A tres años de la declaración de emergencia sanitaria en Uruguay, de aquel inolvidable viernes 13 de marzo de 2020 cuando se confirmaron los primeros cuatro casos de covid-19, el Ministerio de Salud Pública (MSP) tendrá un cambio de conducción. Por voluntad propia, Daniel Salinas renunciará a su cargo este lunes y, pese a ser el ministro con mayor aprobación, abandonará la actividad política. En su lugar asumirá Karina Rando, también en representación de Cabildo Abierto.

En una reciente entrevista con El País, Salinas comentó que en principio su intención era dejar el MSP el viernes 3 de marzo, aunque que le “pareció bueno” renunciar en el “aniversario de la declaración de la emergencia sanitaria”. Acerca de la gestión de la pandemia, aseguró que Uruguay “tuvo una capacidad de reacción espectacular” porque “no hubo un dormirse en los laureles” ni tampoco “una cuestión de políticos que se toman su tiempo”.

A casi un año de la finalización de la emergencia sanitaria, Salinas afirmó que “fue muy acertado ir hacia la libertad responsable”, en vez de un “lockdown total”, un confinamiento obligatorio “que hubiera sido realmente muy difícil” de implementar. Respecto a las críticas que tuvo la estrategia de control de la enfermedad del gobierno, sostuvo que “siempre” estuvo “alineado con lo que proponía el GACH”.

A mediados del año pasado, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó un informe sobre los “impactos sociodemográficos” de la pandemia en la región. De entrada, el documento marca que América Latina y el Caribe fue la zona “más afectada del mundo”, dado que si bien sólo tiene 8,4% de la población mundial, concentró 28% de las defunciones a nivel mundial, esto es, cerca de 1,65 millones de muertes por covid-19.

Según datos de la Cepal, Uruguay se ubicó en una posición intermedia en cuanto al promedio de muertes confirmadas por covid-19 en la región. El país que registró más defunciones en promedio fue Perú, con 6,3 muertes por cada 1.000 habitantes. Uruguay tuvo una tasa aproximada de 1,3 muertes por cada 1.000 habitantes, ubicándose por debajo de Brasil, Argentina y México, aunque por encima de Costa Rica, Cuba y República Dominicana. No obstante, el organismo internacional advierte que se trata de muertes por covid-19 “informadas”, que “pueden representar apenas una fracción del total de defunciones”.

Salinas rechazó el concepto de “muertes evitables”; a su parecer, “un término muy desgraciado”. “Se puso a la gente en una situación absolutamente de politización. Acá se salvaron miles de vidas, y ahí fueron muertes evitadas, no evitables”, expresó. La Organización Mundial de la Salud contabiliza 7.617 muertes por covid-19 en Uruguay al 7 de marzo de 2023.

En materia de vacunación, la información de la Cepal marca que en el caso de Uruguay el inicio de la vacunación –en el primer trimestre de 2021– coincidió con el peor momento de la pandemia, cuando hubo la mayor cantidad de fallecimientos. En abril, por ejemplo, Uruguay tuvo alrededor de 3.500 casos por día, cuando el número máximo para mantener la situación bajo control se situaba en 200 casos por día. Luego, a medida que la población fue completando el esquema de vacunación, las defunciones fueron disminuyendo.

Al respecto, Salinas sostuvo que se realizó “la mayor campaña [de vacunación] de la historia del Uruguay”, con 9 millones de dosis. “En un tiempo récord se vacunó con una velocidad que no lo hizo ningún otro país. Logramos la inmunidad y en 60 días estábamos con más de 50% de las personas con dos dosis”.

Consultado sobre la demora en la adquisición de las vacunas, Salinas dijo que en ese momento “los demás países jugaron para el show televisivo”, “conseguían pequeñas cantidades para decir 'trajimos la vacuna'”. Recordó que, junto al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, recibieron al embajador de Rusia, Andrey Budaev, quien “se comprometió a traer 100.000 dosis [de la Sputnik V] para el 31 de enero de 2021”, pero “yo todavía las estoy esperando”.