A mediados de 2024, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) presentó en la Torre Ejecutiva su Plan Nacional de Agricultura Familiar 2024-2028, con 52 medidas que buscan impulsar el desarrollo de la agricultura familiar. Entonces, el portal de Presidencia informaba que la agricultura familiar equivale al 15% del valor bruto del sector. Esto significa que no ha podido crecer significativamente en los últimos años, ya que un informe del Anuario de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) del MGAP, titulado “Estimación de la participación económica de la producción familiar entre 2018-2022 en Uruguay”, recoge que la participación económica del sector en 2022 era de 14%.
El informe ahonda en cinco rubros en los que la producción familiar tiene diferente peso en el valor total de la producción nacional: la lechería (20%), la ganadería (10%), la fruticultura (35%), la apicultura (43%) y la horticultura (50%). Los datos, sin embargo, no tienen en cuenta a “grandes productores de papa y cítricos”. Según detalla, la proporción de productores familiares para los rubros hortícola y frutícola alcanzó altos niveles hacia 2022, 70% y 80%, respectivamente, lo que “evidencia la importancia de la producción familiar en ambos rubros”.
En particular, si bien los niveles de participación de productores familiares en el sector son “menores”, el “área ocupada por productores familiares” en el sector frutícola -excepto la producción de cítricos- “es significativa en comparación con el área total”. El documento considera que la asimetría entre el peso en la producción final y el área ocupada “podría sugerir diferencias en productividad” y destaca que, hacia 2022, “más de la mitad de la oferta nacional” de frutas como la ciruela y el durazno provenía de la producción familiar.
Para Buzzalino, la producción familiar “no fue una prioridad para el gobierno”
En diálogo con la diaria, el vicepresidente de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), Mario Buzzalino, dijo que la fruticultura, apicultura y horticultura están “prácticamente en las manos de la producción familiar”, y eso demuestra no sólo el peso económico, sino también “la importancia social” del sector.
A pesar de ello, recordó que la producción familiar también representa “el sector que va perdiendo más productores”. Según dijo, la población rural de Uruguay “no llega” a 4%, lo que lleva al sector a ser “el que está recibiendo la emigración más grande del campo”, algo que calificó como “muy preocupante”.
Para el vicepresidente de la CNFR, esto es producto de la confluencia “de los cambios que la sociedad lleva adelante”, en la que el trabajo de campo no es atractivo ni “socialmente reconocido” entre los jóvