En el primer trimestre del año el balance de Ancap mostró una ganancia de 72 millones de dólares, que surge de los ingresos en los negocios no monopólicos y de una valoración de sus finanzas por la baja del dólar –necesita menos pesos para pagar la misma deuda en la moneda estadounidense–. Sin embargo, expuso que en el mercado monopólico de los combustibles tuvo un resultado negativo de dos millones de dólares en el trimestre, “al resignar ingresos por 32 millones de dólares, por ventas por debajo” del precio de paridad de importación (PPI) de naftas, gasoil y supergás.

“El resultado del Grupo Ancap incluye un resultado financiero de 40,5 millones de dólares principalmente por la apreciación del peso uruguayo, ganancias por ventas a UTE para generación en el mercado local por 14 millones de dólares, resultado por cobertura monetaria de ocho millones de dólares”, así como una baja de nueve millones de dólares por impuestos y otros pagos.

En un taller para la prensa, las autoridades del ente expusieron los números y hablaron acerca de la situación financiera y operativa. Explicaron que hoy, producto de varios factores internacionales, las refinerías en el mundo están teniendo márgenes de ganancia “históricamente altos”. En el caso de Ancap y su refinería, el margen se vio reducido por las sucesivas decisiones del gobierno sobre el precio del combustible: aumentaron 15% las naftas y 30% el gasoil en lo que va del año, pero los ajustes han sido inferiores a los que marca el PPI.

El PPI es una referencia teórica que muestra el nivel óptimo de eficiencia de Ancap; es decir, si vende por debajo del PPI hay una resignación de ingresos de la petrolera, y si vende por encima hay un sobrecosto que están asumiendo los consumidores.

El margen de refinación es parte primordial de la “espalda financiera” del ente, ya que esos ingresos permiten solventar a la empresa y su operativa. Con valores altos del petróleo y márgenes elevados, ingresa dinero a las refinerías del mundo, que intentan con eso lograr solidez en sus finanzas de cara a una eventual reversión del escenario. En esa ecuación, Ancap, si bien ha logrado ganancias, también tiene riesgos asociados que las autoridades expusieron.

Por ejemplo, mencionaron que al haber un desfasaje de dos meses o más entre que compra el barril de crudo, lo refina y este llega como combustible a los consumidores, ante una eventual baja del petróleo puede haber pérdidas millonarias –porque el PPI haría caer los precios, aunque Ancap haya comprado más caro–.

La contracara de esto, según explicó el director por Cabildo Abierto, José Luis Alonso, es que en momentos de márgenes elevados en el mundo se pueden resignar ingresos para no afectar a los consumidores “porque Ancap no es privada; si lo fuera, pasaría como en Argentina, que hay desabastecimiento de gasoil”, porque a las compañías no les sirve vender al precio que fijó el gobierno.

Entre otras cosas, está prevista una parada técnica de la refinería por cuatro meses a finales de 2023 para mantenimiento y realizar obras, lo que llevará a que Ancap deba pagar los precios del mercado internacional, lo que impactará en su margen.

Al tener un colchón para hacer frente a esto menor por la resignación de ingresos, es que el presidente Luis Lacalle Pou dijo días atrás que “se terminó” la espalda financiera, explicaron desde el ente.

Por otro lado, las autoridades hablaron sobre las pérdidas en el sector del pórtland, que fueron de cuatro millones en el primer trimestre. En esto influyen aspectos zafrales, pero también la mayor competencia en el rubro tras la instalación, en Treinta y Tres, de la cementera Cielo Azul, de capitales brasileños. “Sigue su curso” la búsqueda de una asociación con un privado por parte de Ancap, que se encuentra a la espera de la aprobación del Tribunal de Cuentas para lanzar una licitación con ciertas condiciones en busca de un socio, habiendo 17 firmas interesadas.