En entrevista con la diaria, el historiador y politólogo Gerardo Caetano auguró que este año “vamos a discutir por enésima vez la teoría de los dos demonios”, dado que el debate sobre el pasado reciente será potenciado por el peso de la fecha exacta: el 27 de junio se cumplen 50 años del golpe de Estado de 1973 que dio inicio a la última dictadura cívico-militar en Uruguay. Cuándo se produjo la ruptura democrática, si en los hechos de febrero o en junio, será discutido este jueves en el Parlamento. A pedido del Partido Colorado (PC), la Asamblea General se reunirá en sesión extraordinaria a las 14.00 para considerar “los hechos políticos acaecidos en el mes de febrero de 1973”.

En diálogo con la diaria, el diputado colorado Ope Pasquet, uno de los promotores de la iniciativa, afirmó que los acontecimientos del 9 de febrero de 1973 “fueron de una enorme trascendencia en la vida del país” porque “el golpe de Estado se dio ahí”. Luego, sostuvo, “hubo desarrollo y consecuencias”, pero el quiebre institucional “se da cuando el Ejército y la Fuerza Aérea deciden desconocer al presidente de la República [Juan María Bordaberry, PC], que había nombrado como ministro de Defensa al señor [Antonio] Francese”. A su modo de ver, “ese es el golpe”, cuando ambos sectores de las Fuerzas Armadas “comunican públicamente que no van a acatar sus órdenes”.

“Independientemente de que después lo que tiene más valor simbólico es la disolución del Parlamento” por decreto del presidente colorado el 27 de junio de 1973, puntualizó Pasquet, “el desconocimiento a la autoridad constitucional por las Fuerzas Armadas se produce en febrero del 73”.

Pasquet aclaró que el planteo del PC de tratar en el ámbito parlamentario los hechos de febrero de 1973 no impide que la Asamblea General vuelva a reunirse el 27 de junio. “Yo creo que no hay ninguna razón para eludir la consideración de todos estos temas; si el debate se produce y tiene que ser maratónico, bueno, así será”.

El diputado colorado apuntó que en febrero de 1973 la Asamblea General no se reunió. “50 años después no vamos a reparar la omisión, pero en un aniversario tan significativo como el medio siglo nos parece que hay que expresar públicamente nuestras reflexiones sobre ese episodio de gravedad”. En el debate del jueves, el PC tiene previsto destacar la actuación de tres figuras coloradas de la época: el senador Amílcar Vasconcellos, el contraalmirante de la Armada Juan José Zorrilla y el vicepresidente Jorge Sapelli.

El 31 de enero de 1973 Vasconcellos denunció en una “carta al pueblo uruguayo” que el país estaba entrando a otro “período militarista”, dado que había pruebas de que las Fuerzas Armadas pretendían “desplazar a las instituciones legales”. El 9 de febrero de 1973, luego de que los militares desconocieran el nombramiento de Francese por parte de Bordaberry, Zorrilla, en forma de protesta, clausuró la Ciudad Vieja con una barricada de autos civiles y ómnibus; luego tuvo que renunciar. Sapelli, como vicepresidente, “se negó a entrar en cualquier tipo de conspiración o maniobra y dijo con claridad que si a Bordaberry lo obligaban a renunciar, él renunciaba también”, indicó Pasquet.

“Son tres actitudes que a nuestro juicio merecen destaque, por eso nos parece oportuno hacer esta convocatoria”, expresó el legislador colorado. “Son figuras que tuvieron una actuación dignísima en ese momento tan difícil; en distintos ámbitos, todos actuaron de una manera que nos parece que merece reconocimiento y homenaje”.

Rubio: hay una “tentativa” de “relectura del pasado reciente”

En noviembre de 2022, también a propuesta de Pasquet, el Comité Ejecutivo Nacional del PC resolvió crear un grupo de trabajo para analizar “la evocación histórica del golpe de Estado de febrero de 1973”, en el cual, según la interpretación del partido, el PC tuvo una “clara oposición”, mientras que el Frente Amplio (FA) y la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) “no sólo no rechazaron el atropello sino que expresaban la esperanza de incorporarse a la situación de facto”.

