20 de mayo de 2021, otro silencio. ¿Dónde están?
Siempre es todavía,
un espacio sin fronteras,
los ojos cercanos.
Pero el olvido nunca.
Lo que duele es la ausencia,
esa cotidiana tristeza.
20 de mayo de 2021, otro silencio. Dónde estarán los zapatos aquellos.
Las fotos de las credenciales cívicas son las únicas que Sandra Pelúa conoce de su padre, su tío y su abuela, los tres detenidos desaparecidos el 7 de octubre de 1976 en Buenos Aires. Con esos rostros de perfil en blanco y negro Sandra construyó las imágenes de Martín, su papá, de José Luis, su tío, y de Renée Pereira Gasagoite, su abuela. Sandra soñó toda la vida que se dieran vuelta y la miraran.
La historia le llegó al pintor Diego Cousillas. El relato de Sandra caló hondo. Con el pincel en una mano y la paleta en la otra, el artista cumplió con su obra: en el lienzo a color, Martín, José Luis y Renée están mirando de frente, para verse a los ojos, esa necesidad tan indispensable. “Esta es la imagen con la que me voy a ir a dormir todos los días”, dijo Sandra cuando vio el boceto. Tiempo después y con el cuadro colgado en la pared, aseguró: “Hoy puedo verlos cuantas veces quiera y hacerlos testigos de cada momento de mi vida”.
En marcha
El caso de Diego, Sandra y sus familiares refleja el espíritu de “Encontrarte con ellos”, proyecto que nucleó a 197 artistas con la consigna de que cada uno de ellos hiciera una obra plástica de uno de los 197 detenidos desaparecidos. “Lograr una nueva imagen a la que hacer referencia cuando se hable de ese desaparecido”, resume el pintor Damián Ibarguren, uno de los responsables del proyecto junto con Federico Veiga.
El puntapié inicial de “Encontrarte con ellos” fue hace exactamente un año. En 2020 la Marcha del Silencio no pudo hacer su tradicional recorrido por causas del coronavirus. Ante la imposibilidad, Veiga pensó en el arte. Su impulso fue pintarlos a todos, idea ambiciosa y a la vez inalcanzable en el corto plazo. “Fue en esa búsqueda de qué hacer para expresarse. Así surgió la idea: un desaparecido, un artista. Después que se nos ocurrió, fue imposible sacárnoslo de la cabeza”, sostuvo Ibarguren.
La idea germinó. A fines de ese mayo, Ibarguren y Veiga se reunieron con Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos y la idea fue bien recibida. En junio y julio el proyecto se fue ajustando. Estaba sólo el concepto, pero había que darle forma. Hubo dudas. La más grande: cómo encontrar 197 artistas dispuestos a trabajar por la causa. Pero la causa fue razón suficiente.
“Entrevistamos alrededor de 300 artistas. Entre invitados, conocidos de los invitados y algún que otro vínculo, se fue tejiendo la raíz. Así funcionamos hasta diciembre, cuando junto con Familiares hicimos un llamado abierto al público en general. Llegaron casi 400 solicitudes, de las cuales 100 completaron la ficha para participar. Así se fue decantando la lista definitiva de artistas”, cuenta Ibarguren mientras los cuadros, detrás de él, son testigos de la historia.
Una vez concretada la lista, el paso siguiente fue trabajar sobre la vida de la persona desaparecida. Las claves que se propusieron desde “Encontrarte con ellos” fueron saber en profundidad quiénes fueron, qué hacían, qué les gustaba hacer. “Rescatar esas cosas para darle un homenaje a la vida era fundamental”, explican.
La asignación a cada artista de cada historia se hizo en tres partes. La más extendida consistió en que, a medida que cada artista aceptaba el trabajo, se lo colocaba en la lista y se le asignaba un nombre. Los otros dos métodos fueron más directos: o bien un familiar de desaparecido sugería quién podía pintar, o un artista se proponía para trabajar en su obra sobre un desaparecido en particular porque lo conoció o conoce a su familia.
A cada artista se le dio el libro A todos ellos, disponible en la web de Familiares, y la foto de cada desaparecido. El paso siguiente fue contactar a familiares directos “para que trabajaran con mucho cuidado, desde el amor, porque es un tema muy sensible que remueve muchas cosas”, dice Ibarguren. Hubo familiares que se pusieron a disposición rápidamente, hubo otros que se tomaron su tiempo para responder y hubo quienes prefirieron el silencio. Cada historia con su tiempo.
Otra red
Lo que empezó siendo un deseo, una militancia artística, va camino a transformarse en algo grande. 197 cuadros sobre una misma temática debe ser una de las muestras más grandes en la historia de la pintura uruguaya, si no la más grande. Si bien la temática es una, habrá diversidad de estilos en cuanto a la creación. “A cada uno le pedimos que hiciera lo que venía haciendo, que usara su lenguaje, su forma de ver el mundo”, dicen los organizadores, quienes proyectan que la obra pueda estar terminada para setiembre –muchas de las pinturas pueden verse en la cuenta de Instagram encontrarteconellos–.
Se planean dos exposiciones para fin de año si la situación sanitaria lo permite. Una será en Montevideo, con todos los cuadros colgados, y otra recorrerá el interior del país, con las pinturas divididas llegando a cada capital departamental y a las ciudades y pueblos en donde nació cada detenido desaparecido.
Mientras esa necesidad de hacer las cosas con una sensibilidad propia fluye, Pablo Sobrino –hijo de desaparecido– y Julio Pata Eizmendi están trabajando en un documental sobre el proyecto “Encontrarte con ellos”.
Según contó Sobrino a la diaria, Ibarguren y Viega se contactaron con ellos para trabajar la imagen de lo que estaban haciendo o difundir el proyecto en las redes sociales. “Cuando me contaron la envergadura de esto, fue clara la idea de hacer un documental. Es buenísimo, es impresionante, se necesita mostrarlo”, comenta Sobrino, quien también pintará uno de los cuadros. “Vamos filmando de acuerdo a lo que va pasando. Llevamos como 17, 18 días filmados. La idea es mostrar algo el día que se estrene la exposición y, con ese día filmado, hacer el documental de toda la obra. Iba a durar 20 minutos, pero es probable que sea como de una hora”, agrega.
Todos los entrevistados coinciden en que la función del arte desde el punto de vista social es invaluable. El caso de Sandra Pelúa es el claro reflejo. Sobrino habla del Gernika como el ícono más grande del arte plástico como actor de la humanidad. “Si lo bajás a escala tenés el cuadro de Diego. Te muestra otra cara de lo que fueron esas vidas. El arte tiene una función constructora. Por un lado, tira abajo miedos y mitos; por otro, construye algo que tiene que ver con lo positivo. Acerca a la gente, a la involucrada y a la que no tiene ni idea”, concluye.