho que cambió las cosas: que se hiciera público, como dato objetivo de la realidad –yo no opino sobre si se filtró o no–, por lo que había que establecer una fecha de salida. Eso generó una segunda reunión del presidente y el canciller, en la que Talvi planteó quedarse hasta diciembre, y el presidente señaló la necesidad de que la salida fuera cuanto antes. En esa negociación ya quedó claro que el PC iba a mantener su representación en el gabinete y que Carolina Ache continuaba en la cancillería en representación de Ciudadanos, que el único cambio iba a ser el de ministro. Mientras esto pasaba, en el Parlamento se debatía la LUC, el PC aportaba en la comisión y luego trabajó intensamente en el debate parlamentario. El PC fue el único que votó todos los artículos de la LUC. Digo esto porque hay otros partidos integrantes de la coalición que no votaron todos los artículos.

Cabildo Abierto.

Y algún legislador del Partido Nacional [PN] no votó algunos artículos; sin embargo, el PC, fiel a su responsabilidad, votó todo, y esa es la demostración de que en medio de que pasaba todo esto, a la vez estábamos cumpliendo el compromiso 100%.

Uno de los artículos de la LUC que se aprobó fue el de “libertad financiera”, que deroga la obligatoriedad de que los trabajadores cobren su sueldo por medios electrónicos. El PC quiso hacer una modificación a ese artículo: que bastara sola la voluntad del trabajador para elegir el medio de pago, pero no tuvo respaldo. ¿Qué reflexión hacés sobre eso?

Somos 22% de la coalición, no todo lo que propusimos iba a ser tomado en cuenta. Estamos conformes, porque una cantidad importante de temas –que para nosotros son trascendentes– fueron tomados en cuenta por el PN. Esa la perdimos. Pero, honestamente, no creo que tenga grandes impactos, porque hoy hay una masa crítica suficiente de personas que eligen cobrar a través de estos medios y también las empresas han sistematizado sus medios de pago a través de la vía electrónica. Nosotros queríamos preservar el derecho a poder cobrar en efectivo y también resguardar al trabajador un poquito más. De todos modos, siempre hay un desequilibrio entre la posición del empresario y la del trabajador. Hay una debilidad del trabajador, notoriamente, y en cualquier caso eso va a estar, ese desequilibro es la base del derecho laboral. Incluso con nuestra modificación se seguía manteniendo.

¿De qué depende que aceptes el cargo como cabeza del novel Ministerio de Ambiente?

De que Ernesto Talvi me lo pida o proponga mi nombre; luego, de que el sector esté de acuerdo y de que el partido también me respalde en esa posición. También de cómo pueda reconfigurar el escenario de las diferentes tareas que desarrollo en Ciudadanos como coordinador político.

Sos candidato a la Intendencia de Canelones. ¿Cómo conjugarías eso con el ministerio?

Si asumo esa responsabilidad va a haber que replantear la campaña. No estoy inhibido, tendría que hablarlo con los compañeros de Canelones y ver cómo resolvemos ese tema. Primero, lo primero, y después iremos resolviendo uno a uno los problemas, que no es sólo ese sino otros, porque esto no estaba en el radar de las posibilidades inmediatas.

¿Talvi sabía que te lo iban a ofrecer?

Fue el primero que me lo ofreció, cuando negociamos la alternancia de cancilleres. Apareció el tema del nuevo ministerio, entonces, de primera me dijo que debería ir un político y que tenía que ser yo.

Así se mantiene igual la distribución de los partidos de la coalición en los ministerios, pero el peso que tiene la cancillería no es el mismo que el de la nueva cartera.

No, este tiene más... Son diferentes, la jerarquía de la cancillería no está en duda, pero desde el punto de vista del trabajo vinculado a los temas de interés de la población, el Ministerio de Ambiente es una gran oportunidad. Porque es un tema muy sensible para la población, sobre todo para las nuevas generaciones, en el que hay que trabajar y construir. También me parece que el Ministerio de Relaciones Exteriores tiene algunas complejidades para un ministro. La primera es que el ministro está gran parte del tiempo fuera del país, y la segunda es que, por la tradición de Uruguay, el canciller representa a todo el país, y meterse en los temas políticos cotidianos para un ministro de Relaciones Exteriores es mucho más complejo que para otro ministro. Entonces, el Ministerio de Ambiente tiene esas ventajas.

Hay todo un tema ahí con UPM.

