El Partido Socialista (PS) tendrá el fin de semana su 50º congreso y el 7 de agosto elegirá a su nuevo secretario general. Gonzalo Civila buscará la reelección, mientras que la corriente Futuro Socialista presentará un candidato propio y el rochense Darcy de los Santos será el candidato por la llamada “ala renovadora'', que en este período ha sufrido la renuncia de muchos dirigentes, críticos con la actual conducción.
De los Santos dijo en entrevista con la diaria que el “primer escalón” de su candidatura apunta a “recuperar los espacios” que perdió la actual minoría y lograr que se “contemplen” todas las visiones internas, con corrientes que sean “más complementarias y menos confrontativas”. “No es la última bala, los que nos quedamos queremos realmente cambiar la situación”, expresó el representante de los renovadores.
En su opinión, el PS es “demasiado importante” para la sociedad uruguaya y para el Frente Amplio (FA), por lo que no puede “restringirse y quedarse en un grupo de iluminados”. “No podemos centrarnos todo el tiempo en definir si somos más de izquierda o menos de izquierda. Ser de izquierda es trabajar con la gente y para eso tenemos que abrir la cancha”, agregó.
¿En qué contexto se afilió al PS?
Comencé a militar en Rocha en 1984 y me afilié un poco después, un par de años después. Vine a Montevideo a hacer Facultad de Veterinaria y milité en la AEV [Asociación de Estudiantes de Veterinaria], junto con compañeros de lo que era en aquel momento la agrupación 98. Después, cuando me radiqué en Rocha, comencé a militar fuertemente a nivel gremial y político, hasta que en el año 2000 fui electo edil. A partir de ahí [empieza] el período de la gran crisis en Rocha, cuando la intendencia toca fondo y hubo aquellas marchas de los municipales. A su vez, estaba en el equipo de El Chueco [Artigas Barrios], que era diputado y yo era parte de la secretaría. En 2005 fui el primer presidente de la Junta Departamental por el FA y a partir de 2010 ocupé la secretaría general [de la Intendencia de Rocha] por cinco años. Después, tras un acuerdo con el MPP, fui diputado entre 2015 y 2020. En varios períodos fui secretario político de la departamental [del PS], como hoy. O sea que llevo más de 30 años militando en el partido y en el FA.
El vínculo del PS con el MPP en Rocha siempre fue bueno, lo que no siempre pasaba a nivel nacional o en otros departamentos.
Nosotros como PS tenemos que reconocer la tremenda lealtad que tuvo el MPP, y en particular Aníbal Pereyra, durante los diez años que fue intendente El Chueco [2005-2015]. Incluso cuando Aníbal gana, lo hace en alianza con nosotros. Producto de esa alianza asumo la diputación y la compañera Flavia Coelho, actual presidenta del FA [en Rocha], es la primera suplente de Aníbal. Ella culmina el período y hace la transición con el Partido Nacional de setiembre a noviembre de 2020. La relación ha sido muy constructiva, con diferencias pero constructiva y fraterna. En general, en Rocha el espíritu frenteamplista funcionó bien, sobre todo cuando uno compara con otras situaciones. Uno de los factores clave quizás haya sido El Chueco, pero también una cantidad de compañeras y compañeros contribuyeron a eso.
¿Cómo se armó esta candidatura suya para la Secretaría General del PS?
Capaz tenga que ver con la realidad del PS en Rocha, por haber sido parte del gobierno con El Chueco. Ojo, quizás la expresión electoral actual no es la más fuerte del interior ni mucho menos, pero creo que hay un reconocimiento hacia cómo trabajamos los socialistas en Rocha. Siempre hubo un buen relacionamiento y quizás eso influyó para que algunos compañeros y compañeras identificaran que podíamos participar en esta aventura, por decirlo de alguna forma.
¿Siempre se identificó como renovador dentro del PS?
En realidad, cuando fue el congreso de modificación de estatuto, fui contrario a la legitimación de las corrientes. En aquel momento se hablaba más de sensibilidades. Mientras que estuvo [Reinaldo] Gargano, siempre fui cercano a él. Me acuerdo que en un Comité Central algún medio me calificaba como ortodoxo. El PS tiene una diversidad grande de visiones, de cómo desarrollar distintas estrategias, pero me niego un poco a encasillar entre ortodoxos y renovadores. Simplemente creo que hay compañeros que ven de una forma u otra, pero en definitiva somos todos socialistas.
¿Puede ser que esa división entre corrientes sea más nítida en Montevideo y Canelones, pero en el interior ya se diluye un poco más?
