Mientras el gobierno y sus ministros están cerca de cumplir un año en el cargo, el canciller Francisco Bustillo lleva siete meses y se estrenará el miércoles en el Parlamento, al concurrir a la Comisión de Asuntos Internacionales de Diputados –convocado por el Frente Amplio (FA)– en momentos en que surgen voces críticas sobre su gestión desde la oposición y dudas sobre el rumbo de la política exterior. Además, los cambios que impulsó sobre la agencia de inversiones Uruguay XXI generan cuestionamientos desde diversos ámbitos.

Bustillo reemplazó al frente de la Cancillería al colorado Ernesto Talvi, líder del sector Ciudadanos, quien decidió alejarse de la política. Llegó sin un respaldo partidario –es funcionario de carrera del Ministerio de Relaciones Exteriores–, más allá de su vínculo afectivo con el Partido Nacional (PN), pero con la confianza personal del presidente Luis Lacalle Pou, por ser amigo de la familia e integrar su círculo íntimo. En 231 días gestionó las reuniones del mandatario con los tres socios del Mercosur –Bustillo se definió “amigo” de Alberto Fernández, presidente argentino– y salió del país para visitas oficiales a Estados Unidos, Alemania y Rusia.

Al desplegar esa red de contactos internacionales contrastó con su antecesor, aunque también se diferenció en el enfoque dado a la Cancillería en temas de política exterior. Atrás quedaron los cortocircuitos que había entre Talvi y Lacalle Pou, por ejemplo cuando el colorado mostró una postura dialoguista sobre Venezuela que no avaló el mandatario. Bustillo se mantuvo alineado con la Torre Ejecutiva y efectuó, según el diputado del FA y presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales, Daniel Caggiani, “una diplomacia presidencial”.

La oposición cuestionó el alineamiento de la Cancillería con la pasada administración estadounidense de Donald Trump, por ejemplo votando en setiembre al candidato que impulsaba para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) –decisión criticada por Talvi y por el expresidente colorado Julio María Sanguinetti–. Con la derrota electoral de Trump y la asunción de Joe Biden “quedó en offside” el gobierno, evaluó el frenteamplista Sebastián Hagopian, integrante de la comisión interna de Asuntos Internacionales, consignó La República.

“No vemos una orientación clara” en la política exterior, “hay una falta de perspectiva”, señaló Caggiani en M24. Sostuvo que eso cobra relevancia ante un “escenario muy complejo” en materia comercial por la covid-19 y la baja de 12,5% que sufrieron las exportaciones el año pasado. La inserción internacional “es una de las principales políticas para tener una agenda de recuperación poscovid”, manifestó.

Aunque se distanció de las críticas y defiende “la capacidad profesional” de Bustillo, el vicepresidente de la Comisión de Asuntos Internacionales, Daniel Peña –diputado del Partido de la Gente, socio de la coalición de gobierno–, comparte la necesidad de que se explique el rumbo de la política exterior ante el Parlamento. “Esperábamos el año pasado la presencia del canciller. Fue un año especial pero tuvimos poco relacionamiento, lo que esperamos a partir de esta visita mejorar. Bustillo es un hombre de la Cancillería y no es un improvisado, desempeñó cargos de importancia por 20 años. Es difícil analizar [su gestión] el año pasado, queremos conocer las líneas de la política exterior”, dijo a la diaria.

El Partido Colorado (PC), socio mayoritario del PN en la coalición, cuestionó en setiembre a la Cancillería porque Uruguay acompañó una declaración de condena a Israel en el Consejo de Naciones Unidas, que Bustillo luego calificó como “un error circunstancial”. En los últimos días, al presentar al gobierno un documento con medidas para la reactivación económica, los colorados pidieron avanzar en “acuerdos comerciales con países fuera de la región” y procurar mejores condiciones “para el desarrollo exportador del sector servicios”.

Críticas a los cambios en Uruguay XXI

“Notoriamente la Cancillería es uno de los puntos más flojos de este gobierno”, escribió en Twitter el economista Javier de Haedo, que asesoró en la última campaña al Partido de la Gente y formó parte del gobierno del PN de Luis Alberto Lacalle. El mensaje aludía a “la situación en la que han puesto a Uruguay XXI”, a raíz de un artículo del semanario Búsqueda. El empresario industrial y expresidente de la gremial del sector Washington Corallo apoyó lo dicho por De Haedo y señaló: “Uruguay XXI debería ser la principal organización de promoción de productos y servicios de Uruguay en el mundo, en estrecho trabajo con la Cancillería y las cámaras empresariales”.

Luego de que Talvi designara a un hombre de su confianza para liderarla, como Jaime Miller, y apostara a potenciar su rol, Bustillo estableció dentro de la ley de presupuesto cambios organizativos limitando algunas funciones e incrementando la dependencia de la Cancillería. En setiembre la diaria dio cuenta de los inconvenientes generados por esta decisión y las críticas surgidas desde la oposición y el sindicato de trabajadores de Uruguay XXI. El jueves Búsqueda consignó que el plan de Miller está en “punto muerto” tras una reunión poco satisfactoria que mantuvo con Bustillo y la ministra de Economía, Azucena Arbeleche.

También en respuesta a De Haedo, el exsubsecretario de Economía del último gobierno del FA, Pablo Ferreri, apuntó que se trata de “otra muestra de la falta de rumbo” de la gestión del canciller: “Uruguay XXI era una excelente herramienta para la internacionalización comercial. Nombrar a Miller fue una buena noticia para continuar en esa línea. Un año después el retroceso es brutal, nada se avanzó”.

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