Con la presencia de 450 participantes provenientes de 41 países, Emaús Internacional organizó en Piriápolis su decimocuarta Asamblea Mundial, que contó con una gran cantidad de actividades y que tuvo su acto final en Montevideo. El evento se realizó del 9 al 13 de mayo y tuvo el objetivo de “desarrollar y discutir los temas que hacen a la vida del movimiento”, según dijo Rogelio Coitiño, representante de Emaús Internacional en la región América, en diálogo con la diaria. Pese a que América Latina y Emaús tienen un vínculo de larga data, es la primera vez que la Asamblea Mundial se hizo en este continente.

Según un documento que difundió la organización en el marco de la asamblea, Latinoamérica es el primer lugar en que se instaló Emaús fuera de Europa. En el caso de Uruguay, el sacerdote jesuita Atanasio Sierra, junto con un grupo de estudiantes, fundó la asociación Emaús en 1954, “con el objetivo de trabajar en barrios irregulares de Montevideo”. En la actualidad, hay tres grupos en Uruguay: Emaús Nuevo París, Grupo Emaús Aportes y Emaús Maldonado.

Coitiño contó que el evento se hizo en Uruguay porque el país se ofreció para ser sede y tradicionalmente es un centro de la organización en la zona, debido a que en Montevideo funciona la sede regional de Emaús América. Además, sostuvo que otro de los motivos fue que “había una percepción y visibilidad importante en cuanto a derechos adquiridos en Uruguay, como la ley de despenalización del aborto o la ley de la marihuana. Muchas personas querían venir a conocer y desde Uruguay se aceptó el desafío”.

Comentó que la Asamblea Mundial se hace cada cuatro años, y que su objetivo es votar a las nuevas autoridades y discutir el rumbo a seguir del movimiento. En esta oportunidad, las actividades se hicieron en dos instancias: una que se efectuó en octubre de forma virtual, donde se reeligió al presidente que estuvo a cargo el período pasado, Patrick Atohohun. En esa asamblea también asumieron cuatro consejeros en Latinoamérica, entre los que se encuentra el propio Coitiño. La segunda parte consistió en la serie de actividades y presentaciones que se llevaron a cabo en Uruguay.

”El objetivo final es que todos sean autosuficientes”

Uno de los temas que estuvieron en discusión y en el que se hizo especial énfasis en esta segunda instancia fue la autosuficiencia de la organización. Coitiño apuntó que “siempre es un tema de discusión si las políticas públicas son necesarias para que los grupos de Emaús existan, si dependemos o no de diferentes apoyos estatales. Las realidades en todo el mundo son de lo más diversas, es imposible lograr una única mirada”. Agregó que en ese debate prevaleció una postura mixta, que haya grupos 100% autosuficientes y otros que puedan depender de políticas públicas, y que el objetivo final es que todos sean autosuficientes; pero en el camino necesitan apoyos privados y, sobre todo, estatales, con ayudas como la exoneración de impuestos o la firma de convenios.

Otro de los temas que se abordaron fue la solidaridad internacional entre grupos: “Existe un modelo de actividades que hacía que grupos, sobre todo europeos, apoyen a grupos de países del tercer mundo”, explicó Coitiño. Puso como ejemplo el proyecto del lago Nokoué, ubicado en Benín, caso que fue una “bandera” del movimiento durante muchos años, porque se hizo una fuerte inversión para purificarlo, al ser el único acceso al agua del lugar.

También se dedicó tiempo a hablar sobre “la vida interior del movimiento” y reforzar sus conceptos. Indicó que la modalidad que prevalece en casi todos los grupos del mundo es la convivencia en comunidad: “Ese es el concepto que proponía el Abbé Pierre [fundador de Emaús], de hecho, fue así como empezó esto, gente que no tenía donde estar y podían aportar su trabajo para mejorar sus condiciones. Empezaban con la recuperación de objetos: recibir donaciones de la población, instituciones o entidades, e intentar recuperarlos, darles una segunda vida. Nuestros camiones de recolección de objetos son bastante reconocidos en diferentes lugares”, señaló Coitiño. Sin embargo, dijo que hay otras formas alternativas de vivir la vida de Emaús, como “el reciclaje u organizar préstamos sociales”, y que cada grupo se organiza según sus particularidades. Incluso, “los grupos de Uruguay, si bien somos similares”, tienen maneras diferentes de organizarse.

Consultado sobre las consecuencias de la covid-19 en sus actividades, Coitiño respondió que los “complicó bastante”, pero que ahora que “la situación está pasando” se puede mirar hacia atrás y ver que, a pesar de que estuvieron cerrados transitoriamente, ningún grupo del mundo tuvo que cerrar sus puertas de forma definitiva. Para el movimiento, ese logro se consiguió a través de la organización de “mecanismos de solidaridad interna”, que consisten en la colaboración económica entre grupos para ayudar a los “más golpeados” con un fondo de solidaridad que posee Emaús. Destacó la rapidez con la que se gestionó la ayuda y, aunque la pandemia dejó un panorama económico duro, están en un proceso de recuperación de “cierta estabilidad”, que es necesaria para llevar a cabo su trabajo.