Indudablemente que sí. Primero porque en el interior generalmente los socialistas no somos tantos, entonces tenemos que trabajar en forma conjunta. En Rocha hay compañeros que apoyaron a la actual mayoría [liderada por Civila] y estoy seguro de que la van a apoyar ahora, aunque trabajemos en forma conjunta en la departamental, como antiguamente sucedía en el partido. Creo que sobre todo con Gargano, que fue secretario y presidente del partido, siempre eran convocadas las más diversas vertientes, aunque pensaran diferente. La diferencia con la actualidad es que la actual mayoría ha optado prácticamente por homogeneizar el discurso del partido. O sea, son ellos y no vemos otras figuras, cuando el partido tiene [otros] referentes. Uno no puede desconocer el peso que pueden tener en la política compañeras como Mónica Xavier, [Eduardo] Lalo Fernández o Manuel Laguarda, que hoy está conformando una corriente [Futuro Socialista], también de cara a este congreso. El problema que hemos tenido es que la mayoría actual los ha invisibilizado, y creo que no muestran el partido en su diversidad. Una diversidad que lo llevó a tener una elaboración propia muy fuerte y que enriqueció muchísimo. Pensemos en lo que fueron las responsabilidades de compañeros socialistas en los tres gobiernos de izquierda.
O sea, ustedes sienten que la corriente mayoritaria los dejó de lado.
Objetivamente eso ha ocurrido. Cuando uno ve cómo se designan las responsabilidades, no le tocan a nadie que no sea de la actual mayoría. Es una de las cuestiones que proponemos cambiar; más allá de lo que haya pasado, tenemos que ver qué pasa para adelante. Eso tiene que cambiar. Creemos también que invisibilizaron al interior, a pesar del protagonismo que hemos tenido los socialistas en las experiencias de gobiernos departamentales.
La presencia del PS en “El Frente te escucha” [el recorrido que realiza el FA por el interior del país] es bastante marginal, lo cual es un problema. Estamos más centrados en la discusión interna, en lugar de estar en los lugares en los que tenemos que estar. Ese debería ser el marco más importante de nuestras alianzas; ahí tiene que pesar el partido. Además, lamentablemente hoy el PS tiene un peso relativo a nivel del FA, por el último resultado en la elección interna. Eso es objetivo.
¿Debería ser mayor el apoyo a Fernando Pereira, más allá de que Civila perdió la elección con él?
Creo que hay que apoyar siempre al FA, y si está Pereira, es Pereira. Indudablemente sí, tenemos que estar más presentes. Más allá de que tuvimos un decrecimiento importante de la representación del partido a nivel de los organismos nacionales, como en el Plenario, tenemos seis presidencias departamentales, que sigue siendo una representación importante. Insisto, creo que tenemos que alinearnos más, salir a hablar con la gente y no preocuparnos tanto por difundir cuáles son nuestras diferencias. Esto no significa que no las tengamos o que no las discutamos. Podemos discutir todo, pero también hay que poner más la oreja. No podemos llevar las recetas desde Montevideo y Canelones al resto del país. Creo que al partido le ha pasado un poco eso.
Los renovadores han tenido problemas para presentarse en unidad. En esta elección aparece una nueva corriente, con una fuerte presencia de ediles del interior, que tendrá una candidatura propia en lugar de apoyar la suya. ¿Cómo se explica?
Hoy ya no están las tres corrientes [listas] que formaron la oposición, sino que se han conformado nuevos agrupamientos. Incluso hay compañeros de la actual mayoría que están en alguna de esas opciones. Nosotros mantenemos un buen diálogo con todos, incluyendo a la actual mayoría. Yo compartí cámara durante cinco años con Gonzalo [Civila], El Pacho [Roberto Chiazzaro], [Gabriela] Barreiro y [Enzo] Malán. Y con los compañeros que están conformando ese agrupamiento [Futuro Socialista] también. En el caso de ellos, quizás haya surgido esa necesidad justamente producto de esta situación de divorcio con el interior. Indudablemente los compañeros han optado por ir por ese camino, y es válido y legítimo, pero nosotros también tenemos apoyos en el interior y en Montevideo. Si nosotros miramos los números, básicamente ese crecimiento de militantes del que habla la actual mayoría [detallado en un informe del secretario de Organización del PS, Nicolás Lasa], se ha dado en Montevideo, pero en el interior la situación es otra.
¿Se ha resentido el “aparato” del PS a nivel nacional?
Indudablemente, los aparatos son una herramienta importante que los partidos tienen para llegar a la gente, es el motor militante, y la pérdida que tuvimos de una cantidad de compañeras y compañeros que renunciaron, por distintas circunstancias, llevaron a que se resienta.
¿Cuáles son sus posibilidades reales de ganar esta elección interna del PS?
Cuando uno se plantea presentarse indudablemente siempre tiene que plantearse la posibilidad de ganar, no te vas a presentar para perder. Pero también tienes que ser realista y saber cuáles son tus fortalezas y qué puede pasar. Yo creo que sería importante para nosotros la consolidación de un bloque alternativo a la actual conducción más allá del resultado. Necesitamos que todas las visiones estén reflejadas en las acciones del partido, que fue lo que no pasó durante este período. Nuestro primer escalón tiene que ser recuperar los espacios que no se les están dando a quienes no son la mayoría. Para eso hay que coordinar esfuerzos con todos, incluso con los compañeros que hoy puedan estar preparando otra opción, porque en definitiva no es nada saludable dividirnos. Esos también son objetivos, aunque obviamente el objetivo nuestro tiene que ser ganar la elección.
¿Las diferencias entre corrientes son conceptuales, de fondo, o también pesan las formas, por cómo las procesan públicamente? ¿Qué es lo que más pesa en la actualidad?
Hay varias cosas. Por ejemplo, el partido ha tomado opciones en su política de alianzas que son muy restrictivas desde el punto de vista político. Nosotros reivindicamos al Polo Gargano cuando planteaba que el partido debía ser el horcón del medio del FA. Eso significaba generar acuerdos y articulaciones con todas las fuerzas políticas, manteniendo la coherencia ideológica. La pregunta es: ¿los socialistas renegamos hoy de alguien como Gargano, que entre otras cosas fue fundamental en la construcción del Encuentro Progresista, herramienta fundamental para que la izquierda llegara por primera vez al gobierno? Para eso no alcanza solamente con estar de acuerdo en que estamos en contra [del gobierno], sino que hay que ser propositivos y acordar con otros, aceptando también sus proposiciones. El PS es demasiado importante para la sociedad uruguaya y, para que el FA vuelva a obtener el gobierno, tiene que abrirse más a la sociedad. No puede restringirse y quedarse en un grupo de iluminados.
A nosotros nos ha marcado muchísimo la trayectoria política de El Chueco y él siempre planteaba: “Dejémonos de discusiones internas y salgamos a conversar con la gente, veamos con ellos cómo podemos transformar la sociedad”. No hay otra. Hoy el partido está más sumido en la discusión interna que en salir a trabajar con la gente y en abrir sus fronteras. Hay que abrir las puertas de la Casa del Pueblo y sentarse a conversar con la gente. Falta mucho de eso. A veces pecamos de ser demasiado internistas, de ver qué frase ponemos en un documento, y nos falta todo lo otro.
También ha habido acciones muy buenas. El partido tuvo una posición más que acertada con respecto a la LUC, a cómo enfrentarla. Uno puede decir que perdimos el referéndum pero también se dio un proceso de acumulación importante. Lo que no me parece bueno es centrarnos todo el tiempo en definir si somos más de izquierda o menos de izquierda. Ser de izquierda es trabajar con la gente y para eso tenemos que abrir la cancha, porque en Uruguay la forma de cambiar los gobiernos es con la gente. A veces cuando intentamos posicionarnos nos olvidamos un poco de eso.
¿Qué cosas cuestiona de la política de alianzas del PS?
Nuestra primera política de alianza tiene que ser con el FA. A partir de ahí vienen las alianzas coyunturales para afrontar las diferentes elecciones. Creo que no podemos cerrarnos a que sea una sola política de alianza, porque tenemos realidades totalmente distintas en Rocha, Salto, Tacuarembó, Montevideo, Maldonado o San José. Todas diferentes entre sí. Si nos cerramos a que nuestra política de alianzas es sólo con determinados grupos, con los que quizás coincidimos en muchas cosas, después el resultado nos termina pasando factura, como nos pasó en la elección de octubre de 2019.
Los renovadores cuando eran mayoría cerraron acuerdos con el astorismo, a pesar de la oposición de los ortodoxos. ¿No termina siendo un problema que los acuerdos los definan las mayorías circunstanciales?
Cuando la actual minoría era mayoría es cierto que tuvimos esos acercamientos, pero también tuvimos la flexibilidad para cerrar acuerdos con el MPP en varios departamentos, como Rocha, Soriano, Lavalleja y Rivera. Más allá de que sea con el astorismo, el MPP o el Partido Comunista, lo que no puedes hacer es arrinconarte y plantear “estoy acá y de acá no me muevo”. Hay que tener más flexibilidad, en las cuestiones electorales y en la vida política cotidiana. Se necesita más plasticidad, no para decir que hoy estoy con uno y mañana con otro, sino para conocer las distintas realidades. Para nosotros la política de alianzas en este período ha sido muy encorsetada, entre otras cosas porque algunas de las organizaciones políticas con las que hicimos acuerdos tenían mucho más desarrollo en la zona metropolitana que en el resto del país.
En este período renunciaron muchos dirigentes del ala renovadora. ¿Teme que una derrota pueda profundizar ese problema?
