Por unanimidad, la Cámara de Senadores aprobó el proyecto de ley de Rendición de Cuentas de 2019, la última del gobierno de Tabaré Vázquez, no sin un tenso debate entre la coalición del gobierno y el Frente Amplio (FA) acerca de la gestión económica de esta fuerza política. “Es una unanimidad que paradójicamente es discordia”, ilustró el senador nacionalista Sergio Botana.

Buena parte del debate se centró en la inclusión de un segundo artículo en el proyecto, que el FA no votó, redactado por la senadora nacionalista Carmen Aisaín. El polémico artículo declara a “efectos interpretativos” que la “aprobación” de la ley “lo es de las normas de presentación de los balances y no implica aval ni validación de la gestión reflejada en la Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal correspondiente al ejercicio 2019, cuya gestión y resultados se rechazan y condenan”.

El miembro informante de la coalición, el nacionalista Jorge Gandini, explicó el motivo de esa incorporación: “La lógica era rechazar la Rendición de Cuentas como rechazamos las cuatro anteriores, discrepar con el enfoque y los resultados. Pero generaríamos un vacío en la legislación [por el] que no habría ley, y no formarían parte de la historia del país los estados de cuenta y los tomos que acompañan la rendición. Eso llevó a un camino por el cual agregamos el segundo artículo. Creo que es una buena solución, porque sintetiza las cuentas y un enfoque crítico respecto a los resultados”. Luego se quejó de que quien estaba sentado a su lado, el frenteamplista Daniel Olesker, había dicho en la previa que el artículo es una “terrajada total”.

En tanto, el también opositor Charles Carrera, que ofició de informante del FA, sostuvo que la innovación es “insólita” y erosiona la “institucionalidad republicana” del país, y además, a diferencia del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo, es violatoria de la Constitución. “Es una moción de censura a la gestión del FA. No corresponde a las mayorías circunstanciales incorporar un juicio de valor a una gestión que terminó”, expresó, resaltando y reiterando la palabra “condenan”. “Esto es lo famoso de fomentar la grieta”, agregó luego, y recordó que en 2005, cuando el FA asumió, no tuvo la misma actitud con la rendición de cuentas del último año del gobierno de Jorge Batlle.

Un debate más ideológico

El corazón de la sesión fue la gestión económica del gobierno anterior, tanto de 2019 como de todos los períodos del FA. Si bien las principales intervenciones hicieron referencia a los indicadores económicos de la gestión frenteamplista, el debate por momentos se fue a los indicadores de delitos o a la extranjerización de la tierra.

Gandini aseguró que 2019 fue el peor año en resultados de la era frenteamplista. Por ejemplo, dijo que mientras se esperaba un producto interno bruto (PIB) de 3% para 2019, este terminó siendo de 0,2%; la inversión para este año se proyectaba en 5,1% y terminó siendo de 1,4%, y el crecimiento del consumo se preveía de 3,5%, cuando terminó siendo de 0,5%.

Asimismo, señaló que el crecimiento económico en el último período de Tabaré Vázquez fue el más débil de los tres gobiernos del FA, de 6,6%, cuando el primero había sido de 27,8% y el segundo de 26,8%.

Luego, el nacionalista se detuvo en otros indicadores, como la inflación, de 8,8% en 2019 –“por fuera del rango meta”–, un desempleo de 10,5% a febrero de este año, unos 10.000 desempleados más que en 2018, un crecimiento de la pobreza que pasó de 8,1% a 8,8% y un déficit fiscal de 4,7%, “el peor de los últimos 30 años”.

“No se pueden sostener los gastos que generan las mejores condiciones sociales que todos buscamos si paralelamente no hay un desempeño de la economía que lo pueda sustentar en el tiempo”. Jorge Gandini

Los relatos

“Sé que hay un relato de transformación del país empezando por los más desfavorecidos. En los primeros años lo hubo, pero en los últimos se perdió parte de lo que se avanzó. Los números lo marcan, y esa es la herencia que recibimos. El Estado fue el gran empleador que amortiguó esa caída”, aseguró Gandini. Sostuvo que la política económica del FA no era “sustentable”: “Se construyó un modelo superador de sí mismo, que siempre exhibe las mejoras en materia social, pero todos sabemos que no hay mejora social si no hay consistencia económica, y no se puede sostener los gastos que generan las mejores condiciones sociales que todos buscamos si paralelamente no hay un desempeño de la economía que pueda sustentarlo en el tiempo”.

A su turno, el ex ministro de Economía y Finanzas Mario Bergara (2013-2015) contestó que el oficialismo hace un recorte de la realidad “arbitrario” para presentar un “relato de un país fundido que reciben como herencia”. El senador expresó que a pesar de lo dicho en la coalición, las calificadoras de riesgo “mantienen un sólido grado de inversión, los organismos internacionales reportan que la situación de Uruguay es envidiable y los inversores internacionales prestan cifras importantes y a bajos intereses”.

“Un país fundido es que aquel no puede pagar las cuentas del mes siguiente y en el que nadie confía; no hay que ir muy para atrás para ver lo que era un país fundido”. Mario Bergara

A su vez, expresó que si bien la deuda bruta creció, la deuda neta (porcentaje de la deuda en relación al PIB) bajó de 78% del PIB en 2004 a 43% en 2019. “Es cierto que subió ocho puntos en los últimos años, pero decir que aumentó ocho puntos implica un relato, y soslayar que se bajó 35% indica otro relato diferente”, expresó. Además, sostuvo que en los gobiernos del FA se crearon en total 250.000 puestos de trabajo, la pobreza bajó de 40% a 9%, la pobreza infantil de 65% a 17% y la informalidad de 42% a 24%.

Además, acusó al gobierno de tener un “doble discurso”, en referencia a la presentación de las autoridades del Ministerio de Economía: “O es un país de fortalezas o es un país fundido; o les mienten a los inversores o a los uruguayos”. “Un país fundido es aquel que no puede pagar las cuentas del mes siguiente y en el que nadie confía, no hay que ir muy para atrás para ver lo que era un país fundido”, agregó, en alusión a la crisis de 2002.

“La consistencia fiscal no se puede reducir al déficit fiscal. Hay que hacer un mix entre déficit, deuda neta, nivel de reservas y acceso al financiamiento”. Daniel Olesker

Luego, Olesker se refirió al déficit fiscal del país, destacado continuamente por la coalición. “La consistencia fiscal no se puede reducir al déficit fiscal. Hay que hacer un mix entre déficit, deuda neta, nivel de reservas y acceso al financiamiento. Si no, hace muchos años que ya no nos hubieran sacado las calificaciones”, afirmó.

“Estas son las cifras de un fracaso”. Guillermo Domenech

Más imprevistas fueron las críticas que hizo Cabildo Abierto. Durante la sesión, Guillermo Domenech dijo que cuando ganó el FA por primera vez “esperábamos un camino de rebeldía, independizándonos de los poderes plutocráticos; cuanto más plutocráticos, más tiránicos”. “Se nos habló de reforma agraria y asistimos a la mayor concentración de tierras de Uruguay, en manos de las multinacionales y fondos de inversión extranjeros. Vivimos de un gran cuento chino”, agregó. El senador sostuvo que “la economía se desbarranca y hay un 60% de analfabetos funcionales entre aquellos educandos de las clases menos favorecidas, dicen entre la propia izquierda, y un 30% en total. ¿Eso es el resultado de las inversiones en educación? Estas son las cifras de un fracaso”.