Sobre las 18.45 del domingo ingresó el cortejo fúnebre de Jorge Larrañaga a su ciudad natal, Paysandú. Las banderas izadas de Uruguay y del departamento, ubicadas en distintos puntos de la ciudad, estaban a media asta.

Cientos de sanduceros se apostaron en ambas aceras de la avenida principal de ingreso a la ciudad, la avenida Italia, para luego dirigirse a la cochería local San José. Este lunes se realizará una cabalgata en su homenaje. A las 9.00 se partirá a la cochería San José y el sepelio se realizará a las 10.00 en el Cementerio Central.

Entre los presentes se encontraba David Núñez, subdirector de Promoción Social de la Intendencia de Paysandú, quien relató que desde 1985 venía “trabajando con Jorge. Yo de niño lo seguí y trabajaba para él. Me vienen a la mente recuerdos, caravanas, victorias, derrotas, tristezas, calenturas. Para mí fue el último caudillo, no creo que nada sea igual de aquí en más. Son esas personas que las siguen por sus ideales, que no necesitan salir a convencer, convencen por sus propios hechos, por su propio accionar. Tenía ideales que no los cambiaba, y marcaban el rumbo de lo que hizo. Se perdió un gran presidente el Uruguay, como en su momento se perdió a Wilson”.

Con su pesar a cuestas, Cecilia, militante del Partido Nacional (PN), recordó a Larrañaga como un “hombre bueno, sensible, cercanísimo”. “Más allá de la política, una persona que siempre estaba y ahora como ministro, cualquier cosa él estaba”. Para Cecilia, Larrañaga “estaba haciendo una labor impresionante [como ministro]. El cuerpo policial lo estaba conociendo como persona, y todos sabemos que era empático, capaz de ponerse en el lugar del otro”.

Hay un cuento que lo retrata a Larrañaga, dice Cecilia, y data de la Copa América: “Se acercaba la fecha de entrega del estadio Artigas para la copa en la que Paysandú fue una de las sedes y entonces, el día anterior, llamó a todos los directores diciéndoles que los esperaba a las 8.00 en el estadio. Les pidió que fueran con ropa de trabajo. A esa hora, cuando llegaron, él hacía como dos horas que estaba trabajando y puso a todos los directores a trabajar en la obra” para posteriormente comer el asado.

Luis Andrés, “blanco de toda la vida”, dijo que “fue el mejor intendente que tuvo Paysandú en los últimos 50 años. Él no se limitó a la ciudad, hizo gestión en todo el departamento, fue la gran diferencia con los intendentes que lo precedieron. Llevó luz y asfalto a todos los rincones de la ciudad”.

Mauro Goldman, desde Paysandú.