Mientras sigue el receso parlamentario, los legisladores todavía se pueden hacer un rato para reflexionar sobre el agitado 2020. Es el caso de Raúl Lozano, senador de Cabildo Abierto (CA), que recibió a la diaria en su despacho para conversar sobre los proyectos de ley presentados por su partido. Confiesa que en este 2021 esperan tener “mejor suerte” y que los demás partidos de la coalición apoyen sus iniciativas.

¿Qué rescatás del primer año de la coalición en el Parlamento?

Fue un año distinto, trabajamos duro pese a la pandemia. Tratamos de ponerle pienso y trabajo a lo que entendemos que son los problemas de la gente, lo que nosotros interpretamos que eran necesidades que la gente tenía. Tal es así que logramos un trabajo bastante coordinado en la coalición, y en algunos aspectos también con la oposición, con el Frente Amplio [FA]. Hubo dos leyes muy importantes, la de urgente consideración [LUC] y la de Presupuesto, y en ambas logramos que algunas de nuestras propuestas fueran adoptadas, muchas de ellas incluso estaban en nuestro programa. Por ejemplo, en la LUC no estábamos de acuerdo con la desmonopolización de Ancap y lo logramos, así como también la inclusión del porte y tenencia de armas para retirados. Pese a la pandemia y a todos los problemas que tuvimos, fue un año positivo.

En la Cámara de Diputados el FA votó el proyecto de ley presentado por CA para limitar terrenos forestales. ¿Qué conclusión sacás de eso?

El proyecto lo hicimos nosotros y estaba en nuestro programa. En realidad, no pretende ser una limitación en el sentido de que no se puedan plantar más árboles. Hay una interpretación equivocada. Lo que decimos es que hay áreas específicas para explotación forestal, y otras áreas que son nuestras mejores tierras, que sirven para la producción de alimentos y hay que protegerlas, ya que tradicionalmente Uruguay fue exportador de alimentos. Capaz que es muy buen negocio para todo el mundo poder plantar árboles, pero dentro de unos años no sé qué podrá suceder; en cambio, el mundo siempre va a necesitar alimentos. Pero no es que estamos contra la forestación; de hecho, quedan casi 600.000 hectáreas más para plantar, y hay 1,1 millones plantadas. Si en estos 33 años que tiene la ley forestal [15.939] se plantaron 1,1 millones, va a llevar unos cuantos años más plantar 600.000. No es que a partir de mañana no se puede plantar más árboles. Es para proteger nuestras mejores tierras.

¿Se aprobará el proyecto en el Senado?

Pienso que va a salir. Nos consta que tampoco es verdad eso que dicen de que no hubo instancias para escuchar al ministro de Ganadería [Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte], porque se lo escuchó. Tampoco es verdad que el proyecto fue presentado a último momento, porque se presentó hace meses. Se invitó al ministro de Ganadería y también al de Ambiente [Adrián Peña], pero por razones de agenda no pudo concurrir. Posiblemente, cuando el proyecto llegue al Senado la comisión de Ganadería los escuchará, si es que falta escuchar a alguien más. Siempre es bueno tener las distintas visiones.

¿Qué proyectos, de los que presentó CA, te parece que sería importante que el Parlamento trate este año?

Nosotros presentamos una cantidad de proyectos en 2020. Lamentablemente, el único que tiene media sanción es este de la forestación. El primer proyecto fue aquel del impuesto covid, y después vino algo similar pero del Poder Ejecutivo.

¿Por qué no se aprobaron otros proyectos presentados por CA?

Es que si uno se pone a mirar, fueron pocos los proyectos que partieron de los partidos políticos que fueron aprobados el año pasado. Hay alguno con media sanción, como el de teletrabajo, pero los aprobados son pocos. Este año esperamos tener mejor suerte y que la coalición apoye nuestros proyectos.

El último proyecto de ley que presentaron los senadores de CA, a principios de diciembre, fue el de “reparación a las víctimas de actos cometidos por grupos armados de carácter ideológico”. ¿Lo hablaron con los demás integrantes de la coalición?

Nosotros recibimos una delegación de Toda la Verdad y sabemos que los distintos partidos también la recibieron. Entendemos que es una necesidad de gente que clama por una solución, que en realidad es la visibilidad. Lo que más nos importa es que haya una reparación moral y social. Es decir, por lo primero entendemos la construcción de un memorial ‒o varios, llegado el momento‒ que reconozca a todas estas personas, civiles, policías y militares que en su mayoría fueron asesinados en aquellos años, o algunos que murieron por razones fortuitas, como el señor [Carlos] Burgueño en la Toma de Pando. Dentro del proyecto se crea una comisión, con delegados del Poder Ejecutivo y de los ministerios de Educación y Cultura y de Economía y Finanzas, a los efectos de determinar quiénes son las personas que deben ser beneficiadas. Desde el punto de vista social, entendemos que durante todos estos años los programas educativos han contado la verdad a medias. Entonces, parece que todas estas víctimas son invisibles, no existieron y todo fue culpa de la dictadura, pero en realidad todas estas víctimas de las que hablamos son desde el 1o de enero de 1962, 11 años antes de la dictadura.

El período que marca el proyecto va desde ese fecha hasta el 31 de diciembre de 1976. ¿Por qué hasta ese día y año, cuando ya iban más de tres años de la dictadura?

Porque hubo algunos muertos más en esos años. Recuerdo, por ejemplo, al capitán [Roberto] Botti. Hay varios que murieron en esos primeros tres años de dictadura.

¿Cuando el proyecto habla de “grupos armados de carácter ideológico” se refiere sólo a los tupamaros?

