“No tenemos que ser hipócritas: no podemos decir que no es momento de hablar de candidaturas porque estamos todo el día hablando de política y de candidaturas”, dice el diputado del Partido Nacional (PN) Sebastián Andújar. Representante por Canelones, lidera la lista 33 de ese departamento, dentro del herrerismo, y el 1° de marzo, cuando termine el receso legislativo, asumirá la presidencia de la Cámara de Diputados. Andújar ya se imagina un “parlamento ideal”, con una “mejor comunicación y una mejor calidad”.

También dice que dentro de la coalición les “falta hablar mucho más de política” y que es necesario que se tomen más tiempo para eso. Y justamente de política, como de qué hablamos cuando hablamos de herrerismo hoy, y de candidaturas, como los motivos por los que el sector se inclina por Laura Raffo y no por Álvaro Delgado para la interna de 2024, Andújar conversó con la diaria.

Este es el último año de actividad plena que tendrá el Parlamento, porque en 2024 empieza la campaña.

Esta legislatura termina el 15 de febrero de 2025. Conocemos cómo se maneja el ámbito político-electoral y la incidencia que tiene en la labor parlamentaria: a medida que se acercan los procesos electorales, quizá quitan tiempo para darle mayor atención a la actividad del legislador. Trataremos de que eso no suceda, tampoco en 2023; el cuórum no puede ser un problema del Parlamento –para poder traducirlo en algo concreto–. Pero hay que tratar de encontrar los equilibrios, porque que el pueblo nos renueve la confianza para seguir desarrollando esta tarea implica llevar adelante un proceso electoral, es inevitable. Trataremos de que tenga la menor incidencia posible y que el Parlamento funcione como tiene que funcionar hasta el último día del período legislativo.

¿Pensás encarar algún cambio desde la presidencia de la cámara baja?

Es muy poco el período de tiempo y los presidentes no podemos pretender ser refundacionales en algunos aspectos. Yo tengo un parlamento ideal, con una mejor comunicación y una mejor calidad. Porque está mal considerar los procesos legislativos desde el punto de vista cuantitativo; creo que se deben considerar desde lo cualitativo, y ese análisis no termina cuando los legisladores levantamos la mano, sino cuando se aplican las cosas que aprobamos. Después, hay cosas pequeñas pero que a su vez pueden ser grandes: se trata de la innovación, de la aceptación de la tecnología y de tener un parlamento más comunicado. Son pequeños detalles que tienen que repercutir para bien en la comunión que debe existir entre la sociedad y la institución.

El colorado Ope Pasquet, actual presidente de la Cámara de Diputados, planteó varios cambios que están en proceso.

Pasquet tuvo tres iniciativas que son muy interesantes y que voy a continuar para tratar de que se terminen de plasmar: el voto electrónico, la corrección de las leyes –desde el punto de vista técnico– y un estudio sobre la aplicación de las leyes –en pocos días se va a firmar un acuerdo con la Universidad de la República en ese sentido–. Son tres puntales que él inició y que es mi deber seguir adelante. El voto electrónico ya ha sido probado; va a ser un proceso gradual pero lo vamos a implementar, es parte del parlamento moderno.

Te escuché decir que para el 31 de marzo ya debería estar aprobada la reforma de la seguridad social en Diputados. ¿Por qué en esa fecha?

Esa es otra de las cosas de la impronta que puede tener cada uno. Me parece que el tiempo de los legisladores tiene que estar mejor gestionado y ser mucho más eficiente. No podemos seguir con el discurso de que necesitamos tiempo, que tenemos que estudiarlo más y escuchar más a la sociedad... No, no, somos funcionarios públicos, muy bien remunerados. Entonces, si uno no se marca los tiempos, el trabajo nunca va a ser con la calidad que tiene que ser. No soy un obsesivo, pero me gusta utilizar bien el tiempo, ser productivo.

¿Hace falta más diálogo dentro de la coalición?

No, creo que nos falta hablar mucho más de política, sobre cómo funcionamos como equipo, y eso se hace con ámbitos de diálogo. Nos tenemos que tomar más tiempo para hablar más de política, de los objetivos que tenemos, de cómo planificamos el futuro y cuál es nuestra mirada a largo plazo. Eso después repercute para bien en el relacionamiento, en los planes que se tienen que llevar adelante y en el respeto por las iniciativas. Si nos damos esos tiempos, estoy convencido de que las cosas van a ser mucho mejores.

Hablando de política, ¿qué significa el herrerismo hoy?

Existe un herrerismo conceptual y un herrerismo político. El primero es el herrerismo propiamente dicho, de las ideas de Luis Alberto de Herrera, en una determinada época y parte de la historia, y el herrerismo político es aquel que se agiorna continuamente a los tiempos actuales. Te diría que el herrerismo político hoy es un espacio de confluencia: no necesariamente hay que compartirlo conceptualmente para formar parte del espacio político. Hoy el herrerismo está en un proceso de construcción de un espacio mucho más amplio.

Hace pocos días hiciste una gira por Canelones junto con Laura Raffo, que no está en ningún cargo de gobierno. ¿Es una suerte de testeo para su posible precandidatura a la presidencia dentro del herrerismo?

