“Una vez más, este 20 de mayo, la Iglesia Católica de Montevideo se une al clamor para saber el paradero de los uruguayos desaparecidos, junto a tantos familiares que viven el dolor de no saber dónde están sus personas queridas”. Con estas palabras, la Iglesia Católica de Montevideo apoyó la Marcha del Silencio el jueves. 

“Como Iglesia nos sentimos comprometidos en la búsqueda de la verdad y por eso se han puesto a disposición los archivos existentes en Uruguay y en el Vaticano. Ratificamos nuestro compromiso y disposición para trabajar en pos de sanar heridas del pasado. En la verdad, en la justicia y en el perdón, los orientales daremos pasos para la reconciliación”, se agregó en el comunicado. 

Según supo la diaria, varios integrantes del clero se manifestaron molestos por el pronunciamiento de la iglesia católica de Montevideo. El cura Genaro Lusararian cuestionó la postura de la iglesia en un grupo de Whatsapp de personas religiosas. Según dijo, la iglesia católica se había referido al compromiso por la “búsqueda de la verdad”, pero, a su juicio, se deja “la verdadera verdad” de lado.

“En esta búsqueda de la verdad. ¿Por qué no entristece y moviliza que se hayan cambiado hasta los libros de historia? ¿Por qué no se habla de todo el mal que hicieron las organizaciones terroristas que actuaban en nuestro país, queriendo tomar el poder por la fuerza con apoyo desde el extranjero? ¿Por qué no se habla de todo lo que delincuentes tupamaros, comunistas y otros arruinaron con un terror desconocido en nuestro país, de los secuestros, torturas, robos, muertes de militares, policías y civiles? ¿Por qué no se habla de nuestras viudas, huérfanos y padres perdiendo hijos? ¿Por qué se habla solo de algunos excesos o errores cometidos por las Fuerzas Armadas y no se habla de todo el heroísmo, el coraje, la abnegación y el profesionalismo puesto de manifiesto? ¿Por qué no se habla de cuántos entregaron la vida por defender a nuestra Nación y no se les homenajea?”, se preguntó en su mensaje. 

Lusararian fue militar hasta 2007. Con 45 años, dejó el Ejército –era coronel– y se hizo sacerdote. Durante su carrera militar coincidió con el líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos. “Para mí es realmente un amigo. He compartido mucho en la vida militar con él. Sé de sus grandes dotes como ser humano, como profesional y en lo cultural. Es un hombre católico”, relató el 2 de mayo, en diálogo con La Mañana.

Como sacerdote, Lusararian pertenece al Exarcado Apostólico Católico Armenio de América Latina y México, que no depende de ninguna diócesis de Uruguay, sino del obispo Pablo Hakimian, que reside en Buenos Aires, y este depende directamente de Roma. Pero para poder celebrar misa en rito latino en Uruguay, Lusararian necesita un permiso de las autoridades eclesiásticas locales. Actualmente celebra misa en la capilla del hospital Militar, y para los militares en situación de reforma presos por crímenes de lesa humanidad en la cárcel de Domingo Arena, en Coraceros, y a veces de manera particular para aquellos que están internados por problemas de salud. También mantiene relación con grupos conservadores de la iglesia católica de varios países, y si bien en Uruguay no existe el capellán militar, como figura institucional, Lusararian ha participado en encuentro de capellanes en América Latina.

En su mensaje de Whatsapp, Lusararian preguntó: “¿No les resulta incómodo, ni se sienten favoreciendo intereses perversos al solo hablar de desaparecidos, en esos años tan tristes en que nos cambió para siempre el modo de ser uruguayos habiendo un gobierno democrático, sin hablar de todo el bien que se hizo y de todo el mal que se evitó? ¿Se busca la verdad, realmente se busca la verdad?”. 

A su juicio, no hablar de todo eso constituye una “clara distorsión de la verdad”, que perjudica particularmente a los “más jóvenes o desinformados”, a través de una “imagen irreal y falsa de cómo ocurrieron los hechos”. Lusararian consideró que el apoyo de la Iglesia Católica de Montevideo a la Marcha del Silencio es una forma de “ampliar la grieta cultural”, que se ha sostenido “por la constante tergiversación de la realidad y la historia reciente”.

Para Lusararian, es necesario luchar por los derechos humanos y “preocuparse también, por los militares, policías y civiles que están yendo a la cárcel siendo condenados sin pruebas reales, muriendo en ellas y trayendo mucho dolor a sus familias”.

“Esto no lo escribí por haber sido hijo de un precioso militar y de haber defendido ese uniforme durante 32 años, lo escribo triste, airado e incómodo, por también ser Iglesia Católica”, apuntó en su mensaje. 

Consultado por la diaria, el cura manifestó que el mensaje fue dirigido a un grupo de amigos y no tenía intención de que trascendiera, motivo por el que rechazó hacer declaraciones al respecto.