La tasa de empleo que releva el Instituto Nacional de Estadística (INE) viene en caída desde diciembre y, según el dato publicado este miércoles, correspondiente a agosto, se redujo en lo que va del año 1,7 puntos porcentuales. Según el economista de CPA Ferrere Nicolás Cichevski los números dan cuenta de “signos de estancamiento en el mercado laboral”, que perdió unos 10.000 empleos entre marzo y agosto. Sin embargo, esta evolución no se ve reflejada del todo en el nivel de desocupación, porque “la caída de la tasa de actividad [que abarca a las personas con empleo o en búsqueda] amortigua el aumento del desempleo”.

Previo a conocerse estos datos, el martes, el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, asistió para hablar sobre la Rendición de Cuentas a la Comisión de Hacienda y Presupuesto del Senado. Allí defendió los resultados de las políticas de empleo del gobierno y ante las críticas de la oposición, ratificó que en 2023 y de la mano de una nueva ronda salarial habrá una mejora del poder adquisitivo de los trabajadores.

“Si comparamos la recuperación [del empleo] con diferentes países de la región y del mundo, los datos indican que a fines del año pasado éramos el país que más rápido había vuelto a los indicadores previos a la pandemia, tanto en tasa de desempleo como en tasa de empleo, comparándolo con Estados Unidos, Canadá, España y varios países de América Latina”, dijo Mieres. 

Los datos del INE mostraban en diciembre una tasa de empleo de 58,3%, el mayor registro desde finales de 2018, mientras que el desempleo se ubicaba en 7% al cierre del año pasado, el menor valor desde 2017. En los meses posteriores comenzó el “estancamiento” que planteó Cichevski: en agosto el desempleo fue de 7,9% y el nivel de empleo de 56,6%.

Los números del mercado de trabajo tienen como tercera pata a atender la tasa de actividad, que marca el nivel de uruguayos con trabajo o en búsqueda de empleo, que en agosto fueron 1.785.300 personas. En mayo, tres meses antes, había 4.600 trabajadores más activos, lo que indica que el mercado laboral no logró atraerlos. Pese a que esto es visto como una señal negativa, también la menor tasa de actividad “amortigua” el nivel de desempleo, porque reduce el total de activos sobre el que se calcula la tasa. Dicho de otra forma, si no hubiera bajado la tasa de activos –por ejemplo, porque esas 4.600 personas dejaron de buscar trabajo–, hoy el desempleo sería mayor. 

El seguro de paro parcial y los controles

Uno de los sectores más afectados en materia de empleo y de recuperación de los niveles prepandemia es el turismo, que luego de los coletazos de las restricciones por el virus sufre ahora por la diferencia cambiaria con Argentina. Dentro de los perjudicados aparecen trabajadores de “hoteles, restaurantes, comercio en general y transporte”, repasó Mieres en la comisión del Senado, por lo que el gobierno solicitó al Parlamento votar “una nueva prórroga del seguro de paro parcial para esos tres sectores de actividad”.

Así los empleadores de estos rubros podrán hacer uso del beneficio “hasta el 31 de diciembre de este año”. El esquema permite al trabajador mantenerse en planilla y asistir menos horas o días que los habituales, quedando por el resto del tiempo abarcado por el subsidio por desempleo o seguro de paro, recibiendo un pago por parte del Banco de Previsión Social (BPS) como compensación –que es menor al ingreso total que percibiría–.

En total hay 85.000 trabajadores en seguro parcial, modalidad que para todos los rubros está habilitada hasta final de mes, y “un poco más de la mitad” son de los tres sectores que podrán continuar haciendo uso del beneficio hasta diciembre. 

El exministro de Turismo Benjamín Liberoff, senador suplente del Frente Amplio (FA) que participó de la sesión, dijo que debería extenderse el seguro de paro parcial hasta abril de 2023 para contemplar el subsidio hasta el final de la temporada. Si bien no lo descartó, Mieres respondió que “el seguro de paro parcial no es una medida que deba seguir prolongándose; entre otras cosas, porque es muy difícil de controlar”. 

