2020 fue para el Frente Amplio (FA) el reencuentro con el viejo y conocido papel de la oposición, que interpretó durante más de 30 años, hasta que llegó al gobierno nacional en 2005. Sin embargo, ser oposición después de haber sido gobierno es muy distinto, y en eso coinciden referentes frenteamplistas de todos los sectores. Pandemia mediante, esta nueva etapa se vio doblemente dificultada, y hay quienes consideran que es momento de que el FA adopte una postura diferente a la que eligió hasta ahora, la de “oposición responsable”, para pasar a una estrategia más confrontativa.

“Este primer año nos costó a quienes trabajamos dentro de la institucionalidad, pero también a los compañeros militantes, quitarnos ese chip de que ya no éramos gobierno”, reconoce Sandra Lazo, vicepresidenta del FA y senadora del Movimiento de Participación Popular (MPP), que en general hace un buen balance de la gestión realizada en esta etapa que comenzó un año atrás. Lazo recuerda que luego de asumir la derrota, cuando llegó el momento de plantear la estrategia a seguir en este período, “lo primero que surge es la idea de ejercer un rol de oposición responsable, con mucha cautela a la hora de hacer oposición a un gobierno que había votado la mayoría del pueblo”.

A poco de comenzar a transitar este nuevo trayecto, exactamente 13 días después, arribó al país el primer caso de coronavirus, y con él la consiguiente emergencia sanitaria, que llevó al FA a adoptar una posición aún más colaborativa con las autoridades nacionales. La legisladora recordó que pocos días después, el 27 de marzo, el FA presentó un plan de contingencia con una serie de medidas ante la crisis socioeconómica generada por la covid-19, algo que consideró “en consonancia con esta oposición responsable”. Pero “en algún momento nuestros propios militantes entendían que éramos demasiado responsables por no pasar a una ofensiva desde un punto de vista político”, sostuvo Lazo en diálogo con la diaria.

Para Lazo, pese a lo anterior, el FA nunca dejó de mostrar “un proyecto que es diferente al de la coalición de gobierno”, aunque admitió que ya es momento de cambiar de estrategia. “Nosotros entendimos que [durante] este primer año era correcto reorganizarnos en el rol opositor. [Pero] ese rol va mutando, va cambiando, va avanzando. La estrategia va adaptándose a los tiempos que corren. Este año indica otro paso en el rol de oposición, que no va a dejar de ser responsable, pero que pasa a una ofensiva, a partir de que esas medidas que hemos reclamado desde el 27 de marzo han caído en saco roto”, aseguró. Lazo señaló que “los propios hechos van haciendo que modifiquemos actitudes”, aunque “sin dejar de ser respetuosos y responsables”.

El diputado del Partido Comunista del Uruguay Gerardo Núñez fue un paso más allá que Lazo al señalar que el FA por momentos quedó “entrampado” en el concepto de oposición responsable, que llegó a “paralizar” a la fuerza política y su accionar parlamentario. Para Núñez, el FA todavía “está buscando adaptarse a las nuevas circunstancias” y le ha “costado mucho pararse como oposición”: “Ese concepto fue entendido en algún momento como no mostrarse poniendo palos en la rueda, y eso está bien, pero por otro lado no podemos olvidar que somos una oposición que tiene que defender cada milímetro de las conquistas que logró nuestro pueblo en los últimos años”, apuntó Núñez en diálogo con la diaria.

“Si la gente no te ve peleando, si la gente no te ve defendiendo las conquistas, si no te ve colocando arriba de la mesa las preocupaciones reales que existen en la sociedad y en el pueblo uruguayo, puede haber un peligro en ese plano”, advirtió el coordinador de la bancada frenteamplista de Diputados, quien considera que urge “cambiar el tono” y pasar a “tener una capacidad de control mucho mayor, una capacidad de iniciativa mucho mayor, [y] pararse mucho más firme ante muchos de los planteos que está haciendo el gobierno”. Núñez aclaró que no se refiere exclusivamente al ámbito parlamentario, sino también a lo que pasa fuera del Palacio Legislativo: se necesita “generación de lucha, de movilización, de protagonismo popular” porque, de lo contrario, “quedás pataleando dentro del Palacio pero no lográs mover o cambiar algunas iniciativas que adopta el gobierno”.

Núñez coincidió con Lazo en que al FA le costó sacarse el “chip” del gobierno: “La lógica cambió; hoy el FA es oposición. ¿Eso significa que el FA debe tirar piedras y criticar cualquier cosa sólo por criticar? No, de ninguna manera; hay que ser coherentes, hay que dar un debate serio, profundo, sin infantilismos. Pero esto tampoco implica, en términos coloquiales, hacerse el muerto para que pase la fiera”, reflexionó el legislador, y puso como ejemplo que “en 2005 hubo cinco interpelaciones contra el gobierno del FA y la primera de ellas la hizo quien hoy es el presidente de la República”. “Creo que nos faltó salir más a arrinconar al gobierno. Este año hay que cambiar el tono y la actitud”, enfatizó.

“Una buena oposición necesita un buen gobierno”

“Se ha dicho, y es verdad, que todo gobierno necesita una buena oposición; al revés también es cierto: una buena oposición necesita un buen gobierno”, afirmó en diálogo con la diaria el senador de Asamblea Uruguay y exministro de Economía y Finanzas Danilo Astori, que puso el foco en la actitud del gobierno frente a los planteos de la oposición y sus “agravios” hacia la coalición de izquierda y sus gestiones. Mientras que, en su opinión, “el FA ha hecho propuestas que toda fuerza política responsable tiene que hacer” y actuó “con lealtad institucional y vocación de responsabilidad”, “el gobierno hizo lo contrario: no dejó de efectuar y plantear críticas a la gestión del FA, incluyendo agravios, insultos, malas calificaciones que deterioran la calidad de la política, induciendo al FA a no ser responsable en su oposición”.

