El punto está en qué se entiende por la vida, la ética y la moral, dicen las distintas fuentes consultadas. “La vida es un don de Dios”, afirmó a la diaria Hugo Armand Pilón Villalba, pastor valdense y presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay. Pero un don que también es “finito y limitado”. Cuando el don llega a su límite, dijo, se puede interrumpir o propiciar o ayudar a tomar la decisión de terminar con la vida, “y no necesariamente debe considerarse como una negación o desprecio de ese don ni de Dios, sino como una forma de ya haber cumplido su función”.

Desde hace casi dos años, la eutanasia llegó al debate en el Parlamento tras la presentación del proyecto de ley “Eutanasia y suicidio médicamente asistido”, elaborado por el diputado del Partido Colorado (PC), Ope Pasquet. La discusión, lejos de ser hermética, permeó hacia afuera hasta llegar al arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla.

Días atrás, la máxima jerarquía eclesiástica manifestó al semanario Búsqueda que la eutanasia, en conjunto a la interrupción voluntaria del embarazo, “llevan a una cultura de la muerte o una cultura del descarte”. En consonancia, consultado por los legisladores católicos que voten a favor de la eutanasia, aseguró que “el que siendo católico va contra un principio fundamental de la Iglesia Católica se autoexcluye”, aunque “no es que va a salir un decreto de excomunión”.

Las declaraciones impactaron, entre otros, en la diputada colorada María Eugenia Roselló: “Soy católica, firmé el proyecto de Ope Pasquet de eutanasia y voy a votarlo con convicción. No por eso me autoexcluiré de la Iglesia Católica”, dijo en su cuenta de Twitter. No llegó a pasar un día de la publicación de la entrevista, que Sturla aclaró, en diálogo con Telemundo, que “la iglesia uruguaya es de puertas abiertas”, que no es “echar o excluir a nadie”, sino que, avalar la eutanasia queda “afuera del sentir de la iglesia uruguaya”. El argumento: la “defensa de la vida”, como “uno de los elementos que para la institución son muy queridos, muy fuertes”.

El “buen morir”, “la vida de otros” y la dignidad

Para Pilón Villalba el punto está en qué se entiende por la vida: no es sólo “algo biológico, sino biográfico”. Tiene que ver, agregó, con una “identidad” y el “sentido que una persona o una comunidad le da”, donde cobra importancia la “determinación propia de la persona”.

Para el ex secretario de Derechos Humanos de Presidencia de la República, Nelson Villarreal, docente universitario de religión y política, el punto está en situar al tema como dilema ético, político y religioso. “El dilema ético hace a la cuestión de lo que es la libertad humana, entendida en un contexto social y de dignidad de derechos”, expresó. Villarreal habló de la eutanasia en términos “del buen morir, en función de una condición de derecho humano”, y desde una perspectiva ética de discernimiento, alejada de la moral, ya que esta “marcaría un límite”.

Desde un marco histórico, Villarreal hizo referencia al santo Tomás Moro, quien estaba de acuerdo con la eutanasia. “El catolicismo ha tenido modificaciones diversas y la clave no puede estar en la normativización heterónoma, tendría que estar en el discernimiento, donde el católico, el cristiano, va a asumir en conflicto algunas decisiones en la pluralidad de ética que una sociedad democrática debe tener y debería respetar”, afirmó. Por tanto, agregó que, para una persona católica, estar a favor de la eutanasia “no sería un bien mayor, sino un mal menor”: “Sería mal porque de alguna manera en el catolicismo tiende a concebirse que el fluir de la vida es un don de Dios. Ahora, no es un mal mayor en la medida que no se puede interrumpir la decisión”, explicó.

En referencia, justamente, a la vida como don de Dios, el pastor valdense complementó que el perdón también es un don de Dios. “Por lo tanto, adueñarnos de la vida de otro, sea en nombre de quien sea, tampoco nos corresponde. Llevado al fondo de la cuestión, la posición de la Iglesia Católica deja de lado la decisión de la persona misma”, manifestó.

La posición de las iglesias evangélicas, pero en particular de la Iglesia Valdense, no es homogénea, pero tampoco hay una oposición [a la eutanasia], aseguró Pilón Villalba. Sin embargo, cuenta que la Valdense intenta que las personas “se informen lo más posible y tengan todos los elementos para tener una opinión”. Lo que es seguro, es que rechazan “toda posición que desde un punto de vista dogmático o sacerdotal se imponga la voz de Dios sobre la voz de otros”.