“Asumimos esto con plena conciencia y ha sido un instrumento formidable de sostén –reconocido por trabajadores y empleadores–, pero a la hora del control sobre las horas trabajadas, no hay forma de asegurar que no se perfora el instrumento”, agregó el ministro. Esto porque, por ejemplo, una empresa podría declarar que un trabajador cumple la mitad de su horario y así el BPS pagará el subsidio por la otra mitad, pero en los hechos ese empleado acude por su horario normal o más horas de las declaradas, haciendo uso el empresario de un beneficio indebido que carga al Estado. 

Evolución salarial, compromisos y “sonrisas”

Los mayores intercambios en la sesión de la comisión del Senado ocurrieron cuando Mieres habló acerca de la evolución del salario. Según los datos del INE, el salario real –que mide el poder de compra de los trabajadores, es decir, cuánto mejoran los ingresos en comparación a la inflación– cayó 1,7% en 2020 y 1,5% en 2021, mientras que este año muestra una mejora de 1,4% hasta julio.

Al hacer un repaso del tema, Mieres recordó que el salario real cayó “unas décimas” al cierre de 2019, aún con el FA en el gobierno. “Advierto sonrisas y no sé por qué, pues es la verdad”, dijo el ministro según la versión taquigráfica. Luego, prosiguió: “Con respecto al salario, la pandemia generó una afectación que fue asumida conscientemente. En efecto, el actual gobierno tenía previsto mantener el poder adquisitivo del salario cuando asumió, pero luego esta situación que afectó al mundo entero impidió que ese objetivo se pudiera confirmar”.

El jerarca destacó que la mejora del índice en 2022 responde a las acciones del gobierno, que en abril anunció “un adelanto a cuenta de 2%” para los trabajadores públicos y “sugirió” un correctivo por inflación para los convenios del sector privado que no lo tuvieran incorporado. En este segundo caso, informó que de un total “de 250.000 trabajadores, un poco más de la mitad acordó efectivamente” una mejora del ingreso en la negociación. 

Respecto a los asalariados privados, prosiguió: “Los convenios colectivos firmados en la novena ronda de los consejos de salarios [que comenzó a mitad del 2021 y se extiende por dos años] establecen una recuperación parcial de la pérdida generada” el año previo, lo que derivó en una “realidad heterogénea” entre los distintos sectores de actividad. El ministro mencionó que 27% de los trabajadores no tuvo “pérdida del poder adquisitivo”, y en el otro extremo hay un 10% con una pérdida mayor a 4%. 

Tras la exposición, el senador frenteamplista Óscar Andrade expresó que no encontró “coherencia en el postulado de que el salario acompañó al producto interno bruto [PIB]”, ya que sí lo hizo en “el momento de caída”, pero no en la posterior recuperación, dado que “desde el segundo semestre de 2021 la situación económica está por encima de la prepandemia” y mientras “los salarios se retrasan” respecto al PIB. A su vez, la senadora Amanda Della Ventura consultó “en qué plazos se daría” la recuperación salarial anunciada.

Mieres respondió a Andrade: “Me permito disentir. La caída del PIB fue en 2020 y siempre hay un rezago en el impacto que tienen los movimientos del crecimiento de la economía con respecto a la recuperación social. Lo que nos pasó –le sucedió al mundo entero– es que tuvimos un proceso inflacionario totalmente ajeno a la voluntad del gobierno; algo que sigue hoy golpeando a buena parte del mundo”. En esa línea, enumeró que “España tiene una pérdida del salario real del orden de 5%” y que “Alemania también tiene una caída”. 

“El proceso de recuperación se está haciendo más lentamente, pero quédense tranquilos que estamos trabajando en ello. El momento clave va a ser la décima ronda, es un compromiso que en esa instancia, que será a partir de julio de 2023, completaremos el proceso de recuperación salarial”, sentenció Mieres.