“Conforme al derecho internacional; las normas democráticas de América; mi propia convicción; la del presidente de la República, [Luis Lacalle Pou]; la todo el gobierno, y no tengo dudas que la de cualquier habitante nacido en la tierra de [José Gervasio] Artigas; con libertad no ofendo ni temo: Venezuela es una dictadura“, sentenció esta mañana el flamante canciller Francisco Bustillo en una conferencia de prensa, luego de presentar los lineamientos que tendrá su gestión frente al Ministerio de Relaciones Exteriores.

Bustillo sostuvo que, además de tener esta definición clara, “lo más importante” es cómo el país se posiciona frente a esta situación. En ese sentido, dijo que Uruguay “no tiene vocación de gendarme internacional”, “de estar señalando y persiguiendo dictaduras”, sin perjuicio de que dejará firme su posición en cada foro internacional en que participe, como la Organización de los Estados Americanos. El canciller manifestó que Uruguay continuará participando en los grupos que se han conformado en apoyo a encontrar una solución a la crisis que atraviesa ese país, pero no promoverá “más acciones en favor de un diálogo en el que sobran conversaciones, pero falta la voluntad de una de las partes para avanzar”, en clara referencia al gobierno que encabeza Nicolás Maduro. “Cuando veamos que existe realmente voluntad de diálogo, Uruguay va a ser nuevamente uno de los actores principales para encontrar soluciones”, expresó.

En el caso de Bolivia, Bustillo señaló que el país está “en un proceso electoral en aras de recuperar la democracia en todo su esplendor”, y reafirmó que Uruguay “no tiene vocación de estar apuntando con el dedo”.

La postura de Bustillo marcó una clara diferencia con su antecesor Ernesto Talvi, que durante su gestión se negó a definir el gobierno de Venezuela como una dictadura.

De todas formas, no es la primera vez que ocurre que el novel canciller toma un rumbo distinto al ex canciller colorado. La semana pasada Bustillo se refirió a la “mal llamada diplomacia de cóctel”, criticada por Talvi, y volvió a referirse al tema este lunes. Tras expresar su compromiso con realizar una “reorganización” y “ahorro” en todas las estructuras del ministerio “en que se pueda”, el canciller volvió a mencionar la “mal llamada diplomacia del cóctel” y reiteró que “no es otra cosa que las tantas horas que uno le dedica a la interacción con terceros”. En ese sentido, sostuvo que “no tiene ningún problema en mantener la rebaja [en el gasto] de etiqueta”, pero “probablemente descubra que en muchos otros casos habría que aumentarlo”. Luego aseguró que nadie conoce como él quiénes son los funcionarios que lo acompañan y lo que se debe hacer en una embajada, y dijo que el “gasto de etiqueta” es “fundamental para avanzar en el relacionamiento [comercial]”. Además, aseguró que en 34 años en el exterior recorrió muchas embajadas y “mucha gente habla sin conocimiento de causa” y sin “haber puesto un pie” en las sedes diplomáticas.

Los lineamientos

En cuanto a las direcciones que tomará frente a la cancillería, Bustillo señaló en su discurso de inicio de gestión que la política exterior “debe procurar siempre conformar una política de Estado”. En ese marco, expresó que la cancillería mantendrá un vínculo estrecho con otros ministerios, organizaciones sociales, empresariales y el PIT-CNT.

Además, el canciller planteó que Uruguay tiene una vocación de “regionalismo abierto”, y en ese sentido procurará ampliar sus relaciones con los países de la región, “intentando seducir” principalmente a los integrantes del Mercosur, que son los “socios naturales” del país.

Respuesta

El canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, respondió esta tarde los dichos de Bustillo. Por medio de Twitter, el ministro venezolano le sugirió “refrescar sus amplios conocimientos sobre los principios del Derecho Internacional, estudiar el Derechos Constitucional de Venezuela y evitar ideologizar la política exterior de su país por afinidades”.