El Frente Amplio (FA) comenzará 2022 con dos movimientos paralelos: la transición entre la actual coordinación y la nueva presidencia liderada por Fernando Pereira, que asumirá formalmente el 5 de febrero, y la campaña hacia el referéndum por 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC) el 27 de marzo. En la fuerza política prima la “confianza” en el camino que iniciará el expresidente del PIT CNT, y también hay expectativa de ganar la consulta popular.
En diálogo con la diaria, Pereira manifestó que el FA “tiene muchos” desafíos para el año que viene, pero uno de los principales es, “con modestia, colocarse junto con las organizaciones sociales convocantes al referéndum para construir una nueva mayoría” que logre vencer al bloque defensor de la LUC, formado por la coalición de gobierno. “Para ello el FA y las organizaciones sociales tenemos que hablar con miles y miles de uruguayos, no dejar un hogar sin golpear, sin dar un argumento, sin dar un volante, y construir una campaña de comunicación que sea clara”, señaló.
El otro gran desafío del partido es “tener una política territorial” para conversar “con todos los vecinos del país”, lo que incluye “intercambiar con hombres y mujeres de la ciencia, de la academia, de la intelectualidad, del cooperativismo, de la cultura, del movimiento obrero, los productores agropecuarios pequeños y medianos y los empresarios”, con el objetivo de construir las “bases de conocimientos” para la elaboración de un nuevo programa de gobierno, indicó el nuevo presidente de la fuerza política.
Para ello, Pereira quiere empezar una “recorrida pueblo a pueblo”. “No hay ninguna localidad donde el FA no tenga que estar varias veces”, dijo, y agregó que para ello cuenta con actuales y exintendentes, alcaldes, ediles, parlamentarios y dirigentes departamentales. Concretamente, planteó “visitar de ocho a diez veces cada lugar del interior” para el armado de la nueva plataforma programática. “Es un desafío importante pero es posible”, y “la presidencia se va a colocar al frente de ese pueblo a pueblo”, apuntó.
En este sentido, Pereira dijo que planteará que la Mesa Política se reúna los primeros días de la semana y los dirigentes dediquen el resto del tiempo a hacer “política en la calle”, que es donde el FA “recobra su energía”, y esto incluye “salir al interior” para lograr “el entendimiento necesario”.
Mientras que en diálogo con la diaria, el secretario general del Partido Comunista, Juan Castillo, dijo que actualmente se atraviesa un “escenario muy complejo” porque “la derecha está gobernando con todo lo que tiene, intentando desmontar los avances” que habían logrado las administraciones frenteamplistas. Por eso, subrayó, es necesario que la fuerza política deje de ser “contemplativa”, es decir, es preciso “dejar de tener un papel secundario para estar en el centro de la disputa”. En definitiva, Castillo pidió que el FA “no solamente se contente con ser de izquierda y oposición”, sino que debe “construir un proyecto político alternativo” para la conquista de un nuevo gobierno.
El contacto y los puentes con la sociedad
Por su parte, la senadora Liliam Kechichian, dirigente de la Convocatoria Seregnista Progresistas y quien será la nueva coordinadora de la bancada frenteamplista, dijo a la diaria que la recorrida constante por el interior que propone Pereira es “un desafío enorme porque una de las carencias que indudablemente” tuvo el FA es que “hubo una pérdida de contacto con una parte de la sociedad” que finalmente “dañó” a la fuerza política. Además, destacó que ese diálogo se retoma “con tiempo”, es decir, “fuera de los períodos electorales”.
Además, Kechichian planteó que el FA “está desafiado a la elaboración de un nuevo programa”, porque, si bien “los 15 años de gobierno transformaron al Uruguay”, ahora hay “temas nuevos”, como los “ambientales”, los “de sustentabilidad”, los del “modelo de desarrollo” y “la diversificación productiva”.
En tanto, en diálogo con la diaria, el senador del Movimiento de Participación Popular Alejandro Sánchez coincidió en que “el FA tiene que empezar a reordenar su trabajo”, lo que implica “organizar el tendido de puentes con un conjunto de la sociedad”. “Partimos de un diagnóstico de que el FA quizás estaba un poco alejado de algunos movimientos sociales y era necesario construir un FA más amplio”, apuntó.
