El lunes de noche, el Palacio Legislativo se preparó para una sesión especial del Senado, que empezó a las 22.30, la hora en la que se fijó la sesión extraordinaria de la noche del 26 de junio de 1973, hace medio siglo, y que culminó en la madrugada del 27, con el decreto del entonces presidente colorado Juan María Bordaberry con el que disolvió las cámaras y dio paso formal a las Fuerzas Armadas y la dictadura. Antes de que empezara la sesión conmemorativa, desde la plaza Primero de Mayo venían los sonidos de la “vigilia por la democracia”, convocada por varias organizaciones sociales.
Varias velas en el piso iluminaban parte de la plaza, y antes de un espectáculo musical, manifestantes pidieron al presidente Luis Lacalle Pou que le exija a los altos mandos militares que brinden la información sobre los detenidos desaparecidos por la dictadura. En la vigilia había algunos legisladores del Frente Amplio (FA), como el diputado Gustavo Olmos, y también estaba la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse.
Adentro del Palacio Legislativo estaba Ruben Benítez, exfuncionario del Parlamento, que aquella fatídica noche se encontraba trabajando –era conserje de sala–, con 22 años. Benítez señaló a la prensa que recuerda muchas cosas de aquella noche y madrugada, más que nada, “nervios y preocupación”, por saber que se estaba gestando la última sesión del Senado y que estaban “a horas de eliminar el sistema democrático”.
“Los nervios iban y venían en todo el día, algunos legisladores estaban muy preocupados por aquella noticia de que había un borrador que andaba dando vueltas, de lo que iba a ser, en definitiva, la disolución de las cámaras. Y por otro lado, había otros legisladores que decían que se iba a superar la crisis y que esto no iba a pasar a mayores. Entre las dos cosas era una ida y venida de datos y de versiones que no era fácil atender”, señaló.
En el Salón de los Pasos Perdidos se destacaba una pantalla gigante que transmitía la sesión y allí había público presente. Adelante estaba sentada la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, quien antes de que empezara el evento le dijo a la prensa que lo vería desde ahí porque no estuvo invitada para presenciar la sesión desde las barras, pero subrayó que lo importante es que debería ser una instancia de reflexión nacional, sobre no sólo lo que pasó en ese momento, y la historia, sino también acerca de “la importancia que tiene hoy, con una democracia recuperada, fuerte, seguir luchando todos los días, porque nunca podemos dar nada por sentado”.
“Nunca podemos decir ‘ya está, ya alcanza’; nunca alcanza con la libertad, siempre tenemos que estar atentos, por ejemplo, frente a la agresión y a la violencia, anteponer diálogo, razones, en vez del eslogan; reflexionar, en vez del apuro, pensar bien”, subrayó. La jerarca agregó que “en cada uno de los detalles de la vida de nosotros, de una forma o de otra, estamos defendiendo la libertad”. Por último, Cosse dijo que la verdad con respecto a los desaparecidos es algo que va mucho más allá del dolor de los familiares, que lo imagina “inconmensurable”, ya que está relacionado con “cómo un pueblo escribe su historia”. “¿Nosotros queremos que, dentro de 50 años, nos lean como un pueblo que escondió la verdad o como uno que se animó a enfrentarla y a resolverla?”, preguntó, y resaltó que quiere que se vea como un pueblo “que se animó a enfrentar la verdad”, pero “estamos en un camino un poco atascado” en ese sentido.
En tanto, el diputado del Partido Nacional (PN) Sebastián Andújar, presidente de la cámara baja, adelantó en rueda prensa lo que será la sesión de la Asamblea General del martes, a las 10.30, en la que hablarán representantes de todos los partidos políticos. Andújar subrayó que “sin duda nos va a fortalecer y va a tener una mirada de futuro con mucha más expectativa, porque siempre hay un mañana, recordando el ayer”. Agregó que espera que la sesión de este martes sea recordando el pasado, marcando una postura del presente, “en orden, tratando de evitar el debate, y tratando de evitar que no se mezclen cosas, más allá” de lo que los convoca.
Viejos discursos, nueva tecnología
Al iniciar la sesión, exactamente a las 22.30, la vicepresidenta Beatriz Argimón les dio la bienvenida al presidente Lacalle Pou y a los expresidentes Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle Herrera y José Mujica. “Hace 50 años la dictadura quiso callar a los representantes del pueblo, hoy queremos ratificar nuestro compromiso democrático, desde este Parlamento elegido democráticamente por la ciudadanía. Por ello todos los partidos políticos quisimos, a 50 años de aquella sesión del Senado, encontrarnos para recordarlos”, señaló Argimón.
Acto seguido, se compartió una representación audiovisual, denominada “por siempre democracia”, que se proyectó sobre una de las paredes de la Cámara de Senadores, en la que se mostraron titulares de la época, empezando por el famoso “febrero amargo”. Luego “se les dio la palabra”, en el mismo orden que aquella noche, a tres senadores, Wilson Ferreira Aldunate (PN), Amílcar Vasconcellos (Partido Colorado) y Enrique Rodríguez (FA), y sus recordados discursos se reflejaron, en imagen y sonido, 50 años después, en la cámara alta. También se recordaron las legendarias palabras leídas por el director y actor teatral Alberto Candeau en el acto del Obelisco de 1983, en el que se clamó por la vuelta a la democracia, y cuya proclama terminaba: “¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la república! ¡Viva la democracia!”.
La sesión finalizó con un largo aplauso, que nació tanto de las barras y los senadores como de los asistentes en el Salón de los Pasos Perdidos. Hacia allí se dirigieron todos los legisladores, el presidente Lacalle Pou y los exmandatarios para escuchar el Himno Nacional, interpretado en vivo por el Coro del Sodre, impulsado por un piano, donde retumbaron como nunca las palabras “¡tiranos, temblad!”.
A la salida, en rueda de prensa, Sanguinetti dijo que fue “un acto muy emotivo”, sobre todo por rescatar “el clima de aquel día dramático”, y destacó que “felizmente” estuvo con los otros dos expresidentes, con los que suele compartir “varias circunstancias”, y eso demuestra “el rostro conviviente de nuestra democracia”.