Hubo otros, como FARO [Fuerzas Armadas Revolucionarias Orientales], OPR-33, que después se convirtió en el PVP [Partido por la Victoria del Pueblo] y algunos grupos anarquistas. Recuérdese, por ejemplo, a [Sergio] Molaguero, que lo tuvieron metido adentro de un pozo y cuando lo pudieron sacar era piel y hueso. Sin duda que los derechos humanos de todas esas personas fueron afectados.

¿Te adherís a la “teoría de los dos demonios”?

No, no soy afecto a esa teoría, para nada. Creo que si se quiere saber la verdad, hay muchos otros implicados en todo lo que pasó en este país, hay muchos demonios más.

¿Quiénes?

Para empezar, en la responsabilidad de lo que pasó en este país están los partidos políticos, la CNT [Convención Nacional de Trabajadores] de aquellos tiempos y el Partido Comunista, que apoyó el golpe de Estado.

Pero el que disolvió las cámaras fue un presidente colorado.

Sí, pero el 9 de febrero de 1973 El Popular sacó “Pueblo y Fuerzas Armadas unidos”. Era el vocero oficial.

Pero la dictadura persiguió, torturó y desapareció a militantes del Partido Comunista, o sea que no la apoyaron. ¿No?

Sí, esos son datos de la realidad, pero en su momento hubo un error de apreciación: el 9 de febrero lo vieron como un golpe de Estado que en aquel tiempo se decía “peruanista”, pero en realidad no lo fue. Yo responsabilizo a los partidos políticos porque ese 9 de febrero, cuando el presidente [Juan María Bordaberry], electo democráticamente, pidió el apoyo de los partidos políticos y llamó al pueblo a ir a la plaza Independencia fueron 100 personas. Esa es la realidad. Después se cuenta otra cosa.

Pero eso no es excusa para disolver las cámaras cuatro meses después.

No, por supuesto, pero el verdadero golpe de Estado fue el 9 de febrero, porque los militares se acuartelaron y desconocieron al poder político. Después vino la disolución de las cámaras, que fue otra cosa.

La frutilla de la torta.

Sí, tal cual, pero la torta ya estaba.

¿Este proyecto lo comentaron con los demás integrantes de la coalición?

Lo conversamos informalmente con varios legisladores de la coalición, pero no lo hicimos orgánicamente. Lo vieron bien. Tenemos que ver si lo apoyan.

El líder de tu partido, el senador Guido Manini Ríos, dijo que habría que volver a discutir la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo [18.987]. ¿Qué opinás?

En realidad, ese tema no lo tenemos en nuestra agenda. Limitar o sacar esos derechos adquiridos no está en nuestra agenda.

Uno de los proyectos más debatidos dentro de la coalición es el de la nueva ley de medios, presentado por el Poder Ejecutivo. Por ejemplo, se discuten el límite de licencias de radio y televisión abierta que puede tener una misma persona física o jurídica.

Pienso que para la democracia de los países es bueno que no haya acumulación, que todos los medios se concentren en determinadas personas o capitales y que a raíz de eso prácticamente toda la prensa sea manejada por equis personas. Creo en la libertad y en la diversidad para que haya una buena oportunidad de informar a la gente con distintos ángulos.

El ministro de Defensa, Javier García, argumentando el “proceso de modernización” de las Fuerzas Armadas, ha dicho que Uruguay está al “borde de la indefensión”. Como militar retirado, ¿qué opinás?

A mí no se me pasa por la cabeza una situación bélica, pero es importante para cualquier país del mundo tener Fuerzas Armadas en un sentido de disuasión, que lo comparo con tu propia casa. Si tu casa tiene una buena puerta, con una buena cerradura o una buena reja, el que te quiere entrar a robar lo piensa. En cambio, si dejás la puerta abierta o no tenés cerradura, es más fácil. Los comandantes militares, cualquiera sea la fuerza a la que se tengan que oponer, llegando a un extremo bélico ‒para mí es impensable‒, siempre tienen que estudiar y ver ante qué se encuentran. Ahora, si no hay nada, es avanzar e ir, nomás.

En marzo de 2020 el diputado colorado Ope Pasquet presentó un proyecto de ley para legalizar la eutanasia. ¿Tenés posición sobre eso?

Estamos de acuerdo con parte del objetivo que manifiesta Pasquet, que la gente que se encuentra en una etapa terminal no puede sufrir. Eso es una cosa. La otra es, prácticamente, matarlos. Entendemos que se pueden dar situaciones muy complejas. El estudio de lo que ha pasado en otros países muestra que después de que se habilita una ley como la de la eutanasia se puede prestar a situaciones realmente impensables, desde los herederos que están allí... Ojalá todos fueran buenos como pensaba Rousseau. En realidad, él decía que nacen buenos y después es la sociedad que los hace malos. Entonces, se puede dar esa circunstancia. Para cualquier sociedad médica, y sin dudar de nadie ni nada, entre tener a una persona internada algunos meses, o el tiempo que le lleve pasar a la otra vida, y que lo haga prontamente, es mucho más económico lo último. Entonces, se pueden dar esas situaciones que no son deseables. Por eso no estamos con la eutanasia, y no queremos ir contra el aborto, pero en lo personal tengo una coincidencia con Tabaré Vázquez.

O sea que no estás a favor del aborto.

Yo digo que la persona ‒así como lo dice la Corte Interamericana de Derechos Humanos‒ es una persona desde el momento de la concepción. Entonces, en el aborto, por más que no guste y sea feo decirlo, se está matando a una persona.