“No sólo verano, playa y sol, sino generar actividades durante el año”, expresó el frenteamplista Sergio Muniz al conversar sobre las búsquedas del municipio que lidera desde agosto de 2021. El alcalde de La Paloma, que llegó a su puesto de forma repentina tras la muerte de Alcides Perdomo, dialogó con la diaria sobre este primer año de gestión y destacó el desarrollo de actividades culturales y la recuperación de lugares emblemáticos del balneario, como el cine y el Teatro de Verano, a pesar de las dificultades de coordinación con el gobierno departamental.

¿Cómo evaluás este primer año como alcalde?

Ya venía trabajando con el anterior alcalde en un plan estratégico para el quinquenio, entonces, más o menos, el rumbo ya lo teníamos, ya sabíamos qué cosas teníamos que hacer. Creo que en este año y medio hemos logrado concretar varios de los puntos que teníamos en el plan estratégico. No ha sido fácil, hubo algunas hazañas, hemos roto algunos mitos y logrado algunos hitos: llegar a la temporada reabriendo el cine, después de que estuviera casi 20 años cerrado; firmar un convenio con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas para reformar el exclub de pesca, después de un año y pico de negociaciones.

¿Cuáles son los principales puntos del plan?

Tiene ocho puntos. Algunos son más importantes, como la sostenibilidad; después, la participación, la parte de desarrollo, la de infraestructura, comunicación, gobernanza.

¿En qué sentido no fue fácil?

La Paloma ha crecido muchísimo en los últimos dos, tres años. Con la pandemia se multiplicó por tres la población estable del lugar. Hemos estado recabando datos en UTE, con los prestadores de salud, y nos dan cifras de más de 14.000 personas viviendo todo el año, mientras que el último censo de 2011 marcaba 5.800 habitantes. Desde el municipio no se ha actualizado la planilla de recursos humanos, tampoco los recursos económicos ni los recursos materiales y de equipamiento. Entonces es dificilísimo gestionar con tan pocos recursos, con tan poco material, con tan poco personal, cuando la población se triplicó. Por otra parte, los fondos también cambiaron. Nosotros veníamos de una experiencia, entre 2010 y 2015, en la que teníamos otro esquema presupuestal, otro tipo de negociaciones, más allá de que era la primera experiencia de los municipios, de la Ley de Descentralización. Se estaba aprendiendo, pero tenía otra impronta con el gobierno departamental; ahora, con esta realidad que encontramos a partir de 2020, del gobierno departamental del Partido Nacional y nosotros como gobierno del Frente Amplio, se nos ha complicado muchísimo el tema de coordinar.

¿Al gobierno departamental le cuesta ceder por ser este municipio frenteamplista?

Le cuesta bastante. Es más, se está en campaña permanente, cosa que para nosotros es ilógica y no tiene sentido. Nosotros acá estamos para gestionar, para ayudar a los vecinos, para tratar de solucionar los problemas diarios que tiene toda la población durante el año, que son diversos y hay tantos como se te puedan ocurrir. No tiene sentido decir que van a recuperar La Paloma, que siempre tuvo una importante masa frenteamplista y predominó la izquierda.

¿Podrías mencionar algún ejemplo de situaciones en las que esto se explicite?

De por sí, lo que te estaba contando del cambio de esquema económico presupuestal nos condicionó para gestionar. Sumado al aumento de la población, esto nos ha recortado muchísimo los recursos. Quedamos atados a ese presupuesto mensual que tenemos y a los fondos que vienen de la OPP [Oficina de Planeamiento y Presupuesto]. La Paloma es quien recibe menos porque los fondos de la OPP se distribuyen siguiendo como criterio el índice de desarrollo humano y La Paloma cuenta con una infraestructura y servicios para la temporada que durante el año están cerrados. Eso nos resta a la hora de recibir presupuesto desde el gobierno. La Paloma recibe tres millones de pesos anuales de la OPP, mientras que el resto de los municipios reciben ocho, nueve, diez y hasta 12. Eso te dificulta.

¿Qué se espera para esta temporada?