En conversación con la diaria, el senador frenteamplista Enrique Rubio dijo que antes de atribuirle al FA, así como a “la corriente mayoritaria del movimiento sindical”, que “éramos golpistas”, hay que revisar “el contenido de los comunicados [militares 4 y 7], porque se vistieron de ropaje progresista”. A su juicio, hubo “una maniobra de inteligencia” de parte de las Fuerzas Armadas para conseguir el apoyo de actores políticos y sociales de izquierda.

Rubio afirmó que desde el inicio de la coalición de gobierno hay una “tentativa” de llevar a cabo una “relectura del pasado reciente”. Apuntó de forma directa contra Cabildo Abierto, el expresidente Julio María Sanguinetti y “algunos otros” que tratan de “modificar lo que fue la historia real”. “De alguna manera esa disputa por la interpretación del pasado es parte de la batalla política del presente y también de la formación de las nuevas generaciones, que no tienen mucha idea de cuál fue la secuencia de los acontecimientos”.

Para el senador de la oposición, en el debate del jueves el FA debería resaltar lo que fue su “expresión institucional” en aquel entonces, a través del acto que la fuerza política hizo el 9 de febrero de 1973 en la esquina de 8 de Octubre y Comercio. En ese acto, recordó, “sólo hubo la intervención de [Liber] Seregni pidiendo la renuncia de Bordaberry, que había perdido capacidad de mando”. El planteo del FA fue que en lugar de Bordaberry asumiera Sapelli; para Rubio, “el más ajustado a las circunstancias”.

“El FA lo que pidió a través de Seregni fue que los militares volvieran a los cuarteles, porque se suponía que la lucha contra la guerrilla había terminado, de acuerdo a lo que habían dicho las propias Fuerzas Armadas en noviembre del 72, pero siguieron de largo”, agregó Rubio.

Domenech: el golpe de Estado “se dio en cuentagotas”

Ni febrero ni junio. Para Jorge Gandini, senador del Partido Nacional, “fue un proceso”. “Ya en octubre del 72 hay documentos y elementos suficientes que permiten advertir que las Fuerzas Armadas se iban adjudicando roles y papeles fundados en el prestigio que habían obtenido en el combate a la subversión”, dijo a la diaria. A partir de ese momento, sostuvo, los militares empezaron a “dar opinión” sobre lo que el gobierno “tenía que hacer en materia de desarrollo nacional”.

“Ese proceso”, continuó Gandini, “va creciendo a la interna de las Fuerzas Armadas y en febrero [de 1973] obviamente hay una salida de cauce de los roles institucionales” del Ejército y la Fuerza Aérea. “Toman un rol político” y a su vez “desde la política se les contesta” y “en algunos casos incluso se les apoya”.

Consultado por la fecha del golpe de Estado, Gandini dijo que si por golpe de Estado “se entiende la sustitución de las autoridades”, entonces, “fue el 27 de junio”. Pero en términos de “quiebre institucional”, es decir, “la ruptura de la obediencia debida y la incorporación formal y oficial de las Fuerzas Armadas a la coconducción de la política nacional”, fue el 9 de febrero. “Ese fue el momento del quiebre institucional, no tengo ninguna duda”, afirmó.

Los representantes de Cabildo Abierto van a ir a la sesión del jueves sin “una idea preformada de cómo llevar el debate”, indicó a la diaria el senador cabildante Guillermo Domenech. A su modo de ver, el golpe de Estado de 1973 “se dio en cuentagotas”, con una sucesión de eventos que fueron deteriorando al “poder político”. Acerca de los comunicados militares 4 y 7, de febrero de 1973, señaló que “evidentemente” hubo un desconocimiento de “los mandos naturales que, de acuerdo a la Constitución, le corresponden al presidente de la República”. “El proceso de quebrantamiento institucional fue produciéndose en etapas”, subrayó.

Pasquet: “No hay ninguna razón para eludir la consideración de todos estos temas”

En la sesión de este jueves de la Asamblea General cada legislador tendrá 20 minutos para opinar sobre el tema, por lo que Rubio prevé una jornada “maratónica”. “Tenemos un debate político de primer orden sobre el 73, que va a seguir el 27 de junio, cuando se conmemoren los 50 años del golpe de Estado”, señaló, y agregó que el FA “no tiene ningún problema” en participar en el debate propuesto por el PC.

Aunque a su entender existe “un intento de distorsión de la historia” y “una disputa por los relatos”, Rubio manifestó que “los dos eventos de ruptura institucional más claros y evidentes” de 1973 fueron el 9 de febrero y el 27 de junio.