Fue durante la tormenta del miércoles de la semana pasada. En la refinería de La Teja hubo una serie de pequeños cortes eléctricos que provocaron “la caída de todas las unidades de la refinería”, informó durante una rueda de prensa este martes el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic.
Si bien la mayoría de las unidades volvieron a trabajar con normalidad, en el caso del “craqueo catalítico” no se pudo poner en marcha y durante el miércoles y el jueves de la semana pasada “la gente de operaciones y mantenimiento de la refinería estuvo intentando encontrar la falla”, un protocolo “normal”, según el jerarca.
No obstante, el pasado viernes 29, según contó Stipanicic, durante una reunión en la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra) con la Federación de Funcionarios de Ancap (Fancap) en la que la dirección del ente “llevaba una serie de planteos que contemplaban muchas de las aspiraciones del sindicato”, la delegación de los trabajadores “se retiró antes de terminar la reunión y tomaron medidas que afectaron el normal funcionamiento de las áreas de mantenimiento en la refinería” y, por lo tanto, “sábado, domingo y lunes la gente de mantenimiento no pudo trabajar en la inspección, limpieza y acondicionamiento del cracking”.
En términos generales, esto podría ocasionar un desabastecimiento de supergás en el corto y mediano plazo; a raíz de esto, Spitanicic aseguró que “se está haciendo el máximo esfuerzo para superar este incidente y estamos importando supergás desde Argentina”, por tratarse del “producto más crítico”, aunque no descartan realizar “importaciones de otros productos”.
Explicó que desde la vecina orilla llegarán “60 camiones de supergás” y añadió que esperan la llegada de “dos barcos en el mes de mayo”, así como también en los próximos días “va a estar llegando el almacenamiento flotante que prevé el complemento de supergás durante la elevada demanda del invierno”.
Consultado por la posibilidad de declarar la esencialidad del servicio, el jerarca dijo que “no está planteado”, que habrá un “costo de ruptura” pero la obligación de Ancap “es el abastecimiento, después sobre los costos cada uno se tendrá que hacer cargo por las decisiones que toma”.
Idas y vueltas
La mención de Stipanicic a la negociación que el directorio del ente sostenía con Fancap y en la que, según el presidente de Ancap se produjo una situación en que el sindicato optó por entorpecer el trabajo, venía a cuento de la caso de dos trabajadores del buque Malva H, embarcación que Ancap decidió devolver por costar “dos millones de dólares por encima de los fletes que salen para llegar a las plantas de Paysandú y Juan Lacaze”.
Según Fancap, en su momento se había acordado reubicar a todos los tripulantes del Malva H, pero hubo dos a los que se les realizó un “preaviso” por el cual -valga la redundancia- se les avisaba que rescindirían su contrato en 60 días.
Fue a raíz de esto que el sindicato resolvió recortar las horas extras y no firmar los permisos de trabajo. Según Stipanicic, la oferta que Ancap puso sobre la mesa “es de buena fe y contempla los aportes de los propios trabajadores involucrados, y creemos que no es admisible que las reivindicaciones pongan de rehén a la población como está ocurriendo ahora cuando hay una posibilidad de ruptura de stock en el supergás”.
“Entendemos que las propuestas de reorganización laboral que estamos planteando generan oportunidades laborales para los tripulantes y también para otros ingresos que tendríamos que considerar para el futuro inmediato”, acotó el presidente de Ancap.
La diferencia para los dos funcionarios “a los cuales se preavisó”, sostuvo, es que “se decidió extender el contrato de función pública a otros tripulantes del Malva H que sí aceptaron la reubicación”.
Stipanicic realizó una expresión de deseo y pidió a Fancap que “reflexione sobre esta situación” y pidió volver “al diálogo” y no definir “sistemáticamente la confrontación como primera respuesta a una propuesta de la administración”.
Por su parte, el presidente de Fancap, Gerardo Rodríguez, dijo a la diaria que “la posibilidad de desabastecimiento es por la rotura de los equipos de la refinería y no por las medidas de Fancap”.
Estas medidas, señaló, “tienen un origen y es la decisión que tomaron el jueves de cortar el vínculo laboral con dos tripulantes del Malva H” y que si se retiraron de la reunión, “no es algo que habla de cierta radicalidad de parte nuestra, es por la decisión de cortar el vínculo con esos dos compañeros que además tenían preacuerdo con Ancap de mantener todos los puestos de trabajo”. Es decir que no es que hayan rechazado ser reubicados, plantea Fancap.
Según Rodríguez, “acá hay una cosa clara” y es “una persecución al sindicato y un intento de demonizar las acciones” llevadas a cabo por Fancap. “Nos quieren culpar por las medidas que tomamos y es porque ellos tomaron la decisión antes”, añadió y rechazó la idea de que se tomaron “medidas oportunistas para presionar a Ancap”, sino que en realidad “fue una reacción a una decisión por parte del directorio”.
Respecto al deseo del presidente del ente de mantener el diálogo, Rodríguez consideró que “los hechos no reflejan lo que dice”, y dijo estar de acuerdo “con el espíritu de lo que dice”, aunque señaló que “él no puede echar a dos personas y después pretender que no tomemos medidas”.
La Federación Ancap optó por dejar en suspenso las medidas a la espera de una reunión que mantendrán este miércoles al mediodía con el ministro de Industria, Omar Paganini, y el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala.