En la sede de la Asociación Nacional de Rematadores, Tasadores y Corredores Inmobiliarios (Anrtci), que queda en Uruguay y Florida, hay sillas inhabilitadas con una cinta amarilla, para que los oferentes no queden uno al lado del otro en la “nueva normalidad”. Pero este miércoles de tarde, cuando empezó el remate del avión presidencial, con una base de 350.000 dólares, esas cintas no eran necesarias, porque ningún oferente se hizo presente. Ni en cuerpo y alma ni por internet.

El aparato es un C-29 Hawker, fabricado en Inglaterra, que fue adquirido por el gobierno de Tabaré Vázquez en 2018, por un costo de un poco más de un millón de dólares. Alcanza una velocidad máxima de 830 kilómetros por hora, tiene una autonomía de vuelo de cinco horas y media y capacidad para dos tripulantes y ocho pasajeros. Fue usado por el gobierno anterior para realizar algunos vuelos sanitarios, que suele ser el uso que se le da a este tipo de aeronaves. En el remate había una pantalla gigante que mostraba una y otra vez las fotos del interior y del exterior del transporte.

Mario Molina, presidente de la Anrtci, fue el encargado de llevar adelante la subasta. Luego de mencionar las cuestiones legales de rigor, las condiciones del remate e informar sobre el modelo del aparato, se le confirmó oficialmente que no se presentaron oferentes. Por lo tanto, contó hasta tres, ejecutó el protocolar golpe de martillo, dio por anulado el remate y a otra cosa.

“Se puede volver a rematar cuantas veces se quiera, hasta poder conseguir un comprador”, dijo Molina en rueda de prensa, luego de finalizado el remate que no fue. Sostuvo que hubo “varias consultas desde el exterior” por el avión, principalmente desde Estados Unidos y Centroamérica, pero “evidentemente” estaba “fuera de precio”, por una simple cuestión de oferta y demanda.

Agregó que para participar en el remate había que preinscribirse, lo que implicaba depositar 35.000 dólares en el Banco República por concepto de “garantía de seña” para formular ofertas. Hubo una sola preinscripción, pero después la persona no depositó el monto en el plazo establecido ‒era hasta el viernes pasado‒, por lo que “obviamente se desinteresó en participar.

Dijo que en próximas instancias el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) puede resolver bajar la base o incluso rematarlo sin ella. Señaló que el avión tiene muchas horas de uso y es “relativamente antiguo”, y en la aeronáutica “se deprecia muy rápidamente todo”, incluso en forma más acelerada que los vehículos. “A pesar de que el avión se encontraba en muy buenas condiciones de mantenimiento, no tuvimos oferta”, finalizó.

El titular del MDN, Javier García, que no asistió al remate, escribió en su cuenta de Twitter que “nadie ofertó por el avión presidencial a pesar de que la base era la tercera parte del valor que se pagó en su momento”. Informó que se convocará a otro remate y sostuvo que la compra del avión “fue cara e inútil” y “más caro es mantenerlo”.

Por último, Luis de León, comandante en jefe de la Fuerza Aérea ‒que sí estuvo presente en la subasta‒, explicó que “cualquier aeronave que esté volando o en tierra gasta”, y dadas las directivas del MDN, hoy ese avión está teniendo “un gasto ocioso”. Agregó que para poder vender la aeronave se necesita hacerle el mantenimiento, pero dijo que no sabe cuánto está costando porque “depende del tiempo que quede parada”.

“Acuérdense que este es un avión que está en condiciones de operación civil, que lleva una cantidad de actividades y de recursos que son diferentes a las de la actividad militar. Por lo tanto, se hará una evaluación con un taller autorizado para ver en qué condiciones quedaría pronto para mantener el estatus de la aeronave para la próxima instancia”, finalizó.