El senador de Cabildo Abierto (CA) Guido Manini Ríos pidió que “nunca más haya dictadura en este país” y que “siempre se respeten las instituciones democráticas” para que “nunca más haya terrorismo, venga de donde venga”.
Recordó que desde 1959 comenzaron a aplicarse “cada vez con mayor frecuencia las medidas prontas de seguridad”, que a partir de 1968 “pasan a ser un estado permanente”, bajo la presidencia del colorado Jorge Pacheco Areco. Para Manini Ríos, excomandante en jefe del Ejército, “un país que vive en estado de excepción es un país que demuestra grandes fallas en lo institucional”.
En ese sentido, con base en lo planteado por distintos legisladores en la sesión previo a él, señaló que “el presente debe tener verdad”, por eso exigió “una rigurosidad que se merece”, y enumeró tres hechos distintos que, para él, desembocaron en el golpe de Estado, donde, el 27 de junio de 1973, a “militares con un montón de civiles se les ocurrió cerrar el Parlamento”.
El primer hecho que culminó con la disolución del Parlamento, en el análisis de Manini, fue el 9 setiembre de 1971, cuando el Poder Ejecutivo encomendó a las Fuerzas Armadas “hacerse cargo” de “la lucha antisubversiva para enfrentar” al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros que, en democracia, “mataba, robaba, aterrorizaba a la población”. También se refirió a la fuga de los tupamaros de la cárcel de Punta Carretas, a meses de las elecciones nacionales, remarcó.
Manini también aludió al 15 de abril de 1972, cuando el Parlamento, con 107 votos a favor en la Asamblea General, votó el estado de guerra interno. “El gobierno de entonces [con Juan María Bordaberry al frente] fue quien pidió una medida extrema de este tipo, que hoy muchas generaciones no pueden dimensionar porque desconocen cuál era el clima que el país vivía, con atentados con bombas, ocupaciones de centros de enseñanza, quema de ómnibus, robo a bancos, secuestro a embajadores y autoridades nacionales, atentados con asesinatos por la espalda a servidores públicos, robos de todo tipo y daños de sangre como lo ocurrido el día anterior”.
También se refirió al 9 de febrero de 1973, cuando los mandos militares desconocieron “una decisión del presidente” Bordaberry. “En un episodio donde la mayoría del sistema político buscó sacar su beneficio y le dio la espalda al presidente. Cuando este convocó a la plaza en esa misma fecha concurrió un escaso centenar de personas a apoyar la institucionalidad democrática”, dijo, y agregó: “No hubo manifestación de apoyo a las instituciones democráticas”.
“Cuatro días después pacta con los militares. Es bueno reiterar la indiferencia en esos días del pueblo uruguayo. Tanto en febrero como en junio no hubo manifestaciones populares [de respaldo] a las instituciones democráticas, clara señal del descrédito del sistema político”, continuó.
“Podrá decirse que todos los que se levantaron en armas ya estaban presos, que ya había terminado la guerra antisubversiva, es cierto”, reconoció Manini, pero consideró que los guerrilleros y sus “cómplices”, por su “aplauso” o “su apoyo más o menos directo, fueron los que propiciaron la aparición de nuevo un actor en el escenario político como las Fuerzas Armadas”, afirmó.
A su vez, sostuvo que “sería de un simplismo tal que tergiversaría la realidad pensar que sólo hubo dos actores”, en alusión a la teoría de los dos demonios. “Hubo otros actores que no pueden quedar excluidos. Hubo una clase política que cayó en el mayor de los descréditos al punto que no hubo manifestación popular. Hubo corrupción en la clase política, también hubo presión extranjera que reflejaba el enfrentamiento que a nivel global tenían las dos potencias protagónicas de la Guerra Fría”, aseguró.
Por último, Manini Ríos indicó que “el llamado pasado reciente, aunque hablemos de 50 años, sigue golpeando las puertas del presente”, y en ese contexto, clamó: “Nunca más a la dictadura de los poderosos que manejando enormes recursos actuaron a espaldas de los intereses de los pueblos, nunca más dictadura en todas sus formas”. Los legisladores de CA y personas uniformadas en las vallas lo aplaudieron.