Cuando se sienta en el escritorio de su despacho en el anexo, al lado de la ventana que enmarca el Palacio Legislativo, a José Carlos Mahía lo observa Liber Seregni desde un cuadro en la pared. El senador es hoy la cabeza de Asamblea Uruguay, un sector que quedó sin su líder histórico tras el fallecimiento de Danilo Astori y que ahora acompañará la precandidatura de Yamandú Orsi luego de que Mario Bergara se bajara de la contienda electoral.
Sobre el futuro del sector, dónde está el astorismo en el Frente Amplio (FA) y cómo se deben subsanar las discusiones internas, habló en entrevista con la diaria.
Con la baja de la candidatura de Mario Bergara, ¿cuál es el escenario político que se abre para Asamblea Uruguay?
Desde el punto de vista de las candidaturas, Asamblea va a tener un trabajo como todo Convocatoria Seregnista-Progresistas para reposicionarse y tratar de que su peso político sea importante en la definición entre Carolina [Cosse] y Yamandú.
Hace unos meses dieron un paso cuando dejaron en libertad de acción a las departamentales, el apoyo a Orsi era algo que ya estaba presente.
Hay cosas que no deberían sorprender. Antes los partidos políticos de izquierda en general eran mucho más rígidos, eran más estructurados. Hoy en día no es extraño que en esta etapa de la izquierda haya mayores flexibilidades y que los partidos de izquierda no tengan las rigideces que tenían antes.
¿Qué argumentos manejaron las departamentales que se querían ir con Orsi?
Que había más sintonía, más cercanía en el interior con la candidatura de Orsi que con la de Carolina o la de Bergara.
Hace unos meses Plataforma y Magnolia, que integran el espacio, anunciaron el apoyo a Orsi, pero desde CSP se insistió en que la precandidatura de Bergara seguía firme. Sin embargo, ahora se bajó. ¿Qué pasó en el medio? ¿Por qué el cambio de postura?
Primero, creo que hay una resolución legítima tanto de Plataforma como de Magnolia de tener suficientes elementos como para bajarse de la candidatura en el tiempo que lo hicieron. Después pasó que hubo una consolidación de algo que se veía venir pero que todavía no había sucedido del todo, que era la polarización, y que además entendíamos que el apoyo a la candidatura de Yamandú no debía ser como un sector más que se sumara a una candidatura, sino poner sobre la mesa una serie de ejes programáticos, que son los ocho puntos que hicimos públicos que comunicaron cuáles son las bases políticas por las que uno retira una candidatura y apoya a otra.
¿Cuál es este peso que le puede dar Asamblea Uruguay a la campaña de Orsi?
Asamblea Uruguay es la mayor representación del legado de Danilo Astori. Creo que políticamente el astorismo es un espacio de la izquierda muy vigente y por lo tanto le puede aportar algo distinto a la candidatura de Yamandú. La 2121 como tal y Asamblea Uruguay es una “marca” muy fuerte en la izquierda y por eso creo que puede haber un electorado importante que encuentre un camino para votar a Yamandú que no sea el que hoy existe que es más cercano a la 609.
¿Hay una disputa por el legado astorista hoy en el FA?
Danilo trascendió la fibra política nacional y al Frente mismo, entonces es lógico que muchos se sientan astoristas en cuanto a la línea, lo que no hay es consecuencia entre decirse astorista y actuar en función de lo que Danilo en vida definió.
¿Cuál es la consecuencia de actuar como astorista?
En primer lugar, desde lo práctico, es estar en CSP. Esa fue una definición de Danilo y de todos nosotros, ir por una línea de renovación de la izquierda en unidad, promover algunas líneas programáticas como son las que están en los ocho puntos y otras que hacen a la identidad del astorismo. No es en exclusividad que esa concepción esté en nosotros, pero en cuanto a conducta política sin duda hubo decisiones, y las decisiones pasaron por acumular el seregnismo desde un lugar concreto.
¿Una alianza con el Movimiento de Participación Popular es algo que Astori habría hecho?
Es difícil especular, pero yo creo que Danilo hubiese apoyado a Yamandú en los mismos términos en que nosotros lo hicimos. Es decir, no sólo por apoyar un candidato, sino por poner los factores políticos por los cuales se toma una decisión, y eso fue profundamente astorista. Lo que pasa es que a lo largo de los años muchas de las cosas por las cuales peleamos y que nos generaron grandes dolores de cabeza dentro del Frente Amplio después fueron consideradas como patrimonio de todos y yo lo celebro.
¿Por ejemplo?
Mantener el equilibrio macroeconómico, la política salarial promoviendo el crecimiento del salario de los trabajadores privados y públicos, los aumentos tanto para cultura, educación y otras áreas de políticas sociales. En el momento siempre fue como una especie de tire y afloje y pagamos costos políticos muy altos, que después se mostraron como un logro de todos, que lo eran, pero en el camino hubo una serie de pasajes de facturas muy importante. De todas formas, durante los 15 años de gobierno del FA la capacidad de gobernabilidad que tenía que tener el Frente tuvo, entre otras cosas, un profundo respaldo de la 609, y en este período también, por ejemplo, con la LUC [ley de urgente consideración] o con la reforma de la seguridad social y la postura sobre el plebiscito.
Más allá del acuerdo programático, ¿hubo uno político antes? Por ejemplo, en la reunión en que participaste con Orsi y Bergara.
Sé que hay varias especulaciones sobre eventuales responsabilidades de gobierno, pero para nosotros lo fundamental era un acuerdo programático que explicara los fundamentos de por qué se elimina una candidatura y se promueve otra, puedo decirlo de una manera. Después, si mañana Convocatoria tiene presencia en un gobierno nacional del FA, es claro que se tiene que ver como un hecho natural a partir del peso político y de la incidencia que tengamos en el propio partido, pero como consecuencia de eso y no como causa de una decisión política.
