Con el debate instalado sobre la reforma de la seguridad social y un anteproyecto del gobierno que propone nuevas reglas, los equipos técnicos de los distintos actores interesados comenzaron a trabajar en simulaciones para proyectar escenarios. El ejercicio tiene como dificultad la casuística que rodea el cálculo jubilatorio, al no haber dos trayectorias laborales iguales, lo que lleva a asumir ciertos supuestos para efectuar proyecciones comparables. Con distintas metodologías, simulaciones a las que accedió la diaria hechas por el Frente Amplio (FA) y la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) plantean que las nuevas reglas traerán perjuicios para los trabajadores, sin importar su nivel salarial.

Estos análisis primarios surgen en respuesta al discurso que utilizó el gobierno para defender los cambios previsionales. Rodolfo Saldain, que lideró el equipo que redactó el anteproyecto, ha planteado que la creación del “suplemento solidario”, que opera como un subsidio que crece de forma progresiva en función del ingreso de la persona –a menor ingreso, mayor suplemento o subsidio–, hará que los salarios más bajos se vean beneficiados por las nuevas reglas.

Sin embargo, el FA y AEBU sostienen a través de distintos abordajes metodológicos que los cambios traerán perjuicios en todos los niveles salariales, siendo sí mayores a medida que crece el nivel de ingreso.

Las pérdidas, según estos análisis, se basan en dos aspectos principales: los aportes extra al trabajar cinco años más –ya que la edad de retiro pasará de 60 a 65 años en el nuevo régimen– son superiores a la mejora en el monto jubilatorio que brindan las reglas futuras, es decir que la persona, al extender su retiro, se autofinancia la mejora de la pasividad; y el método de ajuste en el tiempo del suplemento solidario hará que el subsidio pierda peso en comparación con los salarios, que en el largo plazo le ganan a la inflación.

Estos dos puntos resumen las diferencias existentes entre las proyecciones del gobierno que divulgó días atrás la diaria y las realizadas por AEBU, por un lado, y el FA, por otro. Es que para la comparación entre regímenes, los números del gobierno no toman en cuenta la extensión de cinco años del retiro ni que haya una variación en el tiempo por la forma de ajuste del suplemento solidario, dos aspectos que consideran clave los técnicos que analizaron el anteproyecto desde el sindicato bancario y la oposición.

Cinco años más

En todos los casos las simulaciones toman las reglas plenas del nuevo régimen, algo que regirá en 2043, ya que se prevé un período de transición gradual que comienza en 2027. Desde ese año, los trabajadores se jubilarán por un híbrido de ambos sistemas, al inicio con 80% por las viejas reglas y 20% por las nuevas, porcentaje que irá creciendo de a 5% por año hasta quedar vigente plenamente en 20 años.

¿Quiénes se jubilarán completamente con las nuevas reglas? Unas 900.000 personas que actualmente están activas, analiza el documento del FA. “Para trabajadores que tengan 44 años de edad o menos aplica plenamente el nuevo régimen, aun cuando hoy tengan, por ejemplo, 20 o más años de trabajo, pues a fines de 2042 no tendrán la nueva edad requerida (65 años)”, se explica.

Un documento con simulaciones que elaboró AEBU como insumo para analizar los cambios del anteproyecto busca representar para distintos niveles salariales qué nivel de aportes una persona volcará al postergar su retiro cinco años, y así compararlo con la eventual mejora que tenga en su jubilación. Para eso se calcula, para una expectativa de vida de 85 años, cuánto dejó de cobrar esa persona al mes por retirarse cinco años después, es decir, qué ahorro tuvo el Estado por no pagar la pasividad. Al comparar ambos factores, surge un resultado neto que, según explicó Pablo Andrade, secretario de Finanzas de AEBU, se resume en que “aporto más años y me retribuyen menos”. 

Las pérdidas netas según las proyecciones del sindicato bancario varían desde 2.200 pesos al mes para un salario promedio de 15.000 pesos, hasta 21.000 pesos para un salario promedio de 80.000 pesos. “Más allá del número que puede variar según el caso, lo que importa es que en todos los casos, incluso cuando hay un mayor subsidio, eso lo financia la misma persona” con sus aportes al postergar el retiro, señaló Andrade. “No hay un incremento solidario, es autofinanciado”, concluyó.

Foto del artículo 'Reforma jubilatoria: las primeras simulaciones del FA y AEBU muestran perjuicios con las nuevas reglas'

El ajuste del suplemento solidario

Los técnicos del FA buscaron mostrar que las nuevas reglas jubilatorias operan en contra de los trabajadores con dos simulaciones de trayectoria laboral bien distintas, tomando como base la evolución salarial de cada sector según los registros del Banco de Previsión Social. 

Como “caso uno” se presentó a “una trabajadora del servicio doméstico que trabajó durante 47 años pero que sólo logró reunir 23 años de aportes”, con un último sueldo a los 65 años de 22.700 pesos. Esa persona “hoy se puede jubilar a los 66 años con 23 años de aportes con la jubilación mínima (15.750 pesos) lo que representa 69% de su último sueldo”. Para conocer el sueldo con las nuevas reglas, se utilizaron dos métodos de proyección, que muestran escenarios distintos según cómo evolucionen los salarios.

¿Por qué se pone el foco allí? La forma de ajuste del suplemento solidario que definió el gobierno, con base en el índice de precios al consumo (IPC), hace que cada año las reglas del cálculo jubilatorio se equiparen con la inflación, pero si “se verifica un incremento del salario real a largo plazo, se alteran significativamente el monto del suplemento y la cobertura del mismo”. Esto significa que si se proyecta un escenario posterior a 2043 con una suba del salario real, el suplemento solidario perderá fuerza. 

“El criterio de ajuste de los parámetros con los que se determina el monto del suplemento licúa el efecto de la mejora en la prestación”, entiende el FA. Para demostrar eso los técnicos de la oposición proyectaron las nuevas reglas con salarios e IPC empatados, y con un crecimiento salarial de 1% por sobre la inflación –una hipótesis de mínima, según una fuente–. 

De esos cálculos surge que en el escenario uno, en línea con lo que expone el gobierno, la trabajadora doméstica cobraría 16% más con las nuevas reglas; pero si se proyecta una mejora de los salarios, escenario más probable según el documento del FA, por la forma de ajuste del complemento solidario esa misma trabajadora doméstica cobraría 17% menos. 

La otra trayectoria laboral que simuló en sus cálculos la comisión de seguridad social de la coalición de izquierda fue “un trabajador del sector público que ingresa a trabajar a los 25 años y a los 65 años tiene 40 años de aportes”, con un último sueldo previo al retiro de 70.000 pesos. Por el régimen actual, si extiende su retiro, “se jubilaría con 62.000 pesos a los 65 años, lo que representa 89% de su último sueldo”. 

Nuevamente los resultados de proyectar las nuevas reglas para este caso varían si los salarios crecen o no. Con un IPC igual a la evolución salarial, el trabajador en cuestión se jubilaría con 60% de su último sueldo, mientras que si los salarios crecen 1%, por los efectos de esa variación en el ajuste del suplemento solidario, esa persona cobraría 57% de su último sueldo. 

“Respecto al régimen vigente, la caída que es mayor al 30% tiene su origen en la forma en la que el anteproyecto plantea modificar el diseño que tiene el sistema actual” de subsidios, que surge de la bonificación en los aportes establecida en el artículo 28 de la ley que reformó el sistema en 1996. Según una fuente del FA, el esquema actual de subsidios podría ser rediseñado, pero no se comparte el planteo del gobierno porque afecta a los trabajadores.