El dirigente del Partido Nacional y exintendente de Tacuarembó Eber da Rosa está a la espera de recibir una llamada que le indique que debe armar las valijas y viajar a Venezuela para iniciar un período como embajador de Uruguay. El también exsenador conversó hace aproximadamente dos meses con Luis Lacalle Pou y con el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, sobre esta posibilidad, y recientemente las autoridades pidieron a sus pares venezolanas el beneplácito para pasar a tener un embajador allí, algo que no ocurre desde 2015.
La información fue divulgada por El Observador y confirmada por la diaria con fuentes políticas y de la cancillería. Actualmente, Uruguay no tiene un embajador en el país gobernado por Nicolás Maduro, sino que el máximo representante del gobierno en dicho país es un encargado de negocios. En 2015 fue la última vez que Uruguay tuvo un embajador, que fue Óscar Ramos, designado durante el período de José Mujica.
Para esa época ya las relaciones entre Uruguay y Venezuela habían empezado a complicarse y el gobierno de Tabaré Vázquez decidió que su máxima representación diplomática fuese la de un encargado de negocios, de menor rango que un embajador. De hecho, fue por esa época que el mandatario venezolano acusó al entonces canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, de coordinar acciones con el gobierno de Estados Unidos contra su país.
En 2020, cuando cursó invitaciones a otros mandatarios para la fecha de su asunción, Lacalle Pou no llamó a Maduro, a quien calificó de dictador. Tampoco invitó al presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, ni al de Nicaragua, Daniel Ortega.
Por eso llamó la atención en integrantes de algunos partidos políticos, tanto de oficialismo como de oposición, que el gobierno haya resuelto volver a tener un embajador en Venezuela.
Es el caso del Partido Colorado, donde tanto en dirigentes de Ciudadanos como de Batllistas, los dos sectores más grandes, el pedido de beneplácito tomó por sorpresa. “No conocemos las razones del Poder Ejecutivo, no sabemos si esto representa un cambio de política hacia Venezuela”, comenzó diciendo el diputado de Ciudadanos Ope Pasquet, en conversación con la diaria.
Si bien “está fuera de cuestión la persona de Eber da Rosa”, a quien “estimo y aprecio”, designar un embajador en Venezuela “francamente nos inquieta”, continuó. “Nos parecía razonable, adecuado, siendo el régimen venezolano el que es, que Uruguay tuviera las relaciones diplomáticas al mínimo nivel con un encargado de negocios”, apuntó. “Esta suba de nivel de la representación francamente no la entendemos, suponemos que hay razones, pero no las conocemos”, señaló y añadió que espera que “el canciller [Francisco Bustillo] las explique”.
También a dirigentes de Batllistas la decisión del Poder Ejecutivo los tomó por sorpresa. El diputado Conrado Rodríguez señaló a la diaria que, “sin conocer la fundamentación de la cancillería, llama la atención”, porque tener un encargado de negocios era considerado suficiente.
Sensaciones distintas hay en Cabildo Abierto, también socio de la coalición de gobierno. El presidente del partido, el senador Guillermo Domenech, dijo a la diaria que no tiene “ninguna objeción a que se designe un embajador en Venezuela” porque “en otros países de dudosa legitimidad democrática o dictaduras tenemos embajadores”, y puso como ejemplos a China, Cuba y Nicaragua.
A su vez, señaló que esta decisión “implícitamente supone un reconocimiento” al gobierno de Venezuela, lo que “no implica legitimar el sistema que tiene”. “Para mí se trata de una muestra de realismo político, nada más”, apuntó y agregó que “es correcto” lo que hace el gobierno. Señaló que ambos países tienen “temas de interés común” y uno de Uruguay es “cobrar la deuda que Venezuela tiene con empresas uruguayas”, para lo que puede ser “bueno” tener un embajador.
En el Frente Amplio, en tanto, la decisión del Poder Ejecutivo es tomada como un reconocimiento del accionar que tuvo el anterior gobierno en sus relaciones con Venezuela, cuestionadas por la entonces oposición. El presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales de la coalición de izquierda, Ariel Bergamino, exsubsecretario de Relaciones Exteriores, dijo a la diaria que “desde el punto de vista institucional” se trata de “una decisión correcta”.
No obstante, consideró que “esta decisión del gobierno demuestra” la “naturaleza un poco errática de la política exterior uruguaya” porque entiende evidente que hubo un “cambio de postura”. “¿Qué pasó del 1º de marzo de 2020 hasta ahora?”, se preguntó. “Esto demuestra el carácter errático, a veces improvisado, poco profesional, con que se lleva adelante la política exterior del país”, siguió, y agregó que Uruguay “se encuentra en una posición cada vez más ausente en el escenario internacional” debido a “tantas idas y venidas”.
Por su parte, el senador Daniel Caggiani, integrante de la comisión de Asuntos Internacionales de la cámara alta, dijo a la diaria que es “importante que Uruguay pueda recobrar el estatus en su embajada porque hace muchos años que no tiene un jefe de misión diplomática con cargo de embajador”. En este sentido, también identificó “un cambio de visión” en el gobierno.
“Siempre es bueno que haya un cambio de opinión y que también se pueda tener marcha atrás” porque “Uruguay tiene relaciones entre Estados, no entre gobiernos”, señaló.