“Cooperativismo de vivienda como modelo de vivienda social y políticas públicas para su promoción” es el nombre de la tercera actividad del ciclo de “reflexión e intercambio sobre vivienda social en Uruguay”, que realiza la Federación de Cooperativas de Vivienda (Fecovi). Este miércoles, en el salón de actos de la federación, autoridades y docentes expusieron sus puntos de vista sobre las posibilidades en materia de políticas públicas y los desafíos dentro del mundo del cooperativismo.

Gustavo Machado, jefe del Departamento Social de la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), fue el primer orador del evento. Planteó que la organización urbana tiene una lógica que no responde a las necesidades de las personas, sino que al aprovechamiento mercantil, las cooperativas son lo contrario. “Una sociedad que se polariza, en la que dialoga poco un barrio con otro, entiendo que las cooperativas tienen mucho para pensar sobre lo que aportan a la sociedad en cuanto a revertir las condiciones de fragmentación y polarización de la ciudad”, manifestó.

Destacó la capacidad de “autogobierno” de las cooperativas, que permite que las necesidades se discutan para pensar cómo resolverlas. Ese autogobierno, disposición de todo lo que está la cooperativa, a la resolución en la asamblea de la cooperativa, un modelo que sigue vivo y es destacable. Por otro lado las cooperativas en su proceso constructivo generan un proceso identitario común, que sostiene la posibilidad de seguir manteniendo a la organización viva.

“Uno de los desafíos para la política pública es ampliar y profundizar el financiamiento a las cooperativas para generar una buena respuesta al acceso a la vivienda y de la ciudad que construye”, planteó. Para él, esa inversión tiene la capacidad de “multiplicar”. Además, apuntó que, pensando desde las políticas públicas, se debe tener en cuenta que a veces se restringe a las cooperativas con “una reglamentación excesiva” que “funciona como un corset”. Añadió que es fundamental pensar en la “idea de reinvención” porque “si estamos pensando lo mismo que hace 50 años, algo estamos haciendo mal. El cómo seguimos transformándonos es un desafío importante”.

Familias sin casas y casas sin familias

En lugar de la Intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, que se encuentra en Buenos Aires para participar en la reunión anual de alcaldes organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), asistió Mauricio Zunino, que ocupa el cargo como interino.

En primer lugar, señaló que uno de los principales problemas que tiene buena parte de la población es el acceso a la vivienda. Afirmó que el mercado por sí mismo no da soluciones en el ámbito inmobiliario porque “hay una cantidad importante de gente que no tiene vivienda y hay una gran cantidad de viviendas vacías”. “No hay oferentes que estén dispuestos a vender y alquilar por precios más bajos, eso es parte de la inelasticidad de los precios del mercado”, agregó.

“El mercado inmobiliario tiene fuertes componentes especulativos” dijo y explicó que cuando el mundo se vuelve más inestable se generan “mecanismos de corrimiento” hacia bienes reales en los que la vivienda se comercializa como un activo seguro. Para él, eso es un “problema “ y es necesario “abordarlo en materia de política pública de manera bastante urgente”. Ante un mercado que, a su criterio, funciona mal, afirmó que es necesario dejar de actuar con sus lógicas, una de las posibilidades las brindan las cooperativas.

Destacó las políticas públicas que realizó la intendencia en la materia. En primer lugar, mencionó a la cartera de tierras que posee la comuna: “Hoy tenemos 426 hectáreas destinadas al mecanismo de cartera de tierras, muchas ya con obras construidas, con cooperativas instaladas”, aseguró.

También señaló la importancia del plan SUVI, que “tiene que ver con la rehabilitación de suelo urbano para viviendas”. Según los estudios que hicieron desde la intendencia, se piensa que existe la posibilidad de construir 100.000 viviendas nuevas en área ya urbanizada: “Esto hace que nosotros podamos, con un esquema de planificación en Montevideo, construir una necesidad de vivienda relevante sin afectar los uso de suelo hacia otros lugares, como puede ser el área rural”.

“Venimos corriendo de atrás a las necesidades de la gente”

Por su parte, Martín Fernández, presidente del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop), hizo hincapié en el financiamiento, apuntó que aunque es cierto que la mitad de la inversión del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT) es para el modelo cooperativo, “sigue siendo insuficiente”: “Venimos corriendo de atrás a las necesidades de la gente, en los últimos años la satisfacción de las viviendas para acceder por sorteo no significaba más del 30% de las que tenían capacidad de acceder al sorteo”.

“No quiero rehuir a hablar del 2%, porque si yo desde un lugar donde no tenía responsabilidades políticas de gobierno ni mi partido las tenía, reivindicaba el 2% para las cooperativas de vivienda, hoy tengo que venir a sostener lo mismo. Desde el lugar que me ocupa, voy a trabajar para llegar a tener el 2% para las cooperativas de vivienda”, aseguró.

Contó que están trabajando con el MVOT para reconocer “algunas situaciones” que les van a permitir tener un mayor acceso a financiamiento. Apuntó que desde el instituto no tienen la capacidad de “resolver” todas las necesidades financieras, pero “está la posibilidad de salir a buscar algunos socios que nos permitan apalancar financieramente al movimiento de cooperativas de vivienda”.

Para él, el ciclo de charlas organizado por Fecovi es “sumamente trascendente” e indicó que pudieron “colaborar” en el fortalecimiento gremial y que tienen decidido continuar con eso para fortalecer el movimiento cooperativo. “Hoy queremos hacer un llamado a pensar un poco más allá, aunque lo que venimos pensando funciona bien, no nos quedemos en eso”, concluyó.

En tanto, Adriana Berdía, docente e investigadora del departamento de trabajo social de la Universidad de la República, cerró las oratorias y habló sobre los “múltiples” desafíos del cooperativismo: “Por un lado es una empresa económica, gestiona una cantidad de recursos que probablemente sus socios nunca van a gestionar más que en ese momento. Tienen que ser eficientes en el manejo de recursos y la gestión, pero no pueden quedarse en eso porque la cooperativa es un proyecto social y tiene que construir un colectivo”, apuntó.

Planteó que una cooperativa es un sujeto de derecho que debe cumplir con normas y regulaciones que generan límites y beneficios. Es en función a estas “reglas de juego” que se puede regular la convivencia y el colectivo. “No vivimos en una sociedad donde es prioritario el proyecto colectivo, al revés, se prioriza lo individual. Por eso, las cooperativas son un gran desafío”, agregó.

El tiempo entre que se conforma una cooperativa y el final, sigue siendo muy largo, apuntó. “Eso es un problema principalmente para los más desfavorecidos, hay que tratar de achicar los tiempos, dijo. Para concluir, resaltó el hecho de que en las cooperativas uruguayas todos los integrantes son dueños del bien: “El ser usuarios nos permite proteger lo habitacional, el destino y los destinatarios. No creo que sea posible desmercantilizar la vivienda, pero lo más cercano que hay para favorecer el valor de uso sobre el de cambio, siguen siendo las cooperativas de usuarios”.