En el ámbito regional, se pusieron como objetivos fomentar la formación y conseguir nuevos integrantes que puedan asumir nuevas responsabilidades. También se plantearon unificar su “palabra política”, que según Coitiño, es algo que ha estado disperso en la región: “Queremos ser más influyentes en las políticas públicas de nuestros países, siempre en aras, capaz es un poco pretencioso, de promover la justicia social, ese es nuestro norte. Los caminos son complejos y más difíciles en algunos lugares”.

El representante regional habló de los grupos de Uruguay, que trabajan junto con el Ministerio de Desarrollo Social en la atención inmediata a las personas en situación de vulnerabilidad. Contó que se propusieron seguir manteniendo esa relación y seguir llevando a cabo esa tarea, que es uno de los propósitos fundamentales de Emaús. Además, planteó que quieren hacer énfasis en lo que decía el Abate Pierre: “Atender las urgencias sin dejar de atender las causas que la generan”.“Sentimos que esa parte nos falta, y si bien vamos a seguir intentando ayudar de forma inmediata a la gente, queremos incidir más en las causas que la generan. Ese es un tema más amplio, más escabroso, pero estamos para eso”, manifestó.

“Las voces de Emaús”

De acuerdo al documento que difundió el movimiento para promocionar la Asamblea Mundial, los orígenes de Emaús se remontan a 1949, en Francia, a causa de la crisis de vivienda que atravesaba el país. En pos de ayudar con la situación, el sacerdote católico Henri Groués, mejor conocido como Abate Pierre, se ocupó de dar alojamiento en su casa a varias personas. Años después, en 1954, el empeoramiento de la situación llevó a que el sacerdote realizara un llamado, que tuvo gran repercusión en Francia y en el mundo, para sumar adeptos al movimiento: “A partir de ese momento, el Abbé Pierre comenzó a recorrer el mundo para tomar conocimiento de la situación de la indigencia y pobreza en otras sociedades”. La iniciativa se replicó en otros países, pero el “estatus formal” de la organización se adquirió varios años después, en 1971.

Emaús Internacional se define como “un movimiento solidario y sin afiliación religiosa que lucha contra la pobreza y la exclusión social de la población en situaciones de vulnerabilidad de derechos”. Las acciones de la organización se basan en tres puntos: “Economía ética y solidaria, justicia social y medioambiental, y paz y libertad de circulación y residencia por una ciudadanía universal”. En la actualidad el movimiento está integrado por 425 grupos ubicados en 41 países de África, América, Asia y Europa, “que defienden los mismos principios adaptando sus actividades a la realidad de sus territorios”.

Los fundamentos históricos de Emaús, que se mantienen hasta hoy en día, llevaron a que por primera vez hicieran un documento titulado “Las voces de Emaús: Informe mundial sobre nuestras luchas contra la pobreza”. El texto fue publicado el 17 de octubre de 2021, en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. En sus primeras páginas, el reelecto presidente de Emaús, Patrick Atohohun, explicó que “este informe va un paso más allá de las tan trilladas constataciones, mostrando de manera concreta que un mundo solidario es posible”. Destacó que “la crisis sanitaria mundial lo ha demostrado, ampliando aún más la brecha de las numerosas desigualdades que gangrenan nuestras sociedades: las personas más vulnerables siguen sin tener voz ni voto en este capítulo, no se cuenta con ellas casi nunca para construir las soluciones que las conciernen”.

En la jornada de cierre de la Asamblea Mundial, el viernes 13 de mayo, en la Sala Azul de la Intendencia de Montevideo, se presentó el informe. Hubo una mesa integrada por la presidenta del Foro Internacional de Mujeres Indígenas, Tarcila Rivera Zea, el relator especial de las Naciones Unidas sobre extrema pobreza y derechos humanos, Olivier De Schutter, por video, y el expresidente José Mujica. Coitiño afirmó que el texto plantea estrategias para abordar las causas de la pobreza por medio de acciones realizadas por miembros de Emaús en todo el mundo y que sirven como ejemplo: “Se muestra cómo esos grupos están trabajando dentro de su comunidad, intentando, con actividades puntuales, incidir sobre las causas de la pobreza”.

El documento enumera y explica las seis reivindicaciones de Emaús: acoger a las personas vulnerables, garantizar educación universal, promover la gestión colectiva de los bienes comunes, luchar contra las desigualdades de las que son víctimas las mujeres, desarrollar actividades económicas que respeten los derechos sociales y medioambientales, y reconocer a los actores de la economía ética y solidaria. Cada punto es acompañado por iniciativas que realizan grupos de Emaús en el mundo, como prueba de que el modelo que proponen es posible. Coitiño consideró que la educación es la reivindicación en la que más se ha hecho énfasis en los grupos de Uruguay, sobre todo en primera infancia y madres jefas de familia. Con las madres se trabaja en su formación e inserción laboral, porque, según él, “para los que tienen más complicaciones es importante tener estas herramientas”.