El director de Secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria, era una de las personas más cercanas a Jorge Larrañaga. Tras el “shock” por el fallecimiento del histórico líder en mayo de 2021, los sectores “larrañaguistas” buscan recomponer posiciones en la interna del Partido Nacional (PN) y para eso proponen iniciar una “puja de ideas” de cara a las elecciones de 2024.
Los “larrañaguistas” quieren poner mayor énfasis en la “igualdad de oportunidades” que en la “relevancia de la libertad”, discutir el papel del Estado en las políticas redistributivas y habilitar debates en temas como descentralización y reforma educativa. Calabria admitió que “no es fácil” marcar un perfil en este gobierno, ya que el presidente Lacalle Pou, en su opinión, desarrolló un “liderazgo transversal” que incorporó demandas de la actual minoría y “perforó” las barreras entre los sectores del PN. Las energías, según dijo, estarán puestas en “lograr la síntesis” entre las corrientes internas en una nueva etapa que ya tiene nombre y (casi) apellido: el poslacallismo.
Hace unos días, en El Observador, el senador Gustavo Penadés decía que “wilsonismo” y “herrerismo” eran términos ya perimidos. Ustedes, en Alianza Nacional, hablan de larrañaguismo. ¿Cuáles son las categorías válidas para entender hoy la interna del PN?
Nosotros, que venimos del shock de la pérdida de Jorge [Larrañaga], tenemos una paradoja porque estamos comprometidos con continuar con su legado y al mismo tiempo tenemos la necesidad de volver a nacer. Pero defendemos un proyecto larrañaguista. Y creo en las categorías porque nos ubican y son las cosas en las que creemos y por las que trabajamos. También creo en las ideologías porque sirven para posicionarnos frente a los temas y creo que las referencias ideológicas que tenemos en el PN siguen siendo válidas. Obviamente, en un partido que ha tenido internas y que ha hecho síntesis, los límites se van amalgamando y parecen entrelazados, pero al final del día tenemos visiones que responden a ideologías.
¿Dónde están hoy los principales matices?
La declaración de principios del PN de 2002 proclama que nosotros abogamos por un liberalismo igualitario. Creo que esas son las dos pulsiones que ha tenido el PN en estos 20 años: libertad e igualdad. La pandemia le permitió al presidente Lacalle mostrar la relevancia de la libertad. Dentro de esos valores compartidos, nosotros nos colocamos en el énfasis de la igualdad de oportunidades.
¿En qué temas o discusiones aparecen esos matices?
Para nosotros hay temas fundamentales, como la educación o la descentralización. Y si hablamos de igualdad de oportunidades, para nosotros el Estado cobra un valor fundamental y tiene roles que cumplir en compensación, estímulo y cuidados. Coincidimos en que hay que estimular al malla oro, pero también apostamos a cuidar al pelotón y a rescatar al rezagado. En ese elenco de valores compartidos que tenemos en el PN, nos colocamos en estos énfasis.
¿El larrañaguismo se percibe como la continuidad del wilsonismo?
Yo me siento wilsonista y también larrañaguista, porque creo que Larrañaga le sumó atributos propios al wilsonismo, que es de donde nacemos. Jorge tenía una visión completa de Uruguay, y ese larrañaguismo es desafiante dentro del PN y afuera del PN. Los blancos somos muy crueles entre nosotros, creo que Jorge no fue lo suficientemente reconocido en vida. Muchos compañeros, en diferentes partes del país, hoy están dispuestos a defender ese proyecto de país que él tenía. Estamos para dar esa puja ideológica dentro del partido, para evitar que nos anclemos en alguna esquina del pensamiento. Además, creemos que es bueno que al PN le pase eso. En 2004 Jorge logró una síntesis con la otra columna del PN; después no ganó la elección y eso desdibujó lo que podría haber sido. Luego, en dos elecciones, el presidente [Luis] Lacalle Pou también logró perforar la barrera y las paredes de los sectores, porque tuvo la capacidad de absorber ideas de otros sin renunciar a lo propio, y así creció. Ese liderazgo transversal que logró también marca una tendencia: para crecer el PN necesita la puja ideológica entre posiciones distintas.
Que haya una hegemonía electoral...
[Interrumpe] Yo no hablaría en términos de hegemonía electoral; primacía electoral puede ser un término más preciso y menos drástico. En todo caso, no hay primacía ideológica. Nosotros estamos en condiciones de igualdad a la hora de discutir ideas dentro y fuera del PN. No plebiscitamos las ideas cuando vamos a una elección; plebiscitamos el derecho a gobernar y la primacía en los espacios de gobierno, pero después de cualquier elección seguimos pensando lo mismo sobre cómo debería ser Uruguay.