Las posibilidades existen, tenemos que trabajar para que no pase. En mi caso, decidí quedarme a pesar de discrepar con la dirección. Voy a quedarme y trabajar para cambiar esas condiciones, que es lo que aprendí de siempre. Indudablemente, puede haber compañeros y compañeras que decidan irse. El objetivo nuestro es generar condiciones para que todos los compañeros se sientan contemplados dentro del partido. Ojo, para que quede claro, no hay amenazas de que si perdemos nos vamos. No es algo que le haya escuchado decir a nadie. No es la última bala, los que nos quedamos queremos realmente cambiar la situación. Podemos perder, ganar, pero vamos a dar la lucha para generar las mejores condiciones. Y en eso también embretamos a la actual mayoría, que también tiene responsabilidad en que no se sigan yendo más compañeros del PS. Si tienes la hegemonía, la responsabilidad también es tuya, aunque declares que no te sentís responsable.
¿Hay planes para volver a conectar con esa “diáspora” de socialistas que han renunciado?
En el PS siempre hubo afiliaciones y desafiliaciones. Ante cada desafiliación siempre se promovía un pedido de reconsideración, para no perder afiliados. En algún momento se armó una comisión, pero faltaron acciones concretas para ver si podíamos recuperar. Para nosotros siempre será bienvenido quien reconsidere su decisión y quiera reincorporarse. Y procuraremos generar las condiciones, como decía recién, para que todos nos sintamos amparados. Evidentemente los que se fueron sintieron que no estaban las condiciones para mantenerse, es algo que queremos revertir en el futuro.
¿Sigue pensando que fue un error apoyar a Carolina Cosse y no a Daniel Martínez en Montevideo?
Yo no cuestiono a Carolina Cosse como intendenta, pero vale recordar aquel contexto. En 2020 la Departamental del PS de Rocha decidió no presentar candidato a la Intendencia y trabajar por una candidatura única del FA. Vamos al Plenario Departamental y algunos sectores y bases plantean que El Chueco tenía que ser candidato, para sumar votos con Aníbal. El compañero, con más de 82 años, agarró la mochila y salió. El PS inmediatamente decidió apoyar a El Chueco, a pesar de que en una primera instancia habíamos resuelto no tener candidato. Con esto quiero decir que, más allá de las decisiones que hayas tomado en un principio, en Montevideo el PS no tomó la mejor decisión y debió haber apoyado a Daniel. Es un compañero del partido y era un capital político de la izquierda, era un compañero que había perdido el balotaje por pocos votos, generando una remontada que fue importante. No fue una decisión acertada. Estábamos en un contexto de catarata de renuncias y eso también se debió tener en cuenta. Creo que esa pérdida de compañeros también afectó a la representación que finalmente tuvo el PS, que perdió peso en la Junta Departamental. Reitero, esto no es un cuestionamiento a las cualidades de Carolina Cosse como intendenta, sino una reflexión sobre nuestra decisión.
¿Se imagina al PS apoyando a Cosse en 2024?
Yo no descarto nada. Hoy puede haber una cantidad de compañeras y compañeros que puedan ser candidatos en 2024. Si Carolina es una de ellas y llegado el caso el partido considera que es la mejor opción, no va a haber ningún problema por eso. No creo que todo lo anterior sea un antecedente. Insisto, el problema no es Cosse, lo que planteamos es que la decisión de apoyarla afectó al PS, por la cantidad de compañeros que salieron a militar y por los propios resultados. Incluso hay que ver si los que se quedaron y no renunciaron pusieron toda la carne en el asador al momento de militar, porque en definitiva sintieron que había una decisión del partido que no acompañaban. Fueron hechos que generaron confrontación.
¿Siente que está en juego la continuidad de una corriente o sensibilidad dentro del PS?
Siento que hay una diferencia sustantiva con lo que pasaba antes. Discusiones siempre hubo, pero cuando una delegación socialista visitaba una departamental, estaban todas las sensibilidades representadas. Si había dos sensibilidades, iban las dos, y si había tres, iban las tres. Estaban todos presentes. Hoy eso no lo vemos. Hay una situación de “nosotros tomamos la dirección y somos la mayoría”. Entonces muchas veces los que estamos en la minoría no nos enteramos de lo que pasa. Esa es hoy nuestra mayor discusión, pero no creemos que las diferencias no deban existir. Nosotros tenemos múltiples objetivos. Obviamente, el objetivo es ganar, pero también tenemos el objetivo de consolidar una posición que consideramos muy válida y necesaria para el PS. Y vamos a hacer los mayores esfuerzos para tener el mayor peso posible. Sabemos que van a seguir existiendo las corrientes, lo que queremos es que sean más complementarias y menos confrontativas.