El Partido Socialista (PS) tendrá el 7 de agosto sus elecciones internas, en las que definirá al nuevo secretario general, cargo que actualmente ocupa el diputado Gonzalo Civila. El sector del Frente Amplio (FA) llega a esa instancia en medio de conflictos internos ventilados en la esfera pública, así como con pérdida de militantes y de votos en los últimos comicios. Pero antes de esa instancia, durante el fin de semana del 2 y el 3 de julio será el congreso del PS, donde se discutirá todo lo sucedido en los últimos tres años (desde las anteriores elecciones internas) y qué debe hacerse de aquí en más.

Para el congreso Civila debió armar su rendición de cuentas, que ya fue difundida entre los militantes y a la que accedió la diaria. Allí habló de lo que fue “un período tan convulsionado y complejo” como el que atravesó el sector del FA en el último trienio, y dijo que se vio un “evidente cambio en su línea política”, lo que estuvo vinculado a algunas “polémicas” entre los ortodoxos, que hoy lideran el partido, y los renovadores, que son minoría.

Entre “los principales rasgos positivos del rumbo partidario en estos años”, Civila identificó que se tuvo “una línea política crítica, marcadamente socialista, no diluida ni matizada en el progresismo”, y que “se optó por la toma de decisiones colectivas audaces e incómodas, con mayor preocupación por los principios y por el mediano plazo que por el costo de oportunidad”. Además, destacó la “transición generacional y el recambio de las y los principales referentes públicos del partido”, así como el “ordenamiento definitivo de las finanzas partidarias”. Entre los elementos negativos, reconoció “diferencias sustantivas y públicas sobre la orientación” del PS, la “persistencia de dinámicas basadas en personalismos y círculos de afinidad” y la “incapacidad de equilibrar viejos y nuevos liderazgos”, entre otros puntos.

El secretario general manifestó en su documento que “los cambios” impulsados por la corriente que lidera “no podían no generar grandes cimbronazos internos”, y reconoció que “los golpes fueron muchos”, como la “conformación de nuevos grupos fuera del partido, bajas en las listas, candidaturas de compañeros socialistas por fuera de las resoluciones partidarias, desafiliaciones, indisciplinas”. Pese a ello, “el partido no expulsó ni sancionó a ningún/a compañero/a por desconocer resoluciones partidarias”.

Entre las conclusiones, Civila resaltó que “el mensaje del PS en estos tres años” se caracterizó “por la recuperación explícita e intencional de un lenguaje y una perspectiva poscapitalista, radical, crítica, menos institucionalista y más social, de apelación a la organización comunitaria y la construcción de poder popular”. “Y las definiciones para la acción del partido, con sus modestas fuerzas y sus fracturas expuestas, han procurado recuperar la iniciativa política”, expresó.

Consultado por la diaria sobre las “fracturas expuestas”, Civila mencionó que la rendición de cuentas originalmente era un documento interno y que el hecho de que haya tomado “estado público” respondía, en parte, la pregunta. “Cuando hablo de fracturas expuestas me refiero a cómo algunos conflictos, algunos que derivaron incluso en rupturas, tuvieron un manejo público que dañó al partido”, expresó, y agregó que “cuando se ve continuamente” que la organización “procesa sus debates internos en la esfera pública”, se genera “un desgaste en la gente que recibe como primer mensaje del partido, el conflicto”.

En este sentido, opinó que “todo indica que puede ser un congreso que dé lugar a un proceso muy fermental”, en el que surjan “propuestas” y “miradas sobre la realidad que hoy el país necesita”. “Mi expectativa es que sea un congreso que nos posicione como un partido capaz de proponer una alternativa, una forma de hacer política de izquierda diferente, de plantear desde la raíz algunos de los problemas estructurales que vive Uruguay”, dijo. Añadió que la idea es ser, “junto con otros” actores, un espacio que permita dialogar “con personas que se sienten lejos de los partidos políticos” y que, sin embargo, “quieren construir respuestas desde la lucha por la dignidad humana”.

Así las cosas, Civila dijo bregar por “salir de las lógicas binarias, en las que parece que hay compartimentos estancos o miradas cerradas y contrapuestas de la realidad, cuando la enorme mayoría de los militantes socialistas no lo viven así”. Consideró que “es posible” un PS con una resolución más “sana” de sus conflictos internos, aunque aseguró que “nunca va a ser posible un PS monolítico y que no tenga en su seno miradas distintas, conflictos, opiniones divergentes”.

Si bien en su entorno dan por hecho que se presentará a la reelección, Civila evita hablar de su definición. “Vamos a responder colectivamente una vez que pase el congreso”, explicó. Sin embargo, no sólo en su corriente, sino en las otras que integran el PS, entienden que, de presentarse, Civila tiene todas las de ganar.

No hay acuerdo

En tanto, en la oposición a la corriente ortodoxa no hay una única posición y todo apunta a que habrá dos candidaturas además de la de Civila: la del exdiputado por Rocha Darcy de los Santos y una de la agrupación Futuro Socialista, recientemente formada, que aún no definió al postulante.

De los Santos es impulsado por renovadores que otrora pertenecieron a distintas listas y que están en reuniones para conseguir más adhesiones. Precisamente, fuentes de ambas partes dijeron que está pendiente una reunión entre dirigentes de esa corriente y Futuro Socialista, pero a sabiendas de que las negociaciones no resultarán en una candidatura única.

Futuro Socialista tiene su origen en una comisión del PS que se creó en 2021 para estudiar la “situación interna” del sector, como los problemas de convivencia que se evidenciaban. Esta comisión tiene siete integrantes y tres de ellos –María Jossé Rodríguez, que fue coordinadora del FA en la transición de 2021, el edil por Canelones Sergio Pereyra y el exsecretario general del PS Manuel Laguarda– resolvieron conformar esta agrupación que, según fuentes consultadas para esta nota, tiene el objetivo de ser “una tercera opción”, con “el espíritu de superar el antagonismo” y “la bipolaridad en la que el partido vive desde hace mucho, donde a priori lo que trae una corriente está mal para la restante”. En esa línea, las fuentes interpretaron que la agrupación puede “despertar adhesiones” de “mucha gente que está podrida” de la situación que atraviesa el sector.