Ciudad Vieja necesita “espacios de construcción comunitaria y de tejido social”, según lo expresado por la Asamblea barrial por el Club Neptuno en un comunicado difundido este domingo. La coordinación, integrada por vecinos de la zona y más de 20 organizaciones sociales, se opone a un proyecto presentado en mayo por la Intendencia de Montevideo (IM) ante la Junta Departamental, que propone fraccionar el padrón del ex Club Neptuno para ceder una parte a inversores privados y en la otra construir un club público.
“El Neptuno no se vende”, afirma el texto. De acuerdo con lo planteado, el espacio debe servir “para el fortalecimiento barrial y no para el enriquecimiento privado”, pues tiene el potencial de nuclear y fomentar actividades no sólo deportivas, sino también “solidarias, educativas, laborales, comunicativas y artísticas”. La reivindicación no responde exclusivamente al plan del gobierno municipal, pues forma parte de una búsqueda que surgió antes, en 2019, cuando cerró la institución. En aquel entonces, la asamblea barrial comenzó a reunirse con el objetivo de “pensar propuestas para poder hacer cosas ahí”, contó a la diaria Gerardo Suárez, uno de sus integrantes.
“En un principio, la IM nos había dicho que se podía armar un proyecto que sea comunitario”, pero algunos meses atrás, en el último cabildo, “presentó este proyecto que plantea demoler el 80% del club y privatizar el 75% del suelo público, construyendo una torre de 45 pisos y una de diez pisos de estacionamiento”, relató Suárez. A partir del anuncio, “cambió el tono” del diálogo entre las organizaciones y la comuna, aseguró.
Por su parte, la urbanista Adriana Goñi destacó que “es muy importante que la intendencia abra una mesa de codiseño para generar un nuevo proyecto en el que estén involucrados los distintos actores que están pidiendo la palabra”, pues “si bien hay encuentros y un grupo de trabajo, hasta ahora parece que las opciones estarían cerradas”.
El gobierno municipal debería “armar una mesa para repensar cómo ganar la mayor cantidad de espacio y no demoler ni desperdiciar estructuras que son muy valiosas”, añadió la urbanista en conversación con la diaria. Asimismo, consideró que “quienes hacen los proyectos de arquitectura o urbanísticos lo que tienen que hacer es estudiar las demandas locales y las tendencias de crecimiento o decrecimiento de la población”.
Dado que la comunidad del barrio ha disminuido en los últimos años, si el objetivo es poblarlo, “hay que ofrecer los servicios que necesita un lugar con condiciones climáticas adversas” y contemplar “todo lo que pasa en este territorio, que es bien complejo”, observó Goñi. Para generar “una nueva Ciudad Vieja”, sus habitantes “necesitan lugares de contención y de encuentro”, señaló. En ese sentido, sería bueno “pensar un espacio polifuncional con empresas o consorcios de empresas, más actividades sociales”, agregó la urbanista.
“La coyuntura no puede condicionar la infraestructura del Neptuno”
“Teníamos la obligación de tomar una decisión al respecto”, dijo a la diaria la secretaria general de la IM, Olga Otegui, tras recordar que el gobierno municipal tiene la custodia del espacio desde 2020, algo que genera varios gastos de mantenimiento. “Así fue que definimos un proyecto cuyo objeto principal es hacer un club público, de calidad” financiado por la venta de parte del terreno a inversores privados, en el que se trabaje en conjunto con el Instituto Superior de Educación Física. Esto sin olvidar “qué tipo de infraestructura tenemos y cuáles son las infraestructuras disponibles en la cercanía”, explicó. Respecto de la demolición de parte del edificio, Otegui expresó que “no es viable” mantener la construcción actual por “una cantidad de patologías que tiene, generadas por obras sin planificación y falta de mantenimiento”.
El fraccionamiento, “en el que hay un porcentaje para edificar y otro que sí o sí tiene que ser de uso público”, no es el único posible, pero “es el que a nosotros nos parece el más apropiado”, planteó. De todos modos, en el sector en el que se va a permitir edificar “también tenemos potestades para poner a consideración cuánto es de uso de vivienda y cuánto de uso de oficinas”, aclaró. Además de estas, se planea que una fracción sea convertida en una calle y que en otra se disponga un estacionamiento “para poder reflotar la infraestructura abandonada del ex Hotel Nacional”.
Aunque fue presentado ante la Junta Departamental varios meses atrás, el proceso se encuentra “en stand by porque estamos dialogando con todos los vecinos y vecinas que se acercaron y que nos han pedido conversar”, planteó Otegui. La idea es continuar intercambiando “para tratar de llegar a buen término” y luego concretar esta iniciativa “global”, enmarcada en un programa que apunta a una transformación de todo el barrio, resaltó.
“Tenemos la certeza de que es algo que no es un fracaso a corto plazo” y que se cuenta con “la capacidad de poder mantenerlo y de continuarlo en el tiempo”, afirmó la secretaria general de la IM.
Si bien lo propuesto ya está en marcha, “siempre hay margen” para realizar modificaciones a partir de las sugerencias de la comunidad, mientras sean “cosas con las que realmente nos podamos comprometer”, aseguró. En ese sentido, mencionó que desde el Municipio B se está evaluando que algunos de los usos que los vecinos buscan darle al espacio –como el funcionamiento de ollas populares, o el depósito de instrumentos– pueden ser efectuados en otros puntos del barrio, pues hay necesidades que son “coyunturales”, y “la coyuntura no puede condicionar la infraestructura del Neptuno”.