Estamos en un proceso de construcción. Obviamente, tiene las características para serlo; no tengo duda, porque le sobra capacidad, aspectos comunicativos y se siente cómoda. Nos tiene muy entusiasmados, creemos que es positiva su presencia en una futura competencia. Estar o no estar hoy en un cargo de gobierno se puede analizar de dos maneras: es inconveniente o conveniente, nunca se sabe. No tengo un análisis de la opinión del electorado con respecto a eso, creo que ese aspecto no es decisivo. La continuidad es parte del éxito de este gobierno, puede ser una continuidad con gente que ya está gobernando o con cambio. Me aferro a que la continuidad con cambio puede ser un elemento muy seductor, sobre todo para el votante que entiende que las cosas no pueden quedar siempre de la misma manera.

¿Por qué el herrerismo no ve la continuidad en el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado?

Justamente, porque el herrerismo entiende que la continuidad con cambio es un valor agregado... Aparte, porque también entiende que su espacio es muy importante dentro del PN y la construcción de los proyectos no puede quedar por fuera. Acá está construyendo su propio proyecto.

Por lo que decís, Raffo sería “continuidad con cambio”, mientras que Delgado sería “continuidad sin cambio”.

Bueno, sí, [Delgado] hoy es parte del núcleo principal del gobierno. Ninguna de las dos opciones significa que sean malas, sino que son distintas. Acá lo más importante es que el común denominador es la continuidad, y la continuidad es el éxito, porque el gobierno va a ser exitoso si puede continuar. Si no continúa es porque la ciudadanía no lo toma como exitoso.

¿Sería un fracaso para el PN si el 1° de marzo de 2025 Luis Lacalle Pou le pasa la banda presidencial a un mandatario del Frente Amplio?

En términos generales, sí, porque la mayoría de tu pueblo no está de acuerdo con lo que hiciste. Pero el fracaso puede haber sido del proyecto, no de las personas. Hay que separar, porque no tenemos la posibilidad de que Lacalle Pou sea reelecto, por eso quiero dejar por fuera al presidente. Capaz que esa también puede ser una de las causas por las que no exista la continuidad.

Pero sabían de antemano que el presidente no puede ser candidato.

Pero puede ser una de las causas, porque te podría adelantar un triunfo de la coalición si el presidente pudiese ser reelecto. Si en tu equipo el goleador no juega, sentís la diferencia, te va a costar más. Y en este caso, Lacalle Pou es el goleador y el capitán del equipo.

¿Algo más?

No, pero es la verdad. Porque la elección que viene es de candidatos, no de líderes; no están en juego los liderazgos, ni en el PN ni en otros partidos.

¿Porque, sea quien sea el candidato del PN, Lacalle Pou va a seguir siendo el líder?

No tengo la más mínima duda, y transversal a todo el partido.

Y si luego de esta pretemporada –así la definió el senador herrerista Gustavo Penadés– de repente Raffo dice que no quiere ser precandidata, ¿manejan otros nombres?

Nosotros tenemos la particularidad de que tenemos todas las cartas a la vista, no jugamos con las cartas contra el pecho. No va a suceder que Laura diga que no. Esto es muy profesional: son procesos de formación de candidatos. En este caso, el entusiasmo que ha generado y la motivación interna dentro de algunos sectores del PN –no de un solo sector– me animan a decirte que el proceso va a llegar hasta el final. Y también me animan a decir que va a ser un proceso muy competitivo dentro del partido, y eso nos va a hacer bien a todos.

¿Cómo calificás el caso de Alejandro Astesiano, el exjefe de seguridad de Presidencia?

Lamentable. Pero también con la frialdad de que hay que saber separar los tantos: una cosa son los pasaportes y otra cosa son las gestiones, con las atribuciones que se tomó para poder realizarlas. A mí lo que más me preocupa es el golpe personal al presidente en cuanto a la confianza, porque, fuera de lo que es la actividad y la investidura, hay una persona y una familia; eso me pareció lo más detestable.

¿Sabías cómo era Astesiano?

No, no lo conocía. “Buenas tardes”, le dije quizás dos voces en alguna campaña electoral, pero [no tenía] ni el teléfono ni nada.

Fuiste uno de los pocos o el único del PN que expresó públicamente que el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, no estuvo bien al decir que el cambio de nombres en la cúpula policial fue para “consolidar los éxitos”.

Conozco muchísimo al ministro, le tengo muchísimo afecto, y comprendí perfectamente el mensaje que quiso dar. Lo que dije fue que quizás yo no hubiese utilizado la palabra “éxito” porque eso genera otras interpretaciones. Los que somos cercanos no tenemos que tener miedo de poder expresar que quizás hubo una mala utilización del lenguaje, porque eso a la persona le hace mucho mejor. Yo entiendo que si estás dando una conferencia por el cese de una cúpula policial importante, hablar de éxito es muy difícil de comprender, más allá de que las relaciones humanas, laborales y personales tienen un desgaste. Eso no implica no poder reafirmar que los números demuestran un mejoramiento de los delitos, en un punto de comparación con el gobierno anterior, pero tampoco significa que esté todo bien. Mi intención no fue corregir al ministro, sino demostrarnos que a veces se puede utilizar otros términos para que la gente entienda cuál es el rumbo que estamos marcando, y esa palabra generó mucho ruido.