En Malvín Norte, entre las calles Hipólito Irigoyen, Dobrich, Mataojo y continuación Berro, se encuentra el asentamiento Aquiles Lanza. Según un relevamiento realizado en mayo de 2022, por el convenio entre la Intendencia de Montevideo (IM) y la Dirección Nacional de Integración Social y Urbana (Dinisu), allí viven alrededor de 400 familias. En octubre de 2023 se anunció la “regularización” del propio asentamiento y de más de 1.150 viviendas de su entorno.
Según reconocía el portal de la Agencia Nacional de Viviendas (ANV), se proyectaba mejorar las “condiciones habitacionales” en el marco de la “construcción de calles y la incorporación de saneamiento, agua potable y demás servicios”. Si bien se planteaba que “la mayoría de las familias se mantendrán en el barrio”, se afirmaba que hay personas que “necesariamente deban ser realojadas”, por lo que “vivirán en viviendas que se construirán en las cercanías o que adquirirán a través de la compra de vivienda usada”.
A un año de esa fecha, la Comisión de Asentamientos y Vivienda del Concejo Vecinal 6, el Colectivo de Mujeres Malvín Norte y el Centro Cultural Malvín Norte denuncian que nada ha cambiado. El proyecto, enmarcado en el Plan Avanzar, depende de la coordinación de la Dinisu –dependiente del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT)– y la participación de la ANV y la Intendencia de Montevideo.
“Aquiles Lanza tiene una gran historia en el barrio, tiene ya más de 50 años de historia, desde los 80 estaban los ranchitos”, dijo a la diaria Nahuel Speranza, concejal vecinal. Consultado sobre la situación actual, remarcó que “hay problemas particulares de contaminación ambiental, plomo en los suelos y ratas, lo que ha generado enfermedades en niños y en personas mayores”, así como “inundaciones” en algunas partes cercanas a donde pasa una cañada, afirmó.
“Al no estar bien las calles, los taxis no entran, las ambulancias se ven muy complicadas también, los policías tampoco suelen entrar, lo que también facilita las situaciones de inseguridad”, aseguró Speranza. En este contexto, y teniendo en cuenta el anuncio de “regularización” realizado hace un año, el concejal cuestionó que ahora que se está en campaña electoral pusieron “un cartel gigante en Mataojo y Dobrich” sobre el proyecto. Además, recordó que el asentamiento apareció en “la lista” del Plan Avanzar el 19 de mayo de 2022, por lo que se puede considerar que la espera podía extenderse a “dos años y medio”.
¿Por qué no ha cambiado nada?
La titular de la Dinisu, Florencia Arbeleche, afirmó en diálogo con la diaria que en “los primeros días de agosto” su dirección firmó varios proyectos con la Intendencia de Montevideo, entre ellos, el de Aquiles Lanza. Sobre la situación de las intervenciones, la jerarca reconoció que “no van todas al mismo ritmo”. En este caso específico, aseguró que, más allá de que se hizo un llamado abierto para incorporar “un equipo técnico multidisciplinario” para hacer un diagnóstico de la situación, en este tiempo no se ha logrado concretar la adjudicación de las tareas.
En conocimiento de que fueron dos los llamados que se abrieron y fracasaron en el intento de concretar la incorporación del equipo técnico, la diaria solicitó los detalles que frustraron el proceso. La Dinisu facilitó un documento con la información solicitada, en el que se detalla que el 22 de diciembre de 2023 “se reciben las ofertas” comprendidas en el primer llamado. A la instancia se presentaron “dos firmas consultoras” de “reconocida experiencia en el tema”; sin embargo, el informe de adjudicación recomendó “desestimar las ofertas presentadas y declarar frustrado el llamado”.
Una de las razones por las que una de las empresas no coincidió con lo solicitado tuvo que ver con que presentó un “monto excesivamente elevado para los objetivos financieros del proyecto”; la otra, en tanto, presentaba “errores formales insalvables, según las bases del llamado”.
