Se autodefine como de centroizquierda y es admirador de las ideas de Hugo Batalla y Zelmar Michelini. Coqueteó con el Nuevo Espacio, liderado por el exsenador frenteamplista Rafael Michelini, cuando todavía no integraba el Frente Amplio (FA). Fue presidente del Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU), defiende a Israel y su actuación en el conflicto con Palestina, y acusa de antisemitas a quienes se “dedican” a criticar las intervenciones armadas de ese país en Medio Oriente. Opina que no se puede dar vuelta la página en lo que respecta al terrorismo de Estado en Uruguay hasta que “no aparezcan los desaparecidos”, porque no es una “posibilidad desde el punto de vista humano”. En su segunda postulación para dirigir la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), el contador público y máster en Políticas Sociales Marcos Israel resultó electo por 121 de los 122 integrantes de la Asamblea General, y presidirá el Consejo Directivo de la institución durante su primer año.

¿Con qué expectativas asumís la presidencia de la INDDHH? ¿Qué temas o preocupaciones vas a priorizar?

Muy positivas. Previo a estas dos semanas anteriores tuvimos una cantidad de reuniones entre los nuevos consejeros para conocernos, y también con los que salieron. La verdad es que creo que tenemos un buen equipo de trabajo, con bastante complementariedad entre los perfiles y con muchos intereses que se superponen, pero bien, en el sentido de que más de uno va a trabajar en determinadas áreas. Obviamente hay una agenda que se sigue, y a eso se le van a agregar cosas que en algún caso ya estaban un poco empezadas. Por ejemplo, hace no mucho que se nombró un cargo para género, pero está apenas empezando, a esa área le vamos a dar mucha fuerza, y a otras áreas como salud mental; la descentralización y la tercera edad, que nos importa mucho.

Este directorio asume en medio de un contexto de cuestionamientos a la propia existencia de la institución. ¿A qué considerás que responden estas críticas? ¿Son de recibo algunas de ellas?

No estamos mirando mucho hacia atrás, queremos ir para adelante. Si vienen críticas de aquí en más, las abordaremos. Yo traté desde un principio, tanto en las entrevistas que he tenido como en el discurso de asunción, de poner en claro algunas cosas, porque aparentemente algunos actores no entienden muy bien qué es esto. Esto no es una cosa ficticia que alguien inventó, sino que tiene todo un desarrollo de más de un siglo y un sentido muy importante en las democracias más desarrolladas, eso es lo que trato de reiterar.

Cuando te referís a esto, ¿se debe a quienes cuestionan la existencia de la institución, como Cabildo Abierto (CA)?

No tanto a CA, porque votó esto [en referencia a la nueva integración]. El respaldo desde el punto de vista político de esta institución es total, muy amplio. Participaron todos los partidos políticos, por lo tanto desde ese punto de vista no. Pero yo vi algunos artículos de diarios en los cuales se cuestionaba la existencia y bueno, esa gente no entendió de qué va esto.

Las críticas al anterior Consejo Directivo de que eran un “club político”, que tenía una “actuación sesgada”, ¿son una presión para las nuevas autoridades?

Yo nunca pertenecí a un club político; el Comité Central Israelita es una institución que tiene 82 años y ha sido escrupulosa y obsesivamente apartidaria, toda la vida.

Pero hay otros integrantes que sí pertenecen.

Yo a [Bernardo] Legnani ni lo conocía, cuando me senté a tomar el primer café con él me dijo “yo no soy militante de ningún partido, me vinieron a buscar y me pareció interesante”. Hay algunas cosas que se dijeron que parece no eran tan así. Las otras dos profesionales son gente que ya estaba en el Estado y que estaban trabajando en temas que tienen que ver [con los derechos humanos], tanto Jimena Fernández como Carmen Rodríguez, y pienso que van a aportar mucho al trabajo de la institución.

En tu discurso durante la ceremonia de asunción resaltaste el carácter “pluralista” del nuevo directorio. ¿Esto implica que el anterior no tenía esa cualidad?

No estoy muy seguro de que la tuviera. En este caso, nosotros vinimos con mucha apertura. Yo estoy acostumbrado al tema del pluralismo. Mi primera gran experiencia en este terreno fue la Coordinadora Nacional de Apoyo a la Conferencia de Durban, y allí, con Mundo Afro, juntamos a 15 organizaciones, y a nadie le preguntamos qué votaban y si militaban; no interesaba. Para mí la diversidad es parte del asunto y me parece que es importante que la haya.

