En abril de este año, el Sindicato Único de Trabajadores de Instituciones Gremiales y Afines (Sutiga) y organizaciones sociales y cooperativas que gestionan los Servicios de Orientación, Consulta y Articulación Territorial (Socat) denunciaron el desmantelamiento e inminente cierre del programa tal como estaba funcionando, a raíz de anuncios realizados por las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) en reuniones que mantuvieron en aquel mes.

El cierre del programa finalmente se materializará el 28 de octubre, por eso este jueves en el Centro Cultural Malvín Norte, en Hipólito Yrigoyen e Iguá, hubo una convocatoria de vecinos y trabajadores del Socat por distintas reivindicaciones. La manifestación contó con una batucada y esporádicos cortes de tránsito con una pancarta que rezaba: “No al cierre del Socat y de los derechos de la gente. ¿Quién se hace cargo?”.

Camilo Zino, vocero del Socat, dijo a la diaria que la manifestación del jueves fue resultado de un proceso que vienen haciendo entre vecinos y trabajadores del Socat desde que se enteraron del cierre del programa. “Reclamamos ante el cierre de un servicio que tiene más de 15 años, es antecedente del Mides y tiene tres componentes: la atención ciudadana, la articulación territorial y la participación social”, indicó.

Detalló que los vecinos van a la oficina y plantean los problemas que están atravesando y “se escucha activamente y se elabora la demanda”. Agregó que a veces una persona va por una asignación familiar, pero luego de escucharla se llega a que hay otro tipo de problemas por detrás, “como una situación de violencia de género, por ejemplo”, entonces, “se trata de conectar con los servicios que den respuesta a eso”. “Son muy heterogéneas las problemáticas que plantea la gente, pero sobre todo tienen que ver con vivienda, alimentación, trabajo, documentación y acceso a prestaciones”.

Zino también destacó la promoción de la participación a través de la mesa de coordinación zonal, que son dispositivos que funcionan en todos los territorios donde existe el Socat. Allí trabajadores y técnicos de distintas instituciones se vinculan con vecinos, “se identifican cuáles son las problemáticas del barrio, se genera una planificación anual de actividades y se hacen actividades de carácter comunitario”.

“Son espacios que se han venido construyendo a lo largo del tiempo, y son muy importantes, porque permiten generar una problematización de las cuestiones que afectan al barrio y también desarrollar estrategias colectivas. Con el cierre de este programa el Estado va a dejar de recibir cuáles son las demandas que tiene la población, de manera individual pero también colectiva”, sostuvo.

Además, subrayó que los trabajadores del Socat están perdiendo fuentes de trabajo y también horas de trabajo, ya que en los términos de referencia de 2019, que siguen vigentes, había 69 convenios entre organizaciones de la sociedad civil y el Mides para gestionar el Socat. Esto equivale a cerca de 210 puestos de trabajo, y lo que lo sustituirá, en atención ciudadana, será con “100 trabajadores contratados de manera unipersonal, lo que implica una precarización del trabajo”.

Por último, Zino dijo que hace un mes entregaron una carta a jerarcas del Mides, con 1.200 firmas juntadas por vecinos y trabajadores, solicitando la revisión de esta definición, pero no tuvieron “ninguna respuesta”. “El diálogo ha sido bastante difícil; esperamos movilizarnos prontamente frente al Mides, a ver si de esa manera logramos recibir algún tipo de respuesta”, finalizó.

En tanto, Virginia, vecina del barrio, contó que es importante que no cierre el Socat porque llegan hasta allí para hacer diversos trámites, como la cédula de identidad, partidas de nacimiento, y la gente adulta tramita la pensión o la canasta del Mides, etcétera. “Aparte, nos ayudan con el tema de los boletos, por si tenemos que ir al Centro a hacer un trámite, y al cerrar el Socat, todo eso se pierde”, señaló. Agregó que desde el Mides tampoco le han dado información suficiente como para saber hacia dónde se tienen que dirigir cuando se cierre el programa.

En tanto, Julio, otro vecino del barrio, subrayó que la oficina del Socat “es un lugar de referencia de cercanía”, porque “la gente se encuentra con las mismas personas y trae su problemática”. “Los trabajadores de la oficina son gente que luego se aquerencia en el barrio y comparte con nosotros un montón de actividades de articulación, de esas que no salen en la prensa pero son importantes en la interna, para el día a día del barrio. Hay un montón de ollas populares acá que luego se articulan, y contamos con un lugar donde reunirnos. Eso no tiene que ver con lo institucional sino con lo humano, con el relacionamiento directo en el barrio, y el aporte de los trabajadores del Socat, que conocen la situación del barrio”, finalizó.