Muchos jóvenes, muchos cánticos contra la Policía y pocos tapabocas hubo en otra edición de la marcha para reclamar justicia por los homicidios del Hospital Filtro, ocurridos la noche del 24 de agosto de 1994, durante el gobierno de Luis Lacalle Herrera. Como todos los años, los manifestantes se reunieron en el Obelisco, y, como todos los años, allí estaba Norma Morroni, madre de Fernando Morroni, una de las personas que perdió la vida aquella noche. La otra fue Roberto Facal.
“Es recordar año a año todo lo que se vivió en ese momento. Pero este es un año medio atípico: tenemos un Lacalle en el gobierno, un jefe de Policía de Montevideo [Erode Ruiz] que estuvo al frente de la represión del Filtro, y nos quieren hacer callar, pero no es así”, dijo Norma Morroni a la prensa. Agregó que seguirá denunciando, como desde hace años, que el policía que mató a su hijo es Waldemar Rosas Ruiz, que “ahora está viviendo en Durazno”.
“Yo quiero por lo menos que diga que lo hizo y por qué. Nada más, porque a mi hijo no me lo van a devolver. Yo sigo año a año pidiendo eso: justicia. No quiero venganza, sino justicia, nada más que eso. Por eso este año marchamos otra vez del Obelisco al Filtro. Allí habrá algunas lecturas y después cada uno se retirará, como todos los años. No queremos molestar a nadie. Lo que queremos es cumplir con esta marcha que se hace año a año”, finalizó la señora.
Mientras la gente seguía llegando al Obelisco, unos jóvenes con guitarras y otros instrumentos se pusieron a cantar: “Negras tormentas agitan los aires, / nubes oscuras nos impiden ver. /Aunque nos esperen el dolor y la muerte, / contra el enemigo nos llama el deber”. Se trataba de “A las barricadas”, una de las canciones más populares del anarquismo de la época de la guerra civil española.
Entre los manifestantes estaba Irma Leites, de Plenaria Memoria y Justicia, y también integrantes de la Federación Anarquista Uruguaya, que repartían un largo panfleto en el que se subrayaba que por los hechos del Filtro “no hubo un solo procesado”. “Son señales que hablan a las claras de que la impunidad campea en este país, incluso en un hecho en que la verdad está a la vista de todos”, decía en el texto. Además, tampoco faltaban las críticas a Cabildo Abierto, al sostener que “el partido militar” avanza “metiendo el peso”.
La marcha, que ocupó cerca de dos cuadras, se fue haciendo camino por Bulevar Artigas, a paso lento, con varios jóvenes que en cada esquina cortaban el tránsito con sus bicicletas, lo cual provocaba la queja en forma de bocinazos de los autos que esperaban para cruzar. Algunos edificios ubicados en el trayecto de la marcha se encontraban vallados y con un par de policías, como el sanatorio Juan Pablo II, del Círculo Católico.
Un grupo de jóvenes que sostenían unos paraguas con luces tenían carteles con varias consignas que colgaban sobre sus pechos: “No podrán apagar nuestra memoria”, “Aquel día la Policía cerró las calles”, “¿Cuándo la Justicia encerrará a Lacalle?” y “Una ley hecha en el nombre del padre”. Otras consignas no estaban en carteles sino en cánticos. Uno que sonó varias veces rezaba: “En un bosque de la China / un milico se perdió,/ ojalá se pierdan todos, la yuta que los parió”.