Pasado reciente: “Las violaciones de derechos humanos son del Estado”

En la ceremonia de asunción, e incluso desde antes, aseguraron que la búsqueda de detenidos desaparecidos continuará. Personalmente, ¿cómo valorás la tarea realizada en esta materia por los dos anteriores directorios?

El tema, evidentemente, es muy complejo. Hace muchos años que está en la vuelta y las dificultades son muy grandes. Lo que nos ha contado [Wilder] Tayler me parece que está muy bien, o sea que dentro de las posibilidades que hay se está haciendo un esfuerzo importante. La primera fase va a seguir igual, y si nosotros vemos que podemos aportar algo más, lo aportaremos.

Decidiste encabezar la tarea de búsqueda con Tayler. ¿Qué te llevó a tomar esta decisión?

Tayler la va a liderar, yo lo voy acompañar. En el mismo juego de que nos repartimos todas las áreas en donde en cada área hay por lo menos dos, lo mismo pasa con desaparecidos porque es un tema que siempre me interesó y quiero estar cerca.

¿Tenés un vínculo personal con la temática?

Personal directo no, pero conozco a mucha gente [afectada]. Javier Miranda es un gran amigo; Rafael Michelini; también Gerardo Bleier; o sea, conozco el tema de cerca. Después hay gente cercana que la vimos esconderse de apuro, eso lo viví muy de cerca con compañeras de facultad de mi exseñora. Era gente que venía a casa. Después de eso quedamos a la expectativa de qué pasaba con nosotros. Fue una época muy lamentable, que nos limitó una cantidad de cosas.

¿Qué opinión tenés sobre el proyecto de CA que busca establecer la prisión domiciliaria para reclusos mayores de 65 años?

Si es un tema de edad para todo el mundo, ok. Si es sólo para eso, no [en referencia a los presos de Domingo Arena]. No se puede hacer una discriminación de ese tipo, ¿no?

Hay quienes postulan que la responsabilidad de los crímenes de la dictadura es compartida entre el Estado y los movimientos guerrilleros, en igualdad de condiciones, y quienes hacen énfasis en la responsabilidad del Estado por sobre la de los civiles. ¿Cómo te parás en esta disyuntiva?

Las violaciones de derechos humanos son de parte del Estado. Otra cosa es la responsabilidad de quienes asumieron la revolución armada, [que] la tienen, de alguna manera entraron en el juego de la Guerra Fría, y sin esa provocación quizás no hubiera pasado [el golpe de Estado], pero nunca lo vamos a saber. Ahora, las violaciones de derechos humanos son del Estado, eso es un hecho que tiene que ser claro.

¿Debe seguir siendo una prioridad para esta institución la actuación sobre los temas del pasado reciente y el terrorismo de Estado o hay que pasar la página, como plantean algunos actores?

Mientras no aparezcan los desaparecidos, no hay posibilidad de dar vuelta la página. Nadie puede olvidarse de los familiares que desaparecieron, por lo tanto no existe esa posibilidad desde el punto de vista humano.

¿Por qué cree que no se puede avanzar en la búsqueda? ¿Quién tiene la responsabilidad?

Sobre esto hablé con Wilder porque sabe más que yo. Aparentemente los datos están en manos de unas pocas decenas de personas que tienen un pacto de silencio que hasta ahora no se pudo romper. La esperanza es lo último que se pierde, no descarto hacer algo al respecto, pero es eso, si hay un pacto de silencio entre un grupo que es el que tiene los datos, eso no sale. De todas maneras, lo que se está haciendo es juntar pequeñas piezas de un puzle para avanzar.

Recientemente surgió una organización que se autodenomina Familiares de Prisioneros Políticos, integrada por familiares y allegados de los represores de la dictadura; como integrante de la defensoría del pueblo, ¿considerás que en Uruguay hay presos políticos?

No, la verdad que no lo creo. En cuanto a los militares que están en Domingo Arena, ahí hay una discusión muy grande, en el sentido de que hubo dos plebiscitos. La ciudadanía votó y después se generó una ley que de alguna manera desconoce los plebiscitos. Pero hay una discusión de la legalidad. Quiera o no, es una ley, y por lo tanto no consideraría que son presos políticos, son presos por esa ley. Se podrá discutir si esa ley estaba bien o estaba mal, pero es una ley votada en un Parlamento democrático. Quizás fue un error llamar a plebiscito, yo primero lo firmé. Capaz que nos equivocamos en llamar a un plebiscito, hubiéramos ido directamente por la vía del derecho internacional.

