A un año de su muerte, el Directorio del Partido Nacional realizó un homenaje al exsenador y exministro del Interior Jorge Larrañaga. Rodeados de familiares y dirigentes blancos, hubo quienes desde la mesa principal del recinto elogiaron su figura. Por ejemplo, el presidente del partido, Pablo Iturralde, consideró que el exlíder nacionalista era un “metedor” y que con una “fuerza tremenda” hizo que en la colectividad política “se hicieran muchas cosas que hoy queremos recordar con la mayor alegría”.

En rueda de prensa, Carlos Camy, que pasó a ser presidente de Alianza Nacional tras la muerte de Larrañaga, apuntó que “cayó el abanderado, pero la bandera no va a quedar en el suelo”. En ese sentido, dijo que el grupo ha realizado ocho reuniones de la agrupación nacional de gobierno y recordó que es un sector político con 25 años de historia que tiene representación tanto en el Senado como en Diputados.

Por su parte, el director general de Secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria, y quien fue asesor durante su estadía en el Parlamento, dijo que Larrañaga se enamoró de “sentir el nacionalismo” y de Uruguay. Según Calabria, el dos veces intendente de Paysandú “tuvo por el partido un profundo amor y, por tanto, los profundos dolores que le causaron, pero tuvo su condición de soldado del partido, de servidor público”. “Siempre enseñó que cuando uno sirve a otro [...] el destino personal ya no le pertenece y Jorge entregó el destino personal generosamente al Partido Nacional”, aseguró.

El diputado blanco Álvaro Viviano, en tanto, manifestó que es un “profundamente agradecido” a Larrañaga por el “camino” que “abrió”: “Si algo somos hoy en la vida política partidaria, en buena medida se lo debemos a Jorge y es el camino que recorrimos por 17 años”, apuntó.

En ese sentido, afirmó que está “convencido” de que se viene la etapa “más dura” sin Larrañaga. Para Viviano “fue duro despedirlo”, porque “fue más que un dirigente político” que calificó con “enorme talla, valor y de enfrentar a la adversidad”. “Fue un timonel en aguas embravecidas, siempre estuvo ahí, en los momentos más difíciles, sin medir costos políticos, cuando se necesitaba tirar puentes los tiraba”, agregó.

El representante blanco apuntó que el fallecido dirigente “tomó la bandera del Ministerio del Interior sabiendo que no era fácil”, pero que “él sabía que lo tenía que hacer”. “Hoy nos vemos acostumbrados a tener una paz política interna con códigos que nos permite gozar de cierta paz, vendrán tiempos difíciles para el país, para el partido, donde habrá que articular esa unidad que requiere y ahí Jorge era un capital vital, porque sabía estar en el medio, tirando puentes y él más que nadie sabía cómo enfrentar la adversidad”, estableció.

Pablo Abdala, presidente del INAU, dijo que Larrañaga “recordó que no le iba a ir bien a ningún sector partidario si no le iba bien al partido”. “Como entendió eso el pueblo nacionalista lo ungió candidato en el 2004; fue un muy buen ganador -recordó-, al otro día estuvo llamando a todos los compañeros para que se sumaran y juntos hicimos campaña en el 2004 y de ahí en adelante estuvo trabajando de la mejor manera posible, no era un dirigente sectorial, era un dirigente del partido blanco”, señaló.

En tanto, la secretaria ejecutiva del Congreso de Intendentes, Macarena Rubio, apuntó que la descentralización fue una “bandera” y que por eso se identifica “muchísimo con él”. “Él sabía que dedicándole a la patria toda también les estaba dejando un legado a sus hijos y a las futuras generaciones”, señaló, y agregó que para el MI tuvo “el tiempo, la convicción, la fuerza y la entrega generosa”. “Hay que reconocer que todos los trabajadores lo lloraron, lo aplaudieron y le agradecieron, recobró la dignidad de la fuerza policial y eso es algo que todos los uruguayos le debemos de agradecer y debemos dejar entre sus últimos legados, los recuerdos más vivos que tenemos son las madrugadas en las que acompañaba los operativos”.

Por su lado, el representante de los jóvenes del PN, Aparicio Saravia, indicó que Larrañaga “fue un gran líder partidario y desde luego un protagonista histórico del proceso de jóvenes”. “A pesar de mi corta edad tuve la suerte de tener un vínculo muy estrecho desde lo familiar y amistoso, hasta lo político”, rememoró.

En ese sentido, recordó sus cabalgatas y cómo prefería estar con el “gauchaje, con la paisanada en los fogones, en contacto con la tradición histórica de nuestro partido que se plasma año tras año, que es recorrer la campaña rumbo a Masoller”.

Saravia sostuvo que Larrañaga “contagiaba” con esos gestos, por lo que empezaron a “vislumbrar una figura distinta a la de cualquier candidato político” puesto que “en él encarnaba una persona que conocía y entendía la mística del PN, cuando su voz se embravecía en cada discurso nos contagiaba y cuando con su palabra animaba la bandera blanca nos incentivaba a continuar con mucha más euforia atraś de los ideales del partido”.