Para el presidente del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial y No Comercial de la Niñez y la Adolescencia (Conapees), Luis Purtscher, entre las causas que explican el crecimiento de casos de explotación sexual a niñas y adolescentes las hay asociadas a obras de gran impacto, como la del Ferrocarril Central.

Según la última medición presentada, con datos de 2021, Uruguay registró 494 casos de explotación sexual a niñas, niños y adolescentes, cifra que significó un crecimiento de 20% respecto de 2020 (410 casos). De 2019 (240 casos) a 2020 el incremento había sido de 70%. Al respecto, Purtscher dijo que entre las diferentes razones que explican este aumento “hay causas que tienen que ver con los modelos de desarrollo. Estos modelos de enclave son de alto impacto para las comunidades que los reciben porque movilizan un número importantísimo de mano de obra, básicamente masculina, y que cuenta con un ingreso mayor al de la media de los lugares a donde llega. Esto genera un desfasaje, y, obviamente, en el mercado del sexo hay un aumento de la demanda. Si hacemos una relación entre los anuncios de la instalación de las plantas de celulosa y la cantidad de permisos para instalar whiskerías, prostíbulos y otros espacios que materializan el mercado sexual, vemos que hay un aumento superlativo”.

“En nuestro país, la prostitución es legal después de los 18 años, y esto juega como un factor facilitante de situaciones de explotación, porque los lugares legales a veces conviven con situaciones de delito”, dijo el especialista en Florida, durante una rueda de prensa.

El dato duro

El presidente del Conapees habló también sobre los diferentes impactos generados por la Operación Océano, entre los cuales se encuentra el hecho de que el propio Conapees haya tenido que revisar algunos datos acerca del problema de la explotación sexual de niñas y adolescentes en Uruguay. “La Operación Océano es como un paradigma que rompió con algunos prejuicios que nosotros teníamos sobre el problema. A nosotros los números de casos y el estudio de casos nos daba que ocurría entre víctimas de clase baja, pero también empezábamos a ver que aparecían casos de [víctimas de] clase media, y la Operación Océano consolidó esta mirada. También el hecho de que hay adolescentes trans y adolescentes varones que son víctimas de situaciones de explotación”.

Asimismo, apuntó a la diaria que tanto el Conapees como técnicos de diferentes orígenes, instituciones, academia, operadores y otros actores, “lo que teníamos era un supuesto basado en la casuística”, y “la Operación Océano rompió con lo que veníamos conociendo en Uruguay, y confirmó que ocurre en todas las clases sociales”.

Parte de la solución

Purtscher se refirió, además, a la necesidad de avanzar en la atención directa a las víctimas de explotación sexual. Destacó la experiencia registrada en Florida, donde por iniciativa de la Dirección Departamental del Instituto del Niño y el Adolescente (INAU) quedó instalado un servicio de atención directa para víctimas de explotación sexual. El trabajo de estos equipos es intentar “que la niña o adolescente, que era una mercancía en el mercado del sexo, vuelva a su condición de niña o adolescente”, indicó.

A partir de la experiencia de Florida, la instalación de equipos específicos pasa ahora a las líneas estratégicas del INAU para este quinquenio, en una perspectiva nacional, añadió. “Parte de la solución no es solamente capacitar y formar, sino también avanzar y profundizar en la atención. Tener servicios específicos es una parte fundamental para esto. No podemos tratar desde una lógica tradicional problemas que son absolutamente diferentes en cuanto a expresiones de violencia. Ir hacia servicios especiales y especializados es una de las orientaciones que Florida, por iniciativa propia, ha desarrollado y que el directorio del INAU ha planteado dentro de sus lineamientos estratégicos para este quinquenio. Implica no sólo el fortalecimiento de estos espacios locales sino también la creación de un hogar de 24 horas, exclusivamente para víctimas de explotación sexual y trata, así como fortalecer la presencia de equipos itinerantes en convenio con la sociedad civil y el INAU. Se pretende que estos equipos tengan una orientación más vinculada a la atención directa y no tanto al asesoramiento y la capacitación solamente”. Para Purtscher, esto significa “meterse de cabeza en un área fundamental, por lo especial de estas situaciones”.

“La atención implica el trabajo de lograr que esa niña o adolescente, que fue una mercancía que circulaba en el mercado del sexo y que fue transformada en una cosa, sea vuelta a su condición de niña o adolescente. Trabajo difícil si lo hay; implica una atención integral que tiene que ver con cómo reconstituyo al sujeto, cómo lograr que esa persona resignifique la historia, lo que le pasó, y que pueda hacer algo con ella, y no simplemente sufrir el peso de un trauma complejo como es el de haber sido una cosa que circulaba en el mercado”.

Purtscher estuvo en Florida para participar en una jornada de asesoramiento y prevención en vísperas de las festividades de San Cono, en el marco de un convenio entre el Conapees y el Ministerio de Turismo, que establece el desarrollo de instancias de trabajo interinstitucional en los territorios para prevenir casos de explotación sexual a niñas y adolescentes durante eventos de concurrencia masiva.