Hay actores del oficialismo que dicen que debemos regirnos por nuestras propias leyes y no por el derecho internacional.

Con los delitos de lesa humanidad nosotros tenemos tratados firmados. Una vez que el tratado está firmado, es ley nuestra.

Marcos Israel.

Marcos Israel.

Foto: Alessandro Maradei

Familiares de Prisioneros Políticos ha tenido audiencias con varios actores, entre ellos el presidente, Luis Lacalle Pou. ¿Aceptarías una reunión para escuchar sus reivindicaciones?

No le voy a negar una reunión a nadie. Si me piden algo, capaz que les pido algo a cambio.

Izquierdista demócrata y admirador de Zelmar Michelini y Hugo Batalla

No es la primera vez que te postulás para integrar el directorio de la INDDHH, y la vez anterior lo hiciste con el apoyo del frenteamplista Rafael Michelini. ¿Tenés una relación personal con él?

Nos conocemos desde fines de los años 80, tanto con él como con el hermano [Felipe].

¿Ese vínculo se traduce también en una cercanía con el FA?

Antes estuvo en el Nuevo Espacio; fue en esa época que tuve vínculo con ellos, y un poco antes, cuando estaban en el Partido por el Gobierno del Pueblo y ahí sí, era FA.

Entonces, ¿tu vínculo era con ellos o con el Nuevo Espacio?

Tuve vínculo con el partido de Hugo Batalla [Partido por el Gobierno del Pueblo] y participaba en unas discusiones ideológicas muy interesantes en la comisión que lideraba Hebert Gatto. Había gente muy interesante ahí.

¿Participabas como militante?

Yo me acerqué porque me interesaban algunas cosas, por ejemplo, la figura de Batalla. En edad que todavía no podía votar me sentía atraído por la figura de Zelmar [Michelini]. Tuve un pasaje interesante, después vino el Nuevo Espacio, y después vino un segundo Nuevo Espacio y yo estuve hasta un poco después de que se formó el segundo. Fue una relación de la que aprendí muchas cosas, fue muy interesante.

¿Y cuando se integró al FA te alejaste?

Sí, porque en realidad yo tengo el recuerdo de que Batalla no la pasó bien dentro del FA, o sea, de alguna manera entiendo que llegó un momento en que le hacían la vida imposible. Fue un retiro que se debía a cuestiones objetivas, que yo además conocí en la facultad, por las asambleas y esas cosas. Me acuerdo de una asamblea gigante que hubo cuando la Unión Soviética invadió Checoslovaquia. Cuando empieza la asamblea había 20 anotados, uno atrás de otro justificando la invasión. Y dije “no, me voy para mi casa”. Yo sabía que estas cosas pasaban y creo que a Batalla un poco le pasó eso.

¿Qué era lo que más te atraía de Batalla y Michelini?

Coincidíamos en el interés por una izquierda democrática. Entonces se discutía mucho sobre el tipo de democracia: si democracia radical o alguna mezcla de liberal, pero con un acento en lo social. Nunca perdí ese interés.

¿Te definís como un izquierdista demócrata?

Sí.

Entonces, ¿centroizquierda?

Sí.

La del gobierno actual es “una postura mucho más amigable con Israel y con el sionismo”

¿Cómo recibió el Comité Central Israelita tu designación?

El mensaje fue de mucha alegría. Si bien tengo mi currículum particular, lo cierto es que también uno proviene de una organización que ha demostrado seriedad en general en todo lo que hace, y además un acercamiento a otros, porque cuando formamos esa coordinadora mucho venía por el Comité Central. En ese sentido, creo que también es un premio a una organización que ha sido bastante seria en lo que hace.

¿Cómo es el relacionamiento del Comité Central Israelita hoy con el gobierno?

Muy bueno.

¿Hay diferencias con las anteriores administraciones?

Sí, pienso que sí, porque todavía hay algunos grupos que tienen una postura bastante antagónica con lo que es el sionismo en Israel, y eso nos hace mucho ruido. Nos hace mucho ruido el generador de antisemitismo, y en este caso, evidentemente la postura es otra. Es una postura mucho más amigable con Israel y con el sionismo, lo cual hace que las cosas sean más fáciles para estas organizaciones.