Hay una expectativa importante de los emprendedores y comercios de la zona, de que puedan volver a los niveles prepandemia. Venimos de dos años de pandemia, uno que no sabíamos si era pandemia o no, pero la gente, por varias cuestiones, no se ha largado a hacer turismo como antes. También está el problema que tienen los argentinos hoy en día, la situación económica, aunque igual se ha visto muchos argentinos. Pero hay expectativas de que esta va a ser una buena temporada. Para el Municipio de La Paloma eso implica tener que trabajar todo el año para tener las playas en mejores condiciones. Una de las cosas que comenzamos pidiendo, exigiendo, peleando o tratando de tener era un equipo vial de maquinaria que la Intendencia de Rocha no nos pudo brindar. Tenemos camiones de 1982, con los que estamos trabajando, que no deberían estar habilitados ni para circular. Tenemos dos retroexcavadoras, no teníamos motoniveladora. Gestionando, buscando apoyo por todos lados, fue que conseguimos una donación de la Intendencia de Montevideo, de una motoniveladora, un rodillo y un camión. Con eso hemos estado trabajando, haciendo mantenimiento y reparando calles desde diciembre del año pasado.

En 2021 un grupo de vecinos que se movilizaba por el cuidado de las playas juntó firmas y convocó una marcha para evitar que se construyera una vivienda sobre La Balconada. ¿Qué postura tiene el municipio ante estos pedidos?

Para el municipio las playas son prioridad. Cuando asumió Alcides, en diciembre de 2020, una de las primeras cosas que volvió a tener La Paloma, luego de cinco años, fue la figura del capataz de playa, una persona que entiende de dinámica costera, que entiende del funcionamiento de las playas, que entiende de la zona y que conoce, y que es quien ordena, mantiene, cuida y genera proyectos para recuperar dunas, para mantener y hacer nuevas bajadas de playa. Desde ahí siempre estuvimos en contacto con grupos de vecinos que tienen preocupación respecto de estos temas de nuevas habilitaciones para construir, en primera línea. El municipio cree que es una locura volver a autorizar. Ese caso puntual está junto con otros 27 terrenos que entraron dentro de una ley de expropiación. Se aprobó la ley, pero nunca se ejecutó la expropiación. Desde el municipio consideramos que tiene que ejecutarse la expropiación y que hay que evitar repetir errores del pasado que nos lleven a tener que sufrir las consecuencias que estamos padeciendo ahora en Costa Azul, en Aguas Dulces, en Valizas, que una creciente se lleva de a diez o 12 casas en cada temporal. Hay que empezar a dar señales de ese tipo. Nosotros estamos en consonancia con los vecinos que tienen ese tipo de preocupaciones.

¿Qué otras preocupaciones surgen de los vecinos?

En el primer año de gobierno, una de las cosas que hicimos fue una encuesta ciudadana, y lo que ranquea en el uno, dos y tres, siempre, es: el estado de las calles; los perros, que es un tema complicado y tiene que ver con la tenencia responsable de animales; el cuidado del medioambiente; las playas, y la recolección de basura.

También hay organizaciones que juntaron firmas, sin éxito, para que la base naval deje de tener el nombre de Ernesto Motto, miembro del Escuadrón de la Muerte. ¿El municipio podría hacer algo para incidir en ese proceso? ¿Qué opina?

Nosotros no tenemos injerencia en ese tema. Es una acción ciudadana que se está llevando a cabo por medio de la interbarrial María Romana, que abarca varios sindicatos de la zona. Es un planteo de ellos desde hace mucho tiempo. Creemos que es bastante sensato.

¿Cuál es la situación actual de los boliches? Entiendo que hay un conflicto respecto de su ubicación.

Es un tema que tiene muchísimos años. Estuvieron a principios de los 90 por Arachania, a fines de los 90 se fueron a La Pedrera, y en 2005, 2006, el gobierno frenteamplista los reubicó en la zona de atrás de La Aguada, siempre evaluando que fue la mejor locación. Los dos camping que hay en la zona están al lado y es equidistante de las zonas más pobladas, como La Paloma, Costa Azul, La Aguada. Cuando asume el nuevo gobierno, Alejo Umpiérrez dice que los va a sacar de La Aguada y los va a instalar fuera de la entrada de los balnearios, lo que nos pareció un error, una decisión muy desacertada, porque que se anden trasladando los jóvenes por las rutas nacionales, con el tema del alcohol, por más que haya controles, es algo que se debería evitar. El año pasado, a partir de algunos reclamos, resolvió volver a cambiar la localización de los boliches y, por medio de un decreto, plantea irse para otra zona, el empalme de la ruta 15 con la ruta 10, que me parece el peor lugar. Y ahí están con ese litigio: los empresarios le hicieron juicio a la intendencia, la intendencia aprobó otro decreto por medio de la Junta Departamental y ellos apelaron, la Justicia falló a favor de los empresarios, pero ahora, con el decreto de la Junta, no se sabe quién pesa más. Están en ese tire y afloje hasta hoy. Yo no tengo claro si va haber boliches o no. El intendente me dice que no.