Las tensiones van a estar con UPM y con todo el sector productivo e industrial. Es la tensión lógica entre la defensa y cuidado del medioambiente y el desarrollo de inversiones y puestos de trabajo. Tenemos que buscar los equilibrios, y quizás la mayor tarea de un ministro de Ambiente sea gestionar positivamente esa tensión.

¿Cómo ves la interna del PC luego de la renuncia de Talvi?

Pensemos que él va a ocupar un rol mucho más político. Le da una oportunidad de tratar todos los temas políticos y de comenzar a tratar los partidarios. De hecho, lo hemos visto en estas horas: fue al lanzamiento de la lista 600 [por la candidatura de Laura Raffo a la Intendencia de Montevideo]. Ya está preocupado por algún proyecto de ley que está presentando algún legislador. Y va a recomponer su vínculo dentro del partido, fundamentalmente con [Julio María] Sanguinetti. Eso va a pasar; es cuestión de tiempo, como todo, pero es necesario para el partido que haya fluidez entre los dos líderes, el que surgió de la elección y el histórico.

El ministro del Interior, Jorge Larrañaga, dijo que impulsará un proyecto para que se habiliten los allanamientos nocturnos, que están prohibidos por la Constitución. ¿Qué opinión te merece?

Estamos abiertos a estudiarlo. El PN acercó una primera redacción, y creemos que se puede mejorar. Lo estuvimos intercambiando con [el diputado de Ciudadanos] Ope Pasquet. Seguramente vamos a proponer una redacción mejorada. En el concepto estamos de acuerdo: que existan mayores herramientas para poder trabajar, asegurando determinados derechos. Creo que la normativa en Uruguay se quedó atrás; eso ya no existe prácticamente en el mundo. Pero esta ley necesita una mayoría especial, por lo tanto, me parece que hay que integrar al FA a la conversación.

Es una reforma constitucional, que es la única forma posible de cambiarlo.

Sí, la Constitución tiene varios mecanismos para su reforma y todos terminan con la consulta popular. No es una Constitución fácil de modificar. Uno de los mecanismos es el de la ley constitucional: se vota en ambas cámaras y necesita una mayoría de dos tercios. Ese es el camino que estaría eligiendo el PN para votar esta ley y ponerla en consideración popular en la elección departamental de setiembre.

Pero ya hubo una consulta popular, en octubre de 2019, que incluía el mismo tema.

Sí, tenía varios temas. Nosotros [Ciudadanos] no acompañamos la reforma Vivir sin Miedo, y una de las dificultades que tenía era que se votaba por las cuatro cosas que proponía y no por una. Nosotros vemos viable este punto.

Luego de aprobada la LUC, ¿el máximo desafío en lo que queda de 2020 para la coalición es la Ley de Presupuesto?

Sí. La LUC define el marco en términos generales, por dónde va a ir el gobierno, pero el contenido se lo va a dar la Ley de Presupuesto. En definitiva, es ahí donde uno define prioridades. Es la ley madre de todo gobierno y no va a dejar de serlo por más que la LUC haya tenido mucho marketing. Es un presupuesto, además, que se da en un marco de muchas dificultades, con un déficit del entorno de siete puntos del producto [interno bruto], entonces, va a haber restricciones y habrá que apuntar muy fino para dónde priorizar. Hay cosas que para nosotros son muy importantes; la primera es la educación. No queremos disminuir en ningún caso el presupuesto en esa materia.

En el gobierno del FA estaba la instancia de los Consejos de Ministros, donde todo el gabinete se reunía con el presidente. Con Lacalle Pou es diferente: hace reuniones mano a mano. ¿Cómo lo ves, sobre todo teniendo en cuenta que quizás empieces a reunirte con él como ministro?

Es el comienzo de la coalición, que es algo novedoso, una primera experiencia. Me parece que se puede ir aprendiendo y mejorando en la medida en que se va andando. A priori, me gustaría una conducción más colectiva de la coalición, pero es teoría pura, porque hay que gobernar. De hecho, en el PC el propio Sanguinetti y también Ernesto han planteado la necesidad de generar esos ámbitos de consulta colectiva sobre los grandes temas. La realidad es que Lacalle Pou la dirige con ese estilo. Capaz que hay un estilo mejor, pero el tema es que funcione y que pueda gobernar. Quizás, por el tipo de coalición, es la chance que tiene de manejarla. Si bien a mí me gustaría un estilo más colectivo, también entiendo que tiene que gobernar. Ganó, es el presidente.