Me refería a que esa correlación de fuerzas llevó a Lacalle Pou a la presidencia. ¿Qué esperaban del presidente en términos de generosidad política y qué evaluación hacen al arranque del tercer año de mandato?
El presidente Lacalle Pou tuvo mucho respeto. Nosotros no somos unos invitados al gobierno, somos parte del gobierno porque ayudamos a ganar. El gobierno también es nuestro; Jorge Larrañaga fue fundamental para ganar la elección, y así nos ha tratado el Poder Ejecutivo. Larrañaga fue ministro del Interior, tenemos posiciones de relieve, como la doctora Ana Ribeiro en la subsecretaría de Educación y Cultura, el economista Washington Ribeiro en el Banco Central, Richard Charamello en Ancap, Alejandro Lafluf en el Banco República, Pablo Puppo en Inefop [Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional], Cecilia Sena en el Mides [Ministerio de Desarrollo Social], Pablo Abdala en el INAU [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay], y seguro me falta algún compañero. Tenemos los lugares que nos ganamos con los votos y por el reconocimiento a la importancia del proyecto político. Larrañaga no fue ministro del Interior para hacer lo que otros decían, sino que fue parte de la configuración de la política de seguridad, antes y durante el gobierno. No es que venimos a tocar lo que otro diseñó, trabajamos e intercambiamos en consonancia con el otro sector del partido.
¿En algún momento sintieron que ese sector mayoritario les podía pasar la aplanadora?
No ha pasado y tampoco creo que pase. Somos un aparato que tiene la capacidad para hacerse escuchar. No ha habido ninguna necesidad, y siempre hemos sido escuchados por la mayoría actual.
Recién decía que Lacalle Pou desarrolló un liderazgo transversal. ¿Eso no los complica a ustedes para marcar un perfil o tener una propuesta diferenciada?
Es correcto, a veces marcar un perfil no resulta fácil. Pero si no resulta fácil es porque estamos logrando que nuestras posiciones se vayan amalgamando y tomando más en cuenta, o sea que tampoco sería un problema. Habrá que ver qué pasa ahora en el poslacallismo –uso ese término en tanto el presidente no puede competir en la próxima elección de 2024–, ver cómo se para el PN. Vamos hacia un escenario sin Larrañaga y sin el presidente, veremos cómo será esta interacción y cuáles serán los énfasis que cada sector irá marcando.
Hace exactamente cinco años la perspectiva electoral del PN era más clara; hoy hay más incertidumbre. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas?
Obviamente que tener liderazgos marcados facilita algunas cosas, pero que esos liderazgos vayan evolucionando también permite la construcción de nuevos espacios de ideas. Más allá de que haya figuras para tomar la posta, que no haya candidatos tan cantados quizás ayude a diagramar un esquema que refleje mejor las posiciones que hoy tiene el PN. Eso puede ser bueno, todo dependerá de cómo se procese.
Hay una tensión en el PN entre poner el acento en gobernar o ingresar paulatinamente a la disputa electoral. ¿Dónde se colocan ustedes?
La primera responsabilidad es gobernar, y eso lo tiene claro todo el gobierno. A veces las especulaciones llegan más desde otros lugares. Este es un momento más político que electoral. En todo caso, puede ser un momento para ver cómo canalizar las pulsiones internas de quienes quieran defender proyectos, después sí vendrá lo electoral. El PN tiene historias de candidatos que surgen el último año y ganan internas, o de candidatos que tienen una suerte diferente de la que esperaban. Ahora es tiempo de afirmación conceptual y de ideas. Hoy lo importante es la puja de ideas dentro del partido. Cómo se instrumenta y diagrama esa puja es una discusión importante: puede haber pluralidad de aparatos sin puja ideológica y puede haber puja ideológica sin demasiada pluralidad. Hay que asegurar el intercambio de ideas, después la forma es un diagrama que resulta accesorio.
Todo indica que la actual mayoría tenderá a ser más oficialista, mientras que la minoría deberá defender al gobierno, pero marcando ideas diferenciadas. ¿Cómo piensan implementarlo?
