La relación entre las autoridades de Ancap y la Federación Ancap (Fancap) culmina el 2021 tras un pico de conflicto hace pocos días, cuando el sindicato decidió, en el marco de un paro de 24 horas, no ocupar parte de los puestos de guardia en la refinería de La Teja, obligando a detener la actividad en la planta. La medida respondió al reclamo por el futuro del área de pórtland de Ancap, y tuvo como antecedente la denuncia del convenio colectivo por parte del directorio, que establecía la obligación de guardias gremiales.

Luego de esto ocurrieron varias reuniones en los últimos días, oficiales con la medicación del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) e informales, pero según el sindicato no hubo avances. La pretensión es lograr un acuerdo sobre las guardias gremiales y otros asuntos de cara a la negociación del nuevo convenio, que se prevé que llevará varios meses, por lo que se busca estipular ciertas cuestiones para evitar inconvenientes en la dinámica de la empresa. Sin embargo, según dijeron fuentes a la diaria, las reuniones fueron tensas y con duros intercambios entre las partes.

Pese a esto, el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, dijo a la diaria que “lo tenso” en la relación con el sindicato “puede estar dado por posiciones diferentes, en algún caso antagónicas, pero eso no se traslada a lo personal ni a la relación operativa y funcional” en Ancap. “Con los temas más álgidos de los últimos meses, como la reubicación del personal de comedor y el Malva H [un barco alquilado para mover combustible con el que Ancap cortó el contrato en agosto] no hubo problemas, la gente está siendo reubicada. Además, hemos avanzando en otro tema importante como la ampliación del horario de despacho en la planta de La Tablada”, expresó el jerarca.

Otra es la visión de Gerardo Rodríguez, presidente de Fancap, quien interpreta que hay “provocaciones” por parte de autoridades de la empresa y el gobierno tanto en las declaraciones públicas como en acciones concretas.

Fancap considera que “hay un tema central que ellos quieren naturalizar y no es así: si no hay convenio no tenés por qué tener guardia gremial, porque la refinería es muy importante pero no un servicio esencial como el abastecimiento de combustible”. Además, el sindicato cuestiona la gravedad que se planteó desde el gobierno acerca del problema que ocurrió al retomar las actividades en la refinería en la unidad de cracking catalítico. “La refinería arrancó sin problemas” y “no se rompió nada” tras el paro, aclaró Rodríguez, y la afectación fue en “una válvula”.

El miércoles el presidente Luis Lacalle Pou mencionó entre los conflictos que “no entiende” el que ocurre en Ancap, mientras que el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, manifestó que al frenar la producción a tope de la refinería por unos diez días –producto de que el proceso de reactivación demora– se debió importar combustibles refinados “de apuro” y a “precios premium” por encima de lo habitual.

El conflicto por el convenio colectivo

Para Fancap mientras no haya un nuevo acuerdo debe regir el convenio anterior, “pero Ancap no lo acepta y no encontramos un punto intermedio”, pese a la intervención del Ministerio de Trabajo. “La problemática ahora está centrada en cómo transitar este vacío normativo, que se generó al denunciarse el convenio colectivo de forma unilateral por Ancap”, complementó Rodríguez. A su vez, opinó que “hay provocaciones de algunos actores políticos que nos hacen dudar si quieren acordar o pudrirla”.

Con respecto al convenio colectivo, Stipanicic explicó que el marco vigente desde el 2000 contenía “un mecanismo entre las partes para la resolución de conflictos”, que a la vez establecía que cada parte podía denunciar el convenio en caso de incumplimientos de la otra. Eso hizo Ancap; “si pruebo que la otra parte incumplió tengo derecho a denunciar el convenio, y si en 15 días no se demuestra que no hubo incumplimiento, el convenio cae, lo que finalmente ocurrió”, dijo el jerarca.

Ahora el directorio procura un nuevo convenio que retome las ideas del acuerdo de hace dos décadas y que entienden que se fue desvirtuando con el tiempo, por ejemplo en materia de horas sindicales. Stipanicic recordó un “sistema de pago por productividad que fue ejemplar” en el sector público, y subrayó que el objetivo es “aggiornar” el convenio. La empresa pretende sumar “incentivos” para una “flexibilización, polivalencia e incremento de la productividad” de los funcionarios.

Rodríguez indicó que la flexibilidad que busca el directorio podría tener relación con el futuro del negocio del pórtland, área deficitaria de Ancap para la que se comenzó el proceso de buscar una asociación con un privado. Con ese paso unos 300 trabajadores quedarían en riesgo. “No vamos a legitimar un convenio colectivo que nos pase por arriba y precarice el trabajo. Vamos a luchar y no firmar algo que legitime esa aplanadora”, declaró.

Además, el dirigente señaló que la estrategia del gobierno consiste en “sitiar” al sindicato: “Se cerró el emprendimiento productivo de ALUR en Belén [plantaciones en la localidad de Salto]; está en riesgo la planta Capurro de biodiesel [la Rendición de Cuentas habilitó dejar de mezclar este biocombustible con gasoil]; se sacó el sello Ancap de los aeropuertos de Carrasco y Laguna del Sauce, entregando el negocio a privados; se entregó el buque Malva H, que era importante para la distribución primaria; y ahora viene el proceso de privatización del pórtland. Estamos sitiados y en pie de lucha”. Pese a este contexto, destacó que “por madurez” y al ver que “no es momento de tensar la piola”, Fancap no tiene previsto tomar nuevas medidas ni hacer paros en las próximas semanas.

Consultado Stipanicic sobre si prevé una escalada del enfrentamiento con Fancap de cara al referéndum por la ley de urgente consideración (LUC) en marzo, expresó que la empresa “no es ajena a lo que pasa en la realidad nacional” y “somos tapa de diario por cualquier incidente”; dijo que lo que ocurra en Ancap “seguramente sea utilizado”, pero “desde el directorio tomamos distancia de esas cosas, mantenemos la línea y por nosotros hablan los hechos y resultados”.

Avanza acuerdo en La Tablada

Desde hace meses Ancap procura la atención en la planta de La Tablada, de la que depende el abastecimiento vía fletes de las estaciones de servicio, que hoy cuenta con un turno de seis a 15 horas que se complementa con horas extras. “Para el personal ese régimen de horas extras no es sano. Queremos extender el horario de seis a 22 horas con otro turno, un larguísimo anhelo de distribuidores y estacioneros”, explicó Stipanicic. Planteó que habría un “impacto importante” a nivel de fletes de acordar este nuevo turno con el sindicato: “Se pagan 20 millones de fletes, podrían ahorrarse unos dos millones de dólares”.

“En temas como, este que son valiosos para la administración, vemos avances y que se construye un camino”, expresó el presidente de Ancap.

Rodríguez confirmó que hay avances de cara a acordar un nuevo turno en la planta y destacó que “al haber otros interlocutores”, como la gerencia de logística de Ancap, el diálogo es “con corrección; nadie te provoca”.