El Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (INISA) está en pleno proceso de construcción de su propuesta presupuestal para el próximo quinquenio, pero las conversaciones hasta ahora sólo parecen indicar “un gran recorte”, según informó la directora representante de la oposición, Andrea Venosa, a la diaria.

La propuesta del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es la reducción de 8% del presupuesto de 2019. A eso hay que sumarle la inflación del año pasado y de 2020, por lo que el ajuste termina siendo de 28%, subrayó Venosa. Además, el MEF pidió un ahorro de 20 millones extra para el quinquenio.

“Si se hace un estimativo de la inflación a 2024, al fin del período llegaríamos con una reducción de 40% del presupuesto del INISA, un recorte que es demasiado grande, si ni siquiera podemos prever la cantidad de población que puede aumentar por la ley de urgente consideración [LUC] y los lineamientos endurecidos del Ministerio del Interior”, dijo Venosa.

La directora por la oposición resaltó el cambio propuesto por la LUC: se aprobó un aumento de las penas máximas para los delitos cometidos por adolescentes, extendiéndolas a diez años. Esto implicaría, comentó Venosa, que no solamente estén más tiempo internados, sino que adolescentes convivan con adultos de hasta 27 o 28 años.

Por otra parte, a Venosa le preocupa los sectores en los que se propone ajustar el presupuesto. Según aclaró, “lo que se pretende recortar en el INISA es la alimentación, la seguridad y los productos de limpieza, los tres rubros más grandes. Para nosotros esto va a repercutir directamente en los chiquilines”.

En cuanto a la seguridad, Venosa aclaró que el cambio consiste en “negociar devolver los funcionarios del Ministerio del Interior y capacitar a funcionarios del INISA civiles”. 

“Eso no me parece una mala medida, porque estamos sacando funcionarios policiales que vienen con otra cabeza a trabajar con los chiquilines, y nos gusta mucho más que trabajen civiles”, apuntó. 

La directora por la oposición destacó que uno de los cambios más grandes se da en el rubro alimentación: “El ajuste impacta mucho en la calidad de la comida, por ejemplo, se bajaron algunos cortes de carne roja y se sustituye por bondiola, que tiene una carga lipídica muy grande y es nefasto para la salud de los chiquilines. Yo hablé con las nutricionistas del INISA que decían que se puede sustituir alguna cantidad, pero no todo, porque con eso estaríamos afectando la salud de los adolescentes”.

En cuanto a los productos de limpieza, Venosa indicó que se compran productos y no servicios, “porque son los propios chiquilines los que limpian su lugar; reducir esos productos significa también mucho más riesgo para los adolescentes, más en este marco de pandemia”, puntualizó. 

la diaria consultó a la presidenta del INISA, Rosana de Olivera, sobre la situación del instituto y la proyección presupuestal, pero la jerarca se negó a dar declaraciones. 

Organizaciones sociales

Una de las líneas que le interesa impulsar a Venosa en el INISA es el trabajo con las organizaciones sociales. “Queremos seguir trabajando en talleres, porque si bien los chiquilines tienen la educación formal, es bueno que ellos tengan también otras actividades en contrahorario de educación no formal, como talleres que puedan darse desde el INISA pero también desde las organizaciones sociales”.

La jerarca mencionó el caso del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), que tenía en la Colonia Berro trabajos con panadería y bloquería, como buenos ejemplos de trabajo conjunto. Sin embargo, detalló que la presidenta del INISA, Rosana de Olivera, había decidido rescindir el convenio con Serpaj, aunque ahora se revisó y no se puede suspender el vínculo hasta julio del año que viene, por lo que la organización volverá a trabajar con los adolescentes.