Meses después, el 22 de marzo de 2024, se recibieron las ofertas del segundo llamado. En esta ocasión, se presentó una sola consultora, que ya se había presentado al llamado anterior. Varios meses después, el 17 de setiembre, el informe de adjudicación recomendó “desestimar la oferta presentada y declarar frustrado el llamado”. Lo llamativo, en este caso, tiene que ver con que se reconoció que era “una oferta válida y por un monto dentro de los objetivos financieros del programa”.
La explicación que se dio, en ese caso, tiene que ver con que la propia consultora desistió posteriormente por “notar la imposibilidad de ejecutar las tareas licitadas”. Según señaló a la diaria una fuente cercana al proyecto, la empresa que iba ser adjudicada, por su estructura comercial, “no factura IVA”, algo que la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) entendió inadmisible para seguir adelante con la contratación. El organismo valoró la posibilidad de ajustarse a esta necesidad pero, finalmente, prefirió renunciar a la adjudicación.
Sin una consultora que haga un diagnóstico de la situación, Speranza comentó que, sin embargo, se anunció a principios de este mes la puesta en marcha de una parte del Plan Avanzar sobre la calle Dobrich. “Tomamos esa decisión con la intendencia y con la ANV”, reconoció Arbeleche al ser consultada al respecto. Según explicó, ante la imposibilidad de adjudicar el proyecto a un equipo técnico externo, se decidió incorporar recursos humanos propios para “adelantar una primera parte” del proyecto.
“Acá estamos yendo por el plan B, porque los planes A nos quedaron desiertos”, puntualizó la directora de la Dinisu. Según destacó, este trabajo permitió que el acta de inicio de obra se hiciera el 2 de octubre. “Si bien la empresa puede empezar, se necesita realojar a 15 familias, algo que está en proceso”, detalló Arbeleche.
Según indicó, ya comenzaron las tareas de cateo necesarias para las obras de vialidad y saneamiento en la calle Dobrich.
Además, ya se iniciaron los primeros realojos de 15 familias por medio de la modalidad de compra de vivienda usada. De estas, cinco ya firmaron la escritura de la vivienda y otras siete ya tienen boleto de reserva; por lo cual, el realojo se estará concretando en las próximas semanas.
Entre promesas y expectativas
“Lo que están pidiendo las vecinas de la zona es que, si no es por el Plan Avanzar, se busque un plan alternativo, o que se vaya a hacer un censo de relevamiento en esta zona específica donde están las familias más vulnerables”, planteó Speranza. “Cada vez que hay una inundación pierden los muebles, es una situación bastante jodida”, agregó. Al respecto, Arbeleche afirmó que lo que más les “gustaría es poder realojar primero que nada a los que están cerca de la cañada, pero evidentemente para eso necesitamos tener el equipo técnico”, remarcó.
Verónica Dodera, directora de la ANV por el FA, dijo a la diaria que, con la experiencia de los gobiernos del FA, “realojar e intervenir en los asentamientos te lleva un período de seis o siete años, dependiendo del tamaño”. La jerarca afirmó que “no es sorpresa que se quieran hacer cosas que muestren que están, aunque falte una vida”, y aseguró que es algo propio de esta gestión: “Eso es todos los días y ha sido todo el período”. “Cada uno gestiona como puede y vende lo que quiere, pero en el camino están la gente y su expectativa”, criticó Dodera.
La jerarca cuestionó “las promesas que constantemente están haciendo los políticos a los vecinos”. “Si les estuvieran diciendo que las obras arrancan en 2025 o 2026 y fueran sinceros, la gente se podría quejar de que son lentos, pero el tema es que prometen que va a empezar y nada cambia”, cuestionó Speranza en la misma línea.
Arbeleche aseguró que “las tres instituciones” involucradas (Dinisu, ANV e IM) han “tratado de ser bien transparentes, explicar las cosas y tratar de ser muy cuidadosas con las expectativas de los vecinos”. “Nos equivocamos, por supuesto, pero somos muy cuidadosos con las expectativas”, reforzó.