“Miren, incluso, lo que voy a decir: con todos los problemas políticos, sociales, legales y demás que tuvo la dictadura en el Uruguay, también tuvo sus programas de apoyo a la cultura” y “entre enormes comillas, gracias al desafío gigantesco, político sobre todo, que significó la dictadura para el Uruguay, el teatro independiente uruguayo tuvo un florecimiento y una ebullición gigantescos”, fueron algunas de las afirmaciones que hizo el director de la Biblioteca Nacional, Valentín Trujillo, en un conversatorio de la fundación Mario Benedetti (FMB), que le valieron una lluvia de críticas por parte de actores de la cultura.
En el marco de la sexta edición del encuentro “La pluma y el pan”, organizado por la FMB, que tuvo como centro la situación del escritor en la pandemia, Trujillo afirmó que “la pandemia viene a superponerse a un panorama cultural que venía golpeado”, pese a lo cual destacó que los apoyos estatales a la cultura se han mantenido “desde el terrismo hacia acá”, incluso en el período de facto. El jerarca señaló que “el peso de la educación y de la cultura” es un “continuo en los gobiernos uruguayos” y que “sería tonto” negar que hubo apoyos a programas culturales en la dictadura.
“Podemos tener, por supuesto, todas las diferencias, todos los matices y era una situación absolutamente anómala, pero incluso allí había programas de apoyo a la literatura, a las artes plásticas y a otras artes”, consideró Trujillo, y acto seguido afirmó que el teatro independiente vivió un “florecimiento y una ebullición gigantescos” en este período, “incluso, en muchos casos, jugando de una forma muy particular entre lo estatal y lo privado”.
En diálogo con la diaria, Trujillo ratificó sus dichos y afirmó que no surge de ellos un “apoyo” o “reivindicación” a las políticas culturales de la dictadura. “Cualquier persona que de buena fe analice mis palabras deduce que yo no apoyo ni reivindico las políticas culturales de la dictadura”, manifestó. Seguidamente, reconoció “el enorme daño que la dictadura le causó a una parte de la cultura uruguaya, con un montón de artistas que fueron censurados, perseguidos, exiliados, encarcelados y asesinados”.
Asimismo, expresó que la Biblioteca Nacional “es desde hace muchísimo tiempo, y seguirá siéndolo, un espacio de libertad, de tolerancia, de diversidad, de diálogo y de encuentro con la cultura”. Aseguró que tiene un “muy buen diálogo” con los jerarcas del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y negó haber recibido manifestación alguna de sorpresa o críticas de las autoridades por estas palabras.
Las declaraciones de Trujillo le valieron cuestionamientos de la Sociedad Uruguaya de Actores y la Federación Uruguaya de Teatros Independientes y una petición en Change.org dirigida al MEC que hasta ayer cosechaba casi 1.000 firmas, en la que se pone de manifiesto la “sorpresa” de los firmantes ante el tenor de las declaraciones del jerarca.
“Claro que hubo creación artística y cultural, valiente, decidida, pero a pesar de las prohibiciones, persecuciones, prisiones y censuras que la dictadura imponía. Hubo cultura pese a la dictadura, no gracias a ella, sino como resultado del apoyo de los ciudadanos y ciudadanas que respaldaron la cultura democrática”, subrayan los promotores de la iniciativa, que califican los dichos de Trujillo como “especialmente graves” por haber sido pronunciadas “desde su rol de director de la Biblioteca Nacional, dicho sea de paso una de las instituciones que en el período fue escenario de censuras, persecuciones e intervenciones”.
En tanto, la FMB emitió un comunicado el sábado en el que señaló que, si bien la organización “promueve el diálogo y la reflexión” y “la libertad de expresión dentro de los límites de respeto mutuo, humano y democrático”, “los conceptos volcados” por Trujillo “obligan a recordar que la FMB es una institución creada en vida por Mario Benedetti para la promoción de los DDHH [derechos humanos], con hincapié en todas las heridas y consecuencias que conllevó la dictadura, además del apoyo a los escritores/as nacionales”.
Por otra parte, la fundación recuerda que Benedetti “fue perseguido por la dictadura y amenazado de muerte al igual que cientos de artistas, y que hasta sus últimos días luchó contra esas barbaries”.