También manifestó que el principal desafío de cara al referéndum del 27 de marzo es convencer de la derogación a quienes no son frenteamplistas. “Es una convocatoria de los de abajo en contra de los intereses de los poderosos”, resumió. No obstante, afirmó que de no lograrse la derogación “se habrá perdido una oportunidad más de evitar que se someta a muchos uruguayos a normas que les quitan derechos, pero no es el fin del mundo”. “Habrá que seguir luchando de otras maneras. No se termina el mundo el 27 de marzo, no es la batalla final”, dijo, y arriesgó que sería “mucho más grave para el gobierno perder el referéndum que para el FA”.
Kechichian también adhirió a la idea de que “ni para un lado ni para el otro” sería “algo dramático” perder el referéndum, y recordó que “en el plebiscito de 1992, el de las empresas públicas, el gobierno de [Luis] Lacalle Herrera tuvo una derrota aplastante” y, sin embargo, “en la elección inmediata”, de 1994, el Partido Nacional “apenas perdió” con el Partido Colorado.
El mismo ejemplo tomó Pereira para indicar que “puede haber cambios drásticos entre un referéndum y la elección subsiguiente”. Entonces, dijo el presidente electo del FA, “es bueno separar este referéndum de lo que es la contienda entre partidos, porque no tiene nada que ver”. “Hasta el 27 de marzo sólo tengo una hipótesis, que es construir la mayoría para derogar 135 artículos”, sentenció.
Visiones desde los sindicatos: “Hay una alianza coyuntural”
El dirigente sindical de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) y vicepresidente del PIT CNT, José Lorenzo López, dijo a la diaria que con el FA “hay una alianza coyuntural en busca de un objetivo específico que es derogar los 135 artículos”. Pero luego de la instancia electoral, indicó, “no debe existir un bloque social y político” en conjunto. “El último congreso del PIT-CNT establece en ese sentido que hay que construir nuevas mayorías, y dentro de las nuevas mayorías hay un arco de alianza donde probablemente el FA tenga las posibilidades de estar, pero nosotros no somos partidarios de tener una alianza específica y pertenecer a un mismo bloque social y político con el FA”, aclaró.
En tanto, Gerardo Rodríguez, presidente de la Federación Ancap, dijo a la diaria que con el FA “no hay una alianza natural”, sino que la actual “es en función de anular los 135 artículos de la LUC”. Asimismo, manifestó que su sindicato tuvo “un relacionamiento bastante complejo con el FA cuando estaba en el gobierno”, y consideró que la comisión prorreferéndum podría ser “como una semilla” para mejorar el vínculo del partido con las organizaciones sociales.
El vínculo después del referéndum
Para recolectar las firmas y luego para convencer de la derogación sobre 135 artículos de la LUC, el FA estrechó su vínculo con sindicatos y organizaciones sociales. Consultada acerca de si esta alianza podría continuar más allá del referéndum, Kechichian dijo que “es difícil de prever”, a pesar de que el FA “históricamente tuvo enormes coincidencias” con esas organizaciones. En su opinión, “el programa de gobierno va a contener el producto de ese diálogo con la sociedad”, que incluye el intercambio con otros actores, como, por ejemplo, “las pequeñas y medianas empresas”.
Sánchez, por su parte, también coincidió en que, “sin lugar a dudas”, hay posibilidades de que organizaciones sociales y sindicatos influyan en el programa de gobierno, “pero el FA va a construir” también junto con los empresarios rurales, con la industria nacional, con los desarrolladores de tecnología”, dijo para aclarar que el intercambio “no se circunscribe sólo a las organizaciones que hoy están en el referéndum”.
A su turno, Castillo dijo que “es deseable” que se mantenga la alianza con las organizaciones que integran la comisión prorreferéndum, pero “hay roles distintos”. Igualmente, dijo no tener dudas acerca de que el FA escuchó “con mucha atención” las críticas sobre “la lejanía” que la fuerza política tuvo con esas organizaciones durante sus gobiernos. “Esto no puede volver a ocurrir”, sentenció.
Pereira, en cambio, dijo que “las conversaciones hay que tenerlas siempre, lo que no significa [que existan] alianzas concretas”. “Vincularnos bien con el movimiento sindical, con el cooperativismo, con el feminismo, con las organizaciones medioambientales es una herramienta fundamental. También claramente hay que tener vínculos con otras organizaciones de carácter productivo, de carácter empresarial; estas son absolutamente imprescindibles, igual que con los jubilados organizados”, agregó.