Para Miguel Pastorino, docente de Filosofía y de Ciencias de la Religión en la Universidad Católica, el punto está en diferenciar las cuestiones de fe, las de ética y las morales. Pastorino desarrolló que, desde el campo de la fe, tanto en la Iglesia Católica como en cualquier otra “hay un núcleo de doctrinas religiosas que son dogmas, y si uno niega esos dogmas –como por ejemplo la existencia de Dios–, no podría ser compatible”. Pero en el campo de la ética, según afirmó, dentro del catolicismo no hay dogmas: “Si uno va a los documentos oficiales sobre estos temas, los argumentos son más filosóficos, racionales, con pocas citas bíblicas”. Cuando de moral se trata, “suele haber discrepancias entre los propios católicos, porque no son temas estrictamente en torno a la fe”, dijo.

Pastorino indicó que la Iglesia Católica tiene una postura definida contra la eutanasia, en el entendido de que “no hay vidas menos dignas que otras. La dignidad es inherente a todo ser humano, que justamente por ser humano tiene derechos humanos, y aunque quieras renunciar a ellos no podés”. Aliviar el sufrimiento, uno de los principales argumentos de quienes están a favor de la eutanasia, también se contradice con esta percepción, ya que “está tan mal alargar la vida como acortársela”, explicó.

El libre albedrío y la libertad para decidir; Villarreal se preguntó si “antropológicamente, religiosamente”, el catolicismo finalmente cree en ello. Si efectivamente es así, como “concepción mucho más compleja y rica del catolicismo”, la Iglesia Católica al negar la eutanasia “no sería homogénea en su respuesta”. Para Villarreal se trata de una “visión moral heterónoma, donde supuestamente Dios estaría diciendo algo que no es opinable y hay que adherirse de forma acrítica”.

En referencia a Sturla, Villarreal consideró que, en conjunto con otros actores del catolicismo, creen que “el cristianismo debería imperar. Añoran ese imperium”. Entonces, piensan que “aceptar que el Estado, la política y la democracia reconozcan la pluralidad de ética sería ir contra lo religioso”. A modo de resumen, Villarreal planteó que el debate que hoy en día cruza al catolicismo tiene que ver con “si quiere volver a ser cristiandad, es decir poder político e institucional, o si quiere ser fermento de una sociedad mucho más humanista. Una articula más con un mundo del futuro y otra queda en el conservadurismo y la reacción”.

Laicidad, política y fe

Para Villarreal es “un gran error” dividir las posturas sobre este proyecto de ley en si se está a favor o en contra: “Si en conciencia un político es católico, no sólo representa a los católicos, sino que representa a quienes lo votaron. Si la mayoría lo considera a favor, va a apoyar no necesariamente porque esté de acuerdo”, dijo. “Es un problema ético, por ende, requiere respuestas políticas sociales, no sólo morales”, agregó.

Sebastián Andujar, diputado por el Partido Nacional (PN), tuvo formación católica. Sin embargo, según comentó a la diaria, trata de “no mezclar las decisiones políticas y gubernamentales con la iglesia”. “Creo que la laicidad es muy importante y no creo que tengamos que decidir en base a ese tipo de concepciones. Tengo que decidir lo que es mejor para la gente”, manifestó.

Gerardo Amarilla, subsecretario de Ambiente por el mismo partido, es cristiano evangélico y cree, en cambio, que “cualquier cristiano que sigue los principios de Jesús y se rige por lo que rige la Biblia, debería estar en contra de la eutanasia”. “Es como ser del PIT-CNT, pero nunca hacer huelga y paro porque no crees en esa forma de lucha”, dijo, como una analogía. Amarilla también hizo referencia al “derecho de la vida”, el que considera como “absoluto” y que “no puede estar en manos de otra persona ni aun de sí mismo”.

Dentro de la “bancada religiosa”, se encuentra también el diputado católico del PN, Rodrigo Goñi, y para él se trata de ética este asunto: “Lo que afirmo es que la eutanasia contradice la ética fundamental que rige la humanidad”. El legislador consideró que “atenta contra la vida, principio básico fundamental”, y frente a eso, “Sturla no puede hacer otra cosa que recordarlo”. Justamente, añadió, la defensa de la vida es “la única opción que armoniza las instituciones” que integra: “el Estado, el Partido Nacional y la Iglesia Católica”.

Para la diputada colorada Roselló, la iglesia, en el marco de la laicidad uruguaya, “no debería de entrometerse en ciertas cosas que son del gobierno”. En conversación con la diaria, la diputada aseguró que su fe pasa por otro lado: el ser dueña de su cuerpo. Roselló no cree “que ser católico sea algo que” obligue a atravesar situaciones como “dejar un enfermo hasta la última etapa final, o en estado vegetal porque son hiper católicos y no quieren dejarlo ir, cuando se le podría dar paz”.