Tanto en el acuerdo como en las declaraciones que dio Bergara después se habló del “orden macroeconómico” y de no “duplicar” equipos económicos como pasó en el gobierno de Mujica. ¿Convocatoria quiere ser parte de ese equipo económico? ¿Es donde se sienten cómodos?
Yo creo que es el ámbito natural donde los frenteamplistas y la sociedad en su conjunto ven que tiene que haber una fuerte incidencia de la línea programática e ideológica de Convocatoria, pero no exclusivamente. Por eso están los ocho puntos, por eso hablamos, por ejemplo, que no debe haber un gobierno en disputa como se planteó específicamente en el primer gobierno del Frente. Por eso no creemos que haya sido bueno para el FA tampoco la existencia de “dos equipos económicos” y por eso hay una serie de aspectos que creo que nosotros podemos tener incidencia en el futuro.
También en el acuerdo hay un pasaje que habla del posicionamiento internacional en Uruguay y que la política exterior se centre en el “respeto a los derechos humanos”. Esto no es algo sobre lo que CSP haya tenido un especial énfasis, ¿por qué colocarlo ahora?
En enero hubo un pronunciamiento de Convocatoria sobre la situación de Nicaragua, por ejemplo. Tuvimos algún grado de pronunciamiento también sobre la situación de Venezuela. Gran parte de los frenteamplistas nos reclaman que tengamos un doble rasero en materias clave que después reclamamos para Uruguay, por ejemplo, en derechos humanos, libertad de expresión, en definitiva, en calidad democrática. Eso está en el acuerdo porque para nosotros es un componente muy importante el posicionamiento público de la izquierda hacia dentro y hacia afuera. Tiene que haber un mensaje mucho más inequívoco en cuanto a esos contenidos, y además es fundamental que Uruguay tenga una inserción internacional importante, que seamos un país de apertura, que seamos un país que privilegia la inserción internacional para captar inversiones y generar trabajo desde ese punto de vista.
¿Es un debe que tiene el FA entonces?
Es un debe que está tendiendo a superarlo, pero es un debe y además sabemos que es un caballito de batalla recurrente de la derecha, sobre todo con Venezuela. Lo que pasa es que la derecha obviamente habla de eso, pero no hablaba en Colombia de los casos de los falsos positivos, por ejemplo, o no hablaba de otras situaciones de gobiernos de partido único.
¿Te parece que el FA está en camino a saldar el tema Venezuela?
Sí, lo veo más cercano, porque, por ejemplo, la declaración de la bancada de senadores del FA fue en esa dirección. Entre otras cosas, porque en el caso de Venezuela hay una situación política muy compleja y no admite mayor margen de duda.
Venezuela no es el único tema en el que el FA no está totalmente de acuerdo. La Mesa Política no aprobó acompañar con unidad de acción el plebiscito propuesto por Ciudadanos para regular los ingresos a los gobiernos departamentales. ¿Qué factores jugaron para que se tomara esta decisión?
Yo creo que primero la falta de tiempo para procesar la discusión. Segundo, creo que a la larga también nos muestra que hay un tema que es para después de las elecciones nacionales: la propia estructura del FA requiere cambios, porque si vos tenés sectores políticos tan importantes y tan numerosos a favor de esto, que haya existido un bloqueo es una muestra clara de que tenemos un FA cuya estructura hay que pensar hacia el futuro.
¿Te referís a los votos de las bases?
A cómo está compuesta la estructura, la correlación de fuerzas y demás.
El Partido Comunista tiene tres votos en la Mesa Política, también tiene al Fidel con un voto y mucha influencia en las bases. ¿Te referís a eso?
Me refiero a que la estructura es muy importante en el Frente Amplio. Los comités de base son un factor de identidad fundamental para la izquierda y yo como tal los defiendo, pero en este tipo de decisiones, que son estructurales, la mayoría de los frenteamplistas no están de acuerdo y no encuentran razones de fondo por la cual, habiendo impulsado en los gobiernos del FA esta iniciativa, sin tener los votos de blancos y colorados, haberlo acompañado ahora en el Senado, no llevarlo a nivel constitucional es una contradicción muy importante. Yo creo que eso es inexplicable para una gran cantidad de frenteamplistas, particularmente del interior. El comité es el alma del FA, son un factor de dinámica en el Frente, y a su vez es la instancia que tienen muchas veces los dirigentes nacionales para hablar mano a mano con los militantes de a pie y en ese sentido tiene un gran valor. A veces lo que sucede es que puede haber sectores que miren hacia las estructuras para ganar una correlación de fuerzas y no para salir como FA hacia afuera.
También está el tema de los votos. Un tercio negativo puede bloquear un tema. ¿Va por ahí la revisión?
Un día ese tercio bloquea a algunos y otro día bloquea a otros. Entonces lo que tenés que ver es más globalmente las cosas, eso significa que tenés que mirar después del ciclo electoral si la estructura que hoy tenemos es la estructura que necesitamos y que refleja el FA.
Ahora que se alcanzaron las firmas, ¿estás dispuesto a volver a discutir la postura del FA respecto del plebiscito de la seguridad social?
Nunca hay que negarse a que se discuta. Me parece que el FA tiene que dejar en libertad de acción a sus votantes y a sus sectores porque llegó así a esta recolección de firmas. Yo veo que cualquier otro camino sería un problema muy duro para el propio FA. Entonces no me lo imagino transitando por un camino distinto al de no tener una posición favorable al plebiscito por una cosa muy sencilla: la única posición favorable que tuvo el FA ha sido cambiar esta ley por una nueva ley. Esa es la única posición orgánica que tiene como tal y creo que hay que mantenerla.