En febrero de 2016 en Auckland, Nueva Zelanda, 12 países firmaron el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP), un pacto comercial impulsado por Estados Unidos y que buscó contener los avances globales de China. Sin embargo, meses después y con Donald Trump en el poder, la potencia norteamericana abandonó el CPTPP y dio paso a un nuevo escenario, donde las 11 naciones que continúan con la alianza se han abierto a estudiar la adhesión de nuevos socios, ya no limitados a la costa del océano Pacífico, una lista en la que están Reino Unido y China, y a la que se sumará Uruguay.

Es que el último viernes el presidente Luis Lacalle Pou convocó a los líderes partidarios a la Torre Ejecutiva y les informó del paso que dará el gobierno: el 1º de diciembre presentará la carta de adhesión al CPTPP o Acuerdo Transpacífico. El proceso para lograr una eventual incorporación de Uruguay al acuerdo es largo y complejo, porque según indicaron analistas consultados por la diaria, hay disposiciones internas vinculadas a la propiedad intelectual y las compras estatales que deberían ser modificadas para concretar la adhesión.

“Desde que se firmó el acuerdo hasta hoy no ha ingresado ningún otro socio. Reino Unido solicitó unirse en 2018 y aún no culminó el proceso, y están a la espera otros países, como China, Taiwán o Ecuador. Es un proceso largo y nos hace pensar que no es algo para hoy, con lo cual queda otra vez evidenciado que este es un gobierno de grandes anuncios y pocas concreciones en materia de inserción internacional”, dijo a la diaria el senador del Frente Amplio Daniel Caggiani, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales.

Al CPTPP se lo define como un acuerdo de avanzada porque incorpora distintos estándares de cooperación que van más allá de lo habitual entre los países, dado que se negocia no sólo temas arancelarios –las tasas que se cobran para la importación y exportación– sino también aspectos ambientales, de normativa laboral, de propiedad intelectual o de regulación de las compras públicas y los mercados con participación del Estado.

“Es el acuerdo más avanzado a nivel internacional. Los compromisos [para ingresar] son ambiciosos y abarcativos”, dijo el director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi. Al ser “un tipo de tratado profundo en sus normas, puede generar impactos en sectores de Uruguay por los cambios en la legislación”, advirtió.

Por su parte, el docente de Economía Política Internacional de la Universidad de la República Nicolás Pose dijo que una de las principales diferencias del CPTPP respecto de otros acuerdos comerciales “es el capítulo que busca disciplinar la actuación de las empresas del Estado”. Lo mencionó como el principal escollo para la adhesión al Acuerdo Transpacífico de China, pero este aspecto es también un punto que podría tener impactos en Uruguay.

“Hay disposiciones [del Acuerdo Transpacífico] que pueden chocar con la normativa de Uruguay actualmente. El ejemplo más claro es la no membresía en materia de patentes”, agregó Pose. Esto refiere a la falta de aprobación legislativa del Tratado de Cooperación en Materia de Patentes, que de ponerse en práctica implicaría que algunos medicamentos que hoy se elaboran sólo en el país puedan producirse afuera, informó días atrás El Observador.

En ese sentido, Bartesaghi planteó que habrá cambios que “no son menores” en materia de propiedad intelectual, que traerán “impactos en algunos sectores”. Lo mismo, planteó, ocurrirá si se da el paso de incorporar en la normativa local lo que establece el CPTPP sobre “compras públicas [elimina las preferencias para la industria local] y empresas del Estado”. En este último caso, Pose indicó que por las características del mercado en Uruguay, donde las firmas estatales operan localmente y no suelen exportar, “se podría salvar ese escollo”.

Una conjetura que planteó Bartesaghi es que el asunto de la incorporación de Uruguay al CPTPP haya sido conversado por el presidente en su reciente visita a Japón, uno de los cinco países asiáticos que integran el acuerdo –junto con Brunéi, Malasia, Singapur y Vietnam–. De todos modos, cuestionó un discurso que dijo que empieza a aparecer, que contrasta a Japón como socio en reemplazo de China, nación con la que Uruguay inició un proceso de negociación de un tratado de libre comercio (TLC). “No debemos caer en una discusión tonta porque no se trata de uno u otro [acuerdo comercial], son los dos”, valoró.

En setiembre, el Comité Ejecutivo Central del Partido Colorado analizó el TLC con China, al que consideró “positivo”, pero además pidió al gobierno “considerar el ingreso” al Acuerdo Transpacífico, bloque que “hoy preside Japón, con el que Uruguay mantiene relevantes relaciones”. Además de los países ya mencionados, forman parte del CPTPP Australia, Canadá, Chile, México, Nueva Zelanda y Perú.

“Básicamente el Acuerdo Transpacífico lo integran los principales competidores de Uruguay”, por lo que cobran relevancia “los estudios de impacto de una posible adhesión”, pero estos informes fueron declarados en reserva por la cancillería, cuestionó Caggiani. A su vez, advirtió que ante una eventual incorporación Uruguay “no puede negociar nada, [porque] se suma al tratado como está”. En ese sentido, anticipó que podría haber “algunas restricciones” a avanzar con el ingreso al CPTPP “de la industria farmacéutica uruguaya”, así como complicaciones en “aspectos de monopolios y de compras públicas”.