En el salón de actos de la Federación de Cooperativas de Vivienda (Fecovi), se realizó el miércoles la actividad “Vivienda social: de dónde venimos, cómo estamos y hacia dónde deberíamos ir”. Es el primer encuentro del ciclo organizado por la federación para la reflexión e intercambio entre autoridades de gobierno, cooperativistas y académicos sobre la vivienda social en Uruguay. La serie de diálogos tratará de recoger insumos para la elaboración de un documento que será el aporte de la organización en torno a la discusión de esa temática.
Raúl Vallés, coordinador del Centro de Vivienda y Hábitat de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República, planteó que es una oportunidad interesante para hablar del cooperativismo como fenómeno, ponerlo en situación histórica y ver “dónde estamos hoy y a dónde podemos ir”. Relató que el cooperativismo de vivienda uruguayo es “hijo” del siglo XX, en el que se construyó mucho a partir de lo colectivo. También el concepto de vivienda social es propio de esa época.
Sin embargo, en el siglo XXI se empezaron a plantear cuestiones diferentes: “Parece que predomina el presente inmediato, lo individual, y el mercado está más presente que el Estado. La vivienda pasó de ser un bien de uso a un bien de cambio”. Comentó que el cooperativismo es una alternativa a estas cuestiones y a veces se la quiere comparar con otras modalidades de producción de vivienda. Para él eso es un error: “No se puede comparar al cooperativismo con la industria de la producción; tiene lógicas, objetivos y resultados distintos”.
Destacó que el cooperativismo es la mejor ecuación en términos de calidad-costo que tiene Uruguay, por lo tanto, “es el mejor negocio que se puede hacer en términos económicos y de políticas públicas”. Señaló que no hay que volver al siglo XX, pero hay que jerarquizar lo común y lo colectivo, y el cooperativismo tiene mucho para aportar en ese sentido. Mencionó que el cooperativismo es un sistema capaz de ayudar en el desarrollo urbano por su capacidad de “generar ciudad” y que puede “dar soluciones a cuestiones como la seguridad social”.
Jorge Ceretta, director nacional de Vivienda, dijo que a principio del período el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT) analizó la realidad en materia habitacional y que hoy maneja que el déficit está en torno a las 60.000 familias. Apuntó que es necesario hacer “algo más” para poder aumentar la oferta de viviendas. En ese sentido, destacó a la ley de vivienda promovida, “que, más allá de las polémicas y de las fortalezas y debilidades que podamos encontrar, genera vivienda”.
Agregó que más de la mitad de la inversión que hace el MVOT en vivienda se destina al programa de cooperativas. Según él, esa es la forma principal en que la cartera genera vivienda, y aseguró que “lo que funciona bien no queremos tocarlo”. Se tomaron medidas para que el programa sea más eficiente y evitar “algunas situaciones” que determinaron que algunas cooperativas quedaran por el camino o que vieran demasiado demorado su acceso a la vivienda.
“Desde el ministerio se trabajó para desbloquear cosas que tienen que ver con la escrituración de las cooperativas, con el proceso previo. Tuvimos un par de años en los que se tuvo que optar por el sorteo único anual porque la idea era ver cómo podíamos atender a las cooperativas que ya habían pasado esa etapa. Se había generado un cuello de botella muy importante en la escrituración y la posibilidad de acceder al comienzo de la obra. Una vez que se despejó el panorama, abordamos el tema de avanzar y mejorar esas estadísticas”, contó. En el primer año escrituraron 40 cooperativas, en el segundo año 43 y este año se proyecta escriturar más de 60 cooperativas, es decir, “que 6.700 viviendas van a ver sus posibilidades reales de comienzo de obra”, aseguró.
Por su parte, Enrique Cal, presidente de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam), se enfocó en la historia de las cooperativas de vivienda de ayuda mutua, que comenzaron con tres experiencias piloto en Florida, Fray Bentos y Salto. Hizo énfasis en la figura de la vivienda de interés social: “A veces lo barato no va de la mano de la calidad; una vivienda de interés social tiene que ver con la calidad y con el ajuste a las dimensiones de la familia. Es una vivienda digna, adecuada”.
Manifestó que la ley de Plan Nacional de Vivienda de 1968 sigue siendo una ley vanguardista en la que el Estado participa activamente en la construcción de viviendas de interés social. Consideró que esa ley tiene tres aspectos clave: un marco jurídico para que puedan existir los distintos tipos de cooperativas, la financiación y la posibilidad de que desde el Estado se implemente esa cartera de tierras.
A su turno, Klaus Mill von Metzen, presidente de la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), indicó que la agencia cumple un rol fundamental en la gestión de las distintas carteras, tanto las que provienen del Banco Hipotecario del Uruguay, donde se encuentra el fideicomiso uno, y las cooperativas en su conjunto desde la parte inicial hasta la parte posterior del reingreso de los créditos. “Las federaciones nos reclaman cómo encontrar una solución a las distintas problemáticas, la falta de gestión a las distintas cooperativas, hoy estamos tratando de resolverlo”, dijo, y recordó que “el dueño de la cartera de los fideicomisos es el Ministerio de Economía y Finanzas, que es quien tiene la potestad última de decir por dónde se puede ir”,
Aseguró que la pandemia fue un gran problema y que desde la ANV se atendieron las problemáticas que plantearon las familias: “A quienes no podían enfrentar las cuotas no se les generaron recargos y a los que sí podían se les hizo un descuento”, lo que significó que el nivel de morosidad se manutuviera constante durante toda la pandemia. Planteó que están atentos para ver qué soluciones se pueden generar para mejorar: “En la agencia tenemos la puerta abierta para sentarnos a analizar y llegar a un consenso en la medida en que se pueda”.
Finalmente, Luis Llorca, secretario general de Fecovi, habló sobre el cooperativismo como “filosofía de vida”. “Las cooperativas cumplen un rol social que tenemos que reivindicar. Muchas veces un compañero cooperativista llega totalmente excluido porque el sistema no le permite desarrollar sus competencias y la cooperativa le da un lugar”, dijo. “El conocimiento en la sociedad moderna libera”, apuntó, y señaló que en las cooperativas “estamos permanentemente educándonos”.
Planteó que apostar por las cooperativas es una excelente inversión para el Estado y que lo que se pide es que se los exonere del IVA, “porque es una vivienda social”, o una “cartera de tierras”. Concluyó que desde Fecovi quieren abrir la mesa de diálogo porque entienden que el cooperativismo se fortalece de la sinergia que surge entre los diferentes actores.