Un nuevo Informe sobre conflictividad laboral que elabora la Universidad Católica del Uruguay (UCU) reveló que el nivel de conflictividad en el transcurso de 2021 fue normal en comparación con otros años, aunque la cantidad de paros generales fue un “número relativamente bajo”. En la misma línea, el estudio señala que “este año hay una ‘sensación’ de altísima conflictividad que no condice con las cifras registradas en las estadísticas”.
“En 2021 la conflictividad laboral aumentó 20,6% respecto al año pasado (promedio enero-noviembre 2021 respecto a enero-diciembre 2020). Era algo previsible luego de las bajas cifras registradas en 2020 cuando Uruguay atravesó el peor momento de contagios y fallecimientos por covid-19”, indica el informe. El estudio agrega que “la situación adversa cambió recién en el segundo semestre de este año”, cuando “la vacunación aumentó en forma acelerada” y “se fueron retomando actividades que estaban suspendidas”. En este sentido, “volver a la presencialidad en casi todas las actividades, sumado a que se comenzaron a notar mejoras en la economía en general y en el mercado de trabajo en particular, y a que en el segundo semestre del año comenzó la novena ronda de negociación salarial luego de una caída del salario real, provocó un aumento de la conflictividad laboral”. Pero “si bien el aumento fue significativo”, se apunta en el texto, el promedio de 2021 se sitúa “en niveles medios o medio bajo si se analiza lo ocurrido desde 2000 en adelante”.
En resumen, “entre el 1º de enero y el 30 de noviembre de 2021 se registraron 79 conflictos con interrupción de actividades que involucraron a 782.870 trabajadores y por los que se perdieron 749.645 jornadas laborables”, y además “se registraron dos paros generales”. Sobre este último punto en particular, “en comparación con otros años este es un número relativamente bajo”. “La conflictividad global” medida por la UCU “creció en 2021”, pero “en una mirada de más largo plazo” se ubica “en un nivel intermedio, incluso bajo en comparación con los segundos años de cada gobierno”. No obstante, en el informe se advierte que para el índice elaborado “no se incluyen las cifras de diciembre, donde ya se produjeron varios paros y se anuncian más”.
Los números de conflictividad laboral fueron resaltados en varias oportunidades por el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres. Por ejemplo, en una entrevista con la diaria en noviembre dijo que no hay una “explosión de la conflictividad” y pidió “dejar de lado teorías conspirativas” a la hora de analizar el escenario, que es “parecido al de otros años prepandemia”. En otro diálogo con la diaria, ya en el último mes del año, en una semana en la que se desataron varios conflictos con paros como en Ancap y el puerto, dijo que se vivía “una ola de conflictividad”, pero, a su parecer, no es correcto suponer que “esto está concertado, que está organizado de manera tal que aparezca una y otra”. “Yo creo que ese es un error. Si bien reconozco que hay una motivación de distancia y de confrontación con el gobierno, que es real, independientemente de eso hay razones que explican cada uno de los conflictos”, sostuvo.
Por su parte, en una entrevista reciente con la diaria, el presidente del PIT CNT, Marcelo Abdala, dijo que “no hay tantos conflictos” y que “ha habido períodos de mucha más movilización y lucha”. “En un momento en que se procesó una rebaja salarial de por lo menos 4,33% desde el 1° de julio de 2020 al 30 de junio de 2021, en que hubo una masividad de Consejos de Salarios –que siempre son momentos de negociación, pero también de movilización–, [...] ¿alguien podría pensar en Uruguay que la respuesta del movimiento obrero no sea la acción sindical, la movilización? Pero, sin embargo, en realidad nosotros no estamos en un período de confrontación absoluta”, agregó.
Uno de los senadores oficialistas más críticos con algunas medidas sindicales fue el nacionalista Sebastián da Silva. En diálogo con la diaria, el legislador dijo que “la pandemia congeló muchas situaciones que salieron todas juntas y en paralelo también estaba la ronda de negociación del Consejo de Salarios”, lo que puede explicar el aumento de la conflictividad este año.
“Nosotros fuimos muy críticos con algunos paros que rompieron algunas reglas: los paros sorpresivos en el puerto o en la industria frigorífica, y el absurdo de la refinería. Hay otros conflictos, sobre todo los presupuestales, que son habituales, que uno los toma como algo cotidiano”, apuntó. Para reafirmar su posición, dijo que “el paro en el puerto fue histórico y en la industria frigorífica no tiene antecedentes, y la refinería no se apagaba desde la dictadura”. Además, Da Silva consideró que “el PIT-CNT se transformó en el protagonista político de la oposición”.