Hace 50 años Uruguay entraba en la última dictadura cívico militar, cuando el entonces presidente Juan María Bordaberry disolvió las cámaras y comenzó a gobernar con el apoyo de mandos militares. A pesar de la distancia en el tiempo, la herida que dejaron esos 12 años de gobierno dictatorial sigue presente en el recuerdo de muchos. En la diaria proponemos un especial multimedia que ayude a hacer memoria, a tratar de reconstruir las vivencias de ese día y los siguientes, que tuvieron a la huelga general y la resistencia de la población como protagonistas.
En ladiaria.com.uy/especiales se puede recorrer un espacio cargado de videos, entrevistas y reportajes que abarcan los más diversos temas; incluyendo el relato de algunas figuras políticas claves como Danilo Astori o Lucía Topolansky, pasando por voces de trabajadores, como Ricardo Vilaró –entonces dirigente gremial de Secundaria–, presas políticas como Lilián Celiberti –militante política–, y militares como Juan José Saavedra, quien en ese entonces era estudiante en la Escuela Militar.
También hay notas que profundizan cómo era la interna de los mandos militares en ese momento y cuál fue el papel de los civiles que quedaron al mando, que explican el proyecto económico que tuvieron los militares, el rol de las cámaras empresariales durante la dictadura y cómo la prensa reportó lo que estaba sucediendo en Uruguay en ese momento.
Proponemos un recorrido por lo que fue el centro de detención 300 Carlos, además de profundizar en un reportaje sobre su historia. También se puede leer cómo la represión cambió para siempre y con especial dureza la vida de las poblaciones trans y de afrodescendientes.
Además, les consultamos a nuestros suscriptores sobre sus recuerdos de ese día y nos contaron muchas historias diferentes sobre lo que les pasó hace 50 años.
Algunas de estas piezas ya las pueden leer en el especial y el próximo martes, cuando se cumplan 50 años del golpe de Estado, podrán acceder al resto.
Los aniversarios siempre sirven para ayudar a hacer memoria, y esperamos que este no sea una excepción. Una memoria que mira el pasado desde el presente, cargada con las reflexiones que permite la distancia de medio siglo. El espíritu común en todas ellas es trabajar por el cuidado de la democracia, que tiene un valor diferente después de haber aprendido lo que pasa cuando se pierde.