La ciclovía en 18 de Julio está en marcha desde el 21 de diciembre y la semana pasada fue noticia porque se produjeron dos siniestros de tránsito que la involucraron: el primero ocurrió cuando tres peatones cruzaron en rojo e impactaron contra un ciclista que circulaba por ella, y el segundo, cuando un ciclista cruzó con luz roja y chocó contra un auto, lo que reavivó la discusión política en torno a esta obra que impulsó la Intendencia de Montevideo (IM).

En ninguno de los casos hubo lesionados graves, pero el 4 de enero la IM informó sobre la preparación de una campaña de concientización para peatones y el lunes publicó un comunicado en el que exhortó a respetar las normas de tránsito para “fortalecer la convivencia”, a la vez que apuntó que “el correcto uso de ciclovías, bicisendas y caminos peatonales, así como la convivencia de peatones, ciclistas y automovilistas, es responsabilidad de todas y todos”.

La campaña de concientización impulsada por la comuna promueve la disposición de personal inspectivo “para informar y concientizar a peatones, ciclistas y automovilistas sobre las normas de tránsito”, y recuerda a los peatones cruzar en los lugares permitidos, como las esquinas o cruces semaforizados, y no en el medio de la calle. También señala que quienes transitan a pie “no deben invadir las ciclovías o bicisendas para cruzar de una acera hacia la otra”.

En diálogo con la diaria, Ana Inés Morató, integrante del colectivo Ciudad Abierta, apuntó que “una parte del problema es la capacidad de convivir” y que “después hay que ver qué tan efectiva puede ser una campaña” como la que está llevando la IM. “Mucho más importante que una campaña de cambios y comportamientos” es el diseño de la ciclovía, consideró, aunque, por otro lado, comentó que “a modo informal” muchos ciclistas le han transmitido que el hecho de tener un espacio de circulación delimitado en 18 de Julio “los ha hecho sentirse más proclives a cumplir algunas reglas, como [respetar] el semáforo en rojo”.

Morató consideró que, además de pedir que se cumplan las reglas, lo que está faltando es un “sistema seguro”. Cree que el tránsito y el diseño de las calles debería funcionar de tal forma que, si “alguien cumple las reglas, no se genere un accidente fatal o grave”. En ese sentido, dijo que la ciclovía “tiene cierta falla” por el hecho de que al estar ubicada en el medio de la avenida, “si alguien se sale de la vía queda en el tránsito”. Asimismo, según Morató, no hay que simplemente condenar el incumplimiento, sino que habría que preguntarse “cuál es la necesidad que está detrás de la persona que decidió romper las reglas”.

Por otra parte, Morató reflexionó que “las cosas disruptivas llevan un tiempo” de adaptación y apuntó que “es una lucha política simbólica de los lugares de cada uno de estos modos”. “En el caso de los peatones en 18 [de Julio], tenemos que necesariamente cuestionarnos qué lugar les da la avenida a los peatones y cómo podríamos mejorar la experiencia”, sugirió. En ese sentido, consideró importante “tener claro que la avenida da tiempos cortos para los peatones” para cruzar y que, por lo tanto, se podría pensar cómo invitar al peatón a “cruzar efectivamente por la esquina, por ejemplo, acortando la distancia de cruce”. Puso como ejemplo la extensión de la vereda en la esquina, de forma de acortar la distancia que la persona tiene que cruzar a pie.

Consultada sobre la relevancia que adquirió la ciclovía de la avenida 18 de Julio y las polémicas a su alrededor, Morató las atribuyó a que es la primera avenida que les sacó lugar a los autos y se lo dio a las bicicletas, y que eso no pasó en ninguna de las otras obras donde se construyó una ciclovía. “En general, siempre se le sacó lugar al peatón y no al auto; cuando se le sacó al auto, fue mucho más tímido”, afirmó. En esa línea, planteó que la discusión se centra en que “si se quiere más movilidad sostenible, hay que redistribuir el espacio”.

Morató agregó que antes los accidentes con ciclistas no eran noticia porque no tenían el carácter político que el tema tiene actualmente, y que ahora hay una decisión de darles este lugar en la opinión pública. “Antes era un incidente que pasaba sin pena y gloria”, resaltó.

Marley Chacón, que integra el colectivo Bicivilizados, coincidió en que se le da trascendencia a la ciclovía de 18 de Julio por un tema político, ya que los opositores “la asocian con [Carolina] Cosse”. Sin embargo, consideró que esto trasciende al gobierno departamental: “Ella [Cosse] tenía la obligación y el deber de hacer esto desde el gobierno pasado”.

En cuanto al respeto de las normas de tránsito, Chacón acotó que los políticos tienen que “animarse” a hablar sobre la cultura y la violencia vial, sobre el respeto y sobre que “la ciudad está creada para la gente y no para los autos”. Chacón valoró que el caos se produce cuando se quiere imponer una estructura “donde lideran unos pocos y ocupan demasiado espacio”, en referencia a los autos, y cuestionó que “se va perdiendo libertad” porque hay que cederle espacio al auto.