Más de 3.000 dirigentes políticos, sociales y sindicalistas se reunieron jueves y viernes en Foz do Iguaçu, Brasil, cerca de la triple frontera entre ese país, Argentina y Paraguay, en una nueva Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos, en la que participó el expresidente frenteamplista José Mujica, uno de los impulsores de la iniciativa.
En un documento, de unas siete páginas, plasmaron seis puntos que tratan sobre democracia e integración regional, libre circulación y derecho de las personas migrantes, trabajo y derechos en tiempos de transformaciones “aceleradas”, transición justa y soberanía energética para la integración; soberanía alimentaria y crisis climática.
En diálogo con la diaria, Mujica dijo que las “falencias” de los procesos de integración, “desde [Simón] Bolívar para acá”, tienen una característica en común: “Nunca tuvieron los pueblos atrás”. “Las masas populares que fueron convocadas para las luchas de la independencia nunca fueron convocadas para discutir los fenómenos eventuales de integración. Y lo que no tiene pueblo atrás nunca será”, afirmó. Mujica dijo que a las organizaciones sociales y los movimientos estudiantiles hay que verlos “como poleas de transmisión” de las ideas de integración.
Según el expresidente, “tenemos que defendernos de un mundo que está en caos, como relata nada menos que el secretario de las Naciones Unidas [António Guterres], y los planteos continentales empiezan a ser cada vez más importantes”. “Los débiles tenemos que juntarnos de alguna manera para ser menos débiles”, evaluó.
Meses atrás, la Unasur anunció el regreso oficial de sus funciones con delegados de Brasil, Bolivia, Venezuela, Surinam y Guyana, y en diciembre Colombia hizo público su retorno al organismo de integración. Sin embargo, Mujica dijo que no tiene “ningún apuro” en reactivar el organismo “porque no es inteligente intentar repetir cosas que fracasaron”. En ese sentido, dijo que la “plaga” que tienen la Unasur y otras instituciones es que se basan en el consenso, “en que estemos todos de acuerdo”. “Entonces, cualquiera se te para en la cuchilla y te deja trancado”, apuntó.
Fernando Gambera, secretario general de AEBU, que participó en la instancia, dijo a la diaria que hay una preocupación por una “cuestión central y común”, que es que junto con el avance de la derecha a nivel global “entran en peligro muchas cuestiones que tienen que ver con conquistas de las organizaciones sociales, pero sobre todo con la democracia y con la calidad de esta”. Según dijo, con gobiernos de derecha “se pierden posibilidades de expresión popular, ya sea porque se la restringe o se la reprime o se la reglamenta”.
Gambera expresó que hay que dar pasos que hagan que la gente sienta como “propia” la integración, pero que además “vea resultados”. “Si no, [pasa] lo que nos ha pasado en muchos años, que terminamos en puro discurso; sin el pueblo movilizado y respaldando esas políticas públicas e integracionistas de cada uno de los países, no va a ser nunca”.
Por su parte, la investigadora e integrante de Redes-Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe, Natalia Carrau, otra de las concurrentes de la jornada, dijo que otro desafío de la integración regional es que “de verdad haga carne en las necesidades de los pueblos y no sea una cuestión burocrática, que esté alejada de lo que está ocurriendo en los territorios, en los pueblos, en las ciudades”, comentó a la diaria.
Asimismo, expresó que Uruguay necesita tener una mirada “internacionalista más fuerte”, anclada en sus organizaciones y movimientos, porque “van a ser las que posiblemente dialoguen de mejor manera con los fenómenos transnacionales que están ocurriendo y llevar propuestas en ese sentido”. “Hoy estamos viviendo un contexto de transiciones urgentes en el que las respuestas están viniendo del ámbito corporativo, del ámbito de fenómenos que son absolutamente regresivos para nosotros, como la extrema derecha, el narcotráfico, el crimen organizado, el cambio climático”, analizó.