¿Hay antisemitismo en nuestro país?

¿Se puede criticar a Israel? Sí. ¿Pero a cuántos países más criticás? Porque hay 200 países en el mundo. Israel es un país chiquitito, del tamaño de Tacuarembó, y está a 10.000 kilómetros de acá. Salvo que vos un día critiques a Letonia, otro día a Macedonia, otro día a Corea del Sur y un día critiques a Israel, está bien. Ahora, si te dedicás a criticar a Israel, es porque tenés un problema. Hay algo, una obsesión, que en definitiva uno la asocia al antisemitismo.

¿Pero es lo mismo criticar al Estado de Israel que ser antisemita?

Y, al final, sí.

¿Condenar las acciones militares, por ejemplo, frente a Palestina?

Lo que pasa es que para condenar las acciones militares primero tenés que saber de qué se trata el tema. Del otro lado, en forma consistente, desde antes de la formación del Estado, no se aceptó la soberanía, el concepto de autodeterminación. Y la promesa siempre fue borrarlos del mapa; en el 48 era una invasión como la de los mongoles, un segundo holocausto. Después, en el 67, era echar a los judíos al mar. Entonces, algunos países fueron haciendo la paz, pero hay un núcleo duro que en realidad para mal o para bien representan los palestinos, que sigue con la misma postura y que te tiran miles de cohetes a las ciudades, y bueno, ¿qué vas a hacer?

¿Es una reacción la actuación de Israel?

Es la reacción lógica. Lo que ha hecho Israel, con eso que han llamado la Cúpula de Hierro, es una cosa increíble. El juego es a atajar misiles, más que a tirar. Acá el énfasis está puesto en la defensa, o sea, atajar los misiles, y que la gente tenga a pocos metros un refugio. Y sí, claro, de vez en cuando la población dice “basta de esto, hagan algo más”, entonces, por ahí hubo una invasión a Gaza y ese tipo de cosas. Es una situación lamentable.

¿Esa también es una respuesta lógica?

Es lo que haría cualquier país que está harto de que le tiren misiles. Nadie quiere, si hay que hacerlo, se hace, porque en definitiva es la manera de defender el país. Invito a que lean la carta fundacional de Hamás, es brutal. El nazismo queda chiquito; es brutalmente antisemita, supremacista. El islam es la única verdad. Es un manual de totalitarismo, de imperialismo. Hay una frase que dice: “Ruego a Alá que me deje invadir y morir”, así tres veces. Y si uno ve la bandera de Arabia Saudita, es una espada que cubre el ancho de la bandera. Es brutal, y esa gente, a su vez, tiraniza a los gazatíes. Si bien es cierto que los votaron, como el pueblo alemán votó a [Adolf] Hitler en su momento, una vez en el poder en realidad son tiranos, o sea, gente que oprime a la mujer, y ni hablemos de los homosexuales. Es un problema muy grueso, muy lamentable, con un imperialismo de cuño viejo. Irán es Persia más islam, tienen esa visión de que fueron alguna vez muy grandes y que lo quieren recuperar de cualquier manera, ese es el tema de Medio Oriente.

La crítica a Israel te parece infundada.

Y sí, hay una democracia vibrante. La [celebración de la] diversidad sexual que se hace al año en Tel Aviv es la más grande del mundo; el tema de la mujer... En el estado mayor de ese ejército, que está en esa condición, que no es un ejército para paseo, hay tres mujeres generalas. Es un país ejemplar en muchos aspectos.

¿Se puede cuestionar la figura de Benjamin Netanyahu?

Creo que fue un buen gobernante al principio. Pero hay un defecto que tiene el sistema, visto con ojos uruguayos, que es que el primer ministro se puede reelegir. No funciona eso. Se van agarrando al poder en otra dimensión, más para lo personal.

¿Se lo puede calificar como dictador?

No, no. Es imposible eso allá porque el Poder Judicial en Israel es muy fuerte, pero sí, esas cosas de que pueden haber esas corruptelas, que tratan de influir en los medios. Eso va creciendo a medida que la gente se queda en el poder. Eso fue lo que pasó con Netanyahu, incluso ahora, la razón de cómo cae este gobierno es una vergüenza. Al principio fue un buen gobernante porque le dio un gran impulso económico al país, y también en la parte de relaciones internacionales. No solamente supo manejarse con Estados Unidos, sino también con Rusia.