Para el exvicepresidente de la República, “el país no necesita, y menos ahora con la pandemia, una fractura entre los orientales”, y no se debe “dividir al país en dos grandes versiones o visiones sobre el Uruguay” y enfrentarlas “permanentemente”. “Tenemos que buscar lazos de contacto que nos permitan incluso hacer cosas comunes, cosas que requieran del esfuerzo del gobierno y la oposición”, añadió el senador, y sostuvo que esto no se logra “insultando, agraviando, desconociendo lo que se hizo antes”. Astori puso como ejemplo de este punto que el gobierno de Luis Lacalle Pou “nunca reconoció el aporte que para la pandemia hizo el Sistema Nacional Integrado de Salud. Trabajar así es muy difícil. Si insultás y agraviás o no reconocés lo que el otro, hizo no lo estimulás a que ayude”, aseveró.

No obstante, para Astori la estrategia de la oposición “tiene que seguir planteada como hasta ahora”, aunque aseguró que si una táctica “combativa” quiere decir “utilizar todos los métodos institucionales y democráticos que tiene el país para que una oposición controle a un gobierno, creo que tenemos que seguir ese camino, pero no podemos dejar nunca de ser responsables y propositivos, y de demostrar que estamos dispuestos a hacer propuestas y a trabajar juntos”. Asimismo, señaló que es importante que el FA se “cuide” de ir por el camino de criticar todos los pasos que da el gobierno; camino que, a su entender, transitó la anterior oposición.

Para Núñez, el gobierno “ha decidido no articular con la fuerza política y no hacer de las demandas que plantea el FA una realidad”. No obstante, insistió en que el ámbito de lucha de la oposición no debe limitarse al Parlamento: “Nosotros vamos a perder muchas votaciones en el Parlamento, [porque] no tenemos la mayoría; lo que no podemos perder, y en gran medida depende de nosotros, es la batalla política, la batalla cultural, la batalla ideológica en la sociedad”, afirmó el diputado, y consideró que en sus tres gobiernos nacionales “el FA descuidó la batalla cultural”.

Por otro lado, Núñez opinó que, hasta ahora, la oposición ha tenido “dificultades de comunicación y de llegada para con la sociedad”, y que la pandemia afectó la capacidad de movilización de la izquierda, “un componente fundamental del movimiento popular”. Asimismo, consideró que “la pandemia sirvió [al gobierno], por el primer año, como excusa primordial de todos los recortes que sufre el pueblo uruguayo”, y que, en ese sentido, el FA tiene que “hacer el esfuerzo de desnudar la estrategia del gobierno, de la coalición de derecha, que es una estrategia neoliberal, de ajuste, de achique del Estado”.

Con la mira en 2024

Aunque todos coinciden en que 2024 está lejos y que las prioridades de la oposición hoy están en otra parte, ninguno niega que el desempeño que tenga el FA como contrapeso del gobierno en lo que resta del período será determinante en el próximo escenario electoral. Para Lazo, hoy la tarea de la oposición “está más fuera del Parlamento que dentro” del recinto legislativo, e implica “estar muy cerca de la gente y conversar y razonar juntos, porque creo que cuando [los ciudadanos] apuestan a un cambio no lo hacen por estar equivocados o desde la maldad, sino porque algunas de las demandas no fueron correctamente tomadas”. Asimismo, consideró que es positivo que la oposición se mantenga unida y que los distintos sectores de la coalición de izquierda se apoyen en lo que tienen “en común” en lugar de “pasar discutiendo sobre aquello en lo que piensan diferente”.

En tanto, Núñez consideró que la derrota electoral de 2019 “obviamente estuvo operando e incidiendo en este año anterior, en el estado de ánimo de la estructura política, y eso es lo que hay que tratar de asumir para transformar”. “Es una de las primeras veces que el FA se encuentra en una situación de desacumulación, entonces, ahora el desafío es cómo revertir esta situación y contribuir a la acumulación política y social, que va mucho más allá de lo electoral”, reflexionó el diputado. “Lo fundamental es que el FA se muestre como una fuerza política capaz de canalizar las demandas, las necesidades, las inquietudes, la crítica de la mayoría de la sociedad uruguaya. Si no somos capaces de ponernos a la cabeza de la lucha política y social, va a ser muy difícil que haya un resultado electoral positivo”, apuntó.

Astori, por su parte, se refirió a uno de los principales frentes de la oposición en lo que va del período, la campaña de recolección de firmas contra la ley de urgente consideración, y aunque opinó que “la parte buena” es “que la población uruguaya tenga la oportunidad de pronunciarse sobre una ley que es muy mala para el país y uno de los instrumentos de gobierno fundamentales”, advirtió que “si no se consiguen los resultados, las consecuencias políticas pueden ser malas, contraproducentes”. Por tanto, señaló que el FA debe seguir trabajando “intensamente para alcanzar esta meta”. “Ojalá que el conjunto del período nos permita hacer un balance positivo que lleve al pueblo uruguayo a volver a darle la confianza electoral al FA. Pero eso en gran medida depende de nosotros”, reflexionó.