Es el desafío que tenemos por delante. No lo veo como algo dramático. Nosotros decimos que tenemos un proyecto de país, el larrañaguismo, y queremos defenderlo. Vamos a marcar posición en los temas prioritarios: más recursos para el interior, descentralizar la caja del Estado, también en seguridad pública y reforma educativa, que serán debates fundamentales. También vamos a defender la visión agroexportadora que tenía Jorge. O sea, hay elementos en que marcar perfil. Y allí donde no haya necesidad de marcar perfil tampoco vamos a inventarlo. Si hubo un logro del PN, lo vamos a festejar con beneplácito porque quiere decir que muchas de las ideas de Larrañaga fueron llegando al otro lado del partido.
¿Por ejemplo?
Las medidas económicas del último tiempo reflejan que hay una necesidad del Estado de dar una respuesta, que quizás pueda llegar a ser discutida por un ala económica más ortodoxa, que también existió tradicionalmente en el PN. Sin embargo, el gobierno definió políticamente que en estos temas el Estado tiene un rol importante que cumplir y que no puede dejar todo en manos del mercado. Eso está en línea con nuestra idea de igualdad de oportunidades. En la dialéctica que ha tenido un ala del partido con el wilsonismo y el larrañaguismo, creo que hay cosas en las que se ha logrado convencer. Y eso es lo importante.
Eso puede tener una trampa también. ¿No sería más “sencillo” para ustedes marcar perfil ante una hegemonía tecnócrata?
Es cierto que en este gobierno no ha existido una hegemonía tecnócrata. Para nosotros lo fundamental es que ganen las ideas; después si hay costos para que eso suceda, bueno... Lo fundamental sigue siendo que la sociedad uruguaya viva mejor; si es a costa de que nosotros no podamos marcar algún perfil, bienvenido sea. Creo que el presidente ha demostrado un liderazgo y una capacidad de romper barreras que es extraordinaria. Creció en base a eso. Ahora el desafío será ver qué pasa en un escenario político sin el presidente en la disputa electoral.
En el Frente Amplio muchos dirigentes asumen que subestimaron a Lacalle Pou. ¿Pasó también en el PN?
Creo que no. Lacalle Pou desde el principio fue reconocido como un referente. En la elección de 2014, en todo caso, nos sorprendió el rápido crecimiento que tuvo. Pero no hubo subestimación. La dialéctica que tuvimos con [Luis Alberto] Lacalle Herrera, con el Herrerismo y después con Lacalle Pou hizo que fuera más natural la transición.
Otra cosa que se repite es que los blancos son bravos en la discusión interna. La última experiencia de una competencia después de estar en el gobierno fue traumática. ¿Hay riesgos de que se repita?
Creo que el partido aprendió. No veo riesgos. El PN es lo suficientemente maduro como para entender que nadie es dueño del partido.
Habló recién del poslacallismo. ¿Qué sería eso?
El PN va a tener que enfrentar [en 2024] la ausencia de dos liderazgos, el de Jorge Larrañaga y el del presidente Lacalle. Tendremos que enfrentarlo de la manera más inteligente. Puede ser una oportunidad de reafirmar la síntesis que tenemos entre los movimientos. Creo que en el larrañaguismo y en la actual ala mayoritaria hay una gran madurez y conciencia del momento político que vivimos; luego veremos cómo eso se expresa electoralmente. El PN tiene una oportunidad de repetir lo que hizo Larrañaga en 2004 y después también logró Lacalle: quebrar barreras y enriquecer la propuesta. Larrañaga en 2004 fue un candidato muy potente porque logró sintetizar las columnas del partido en la interna, y después también lo hizo Lacalle. Es un escenario nuevo y quizás sea una oportunidad de volver a lograr esa síntesis. Por lo pronto, nosotros estamos en un tiempo de siembra colectiva, fortaleciendo la visión wilsonista y larrañaguista del PN.
¿No es raro discutir el poslacallismo en el momento de mayor consolidación, justamente, del lacallismo?
Es un problema que tendrán que analizar ellos. Yo hablo de lo que tenemos que hacer los larrañaguistas y los desafíos que tenemos por delante. Hay una situación fuera de discusión y es que Lacalle no va a poder participar en esta instancia electoral. Repito: en esta. Capaz que participa en otras.
Allanamientos nocturnos
“Más tarde o más temprano, va a terminar saliendo. Capaz que no sale ahora, en esta legislatura. Pero va a terminar saliendo porque es una necesidad que tiene la lucha contra el crimen y contra el narcotráfico en los barrios. Creo que la realidad lo demanda, y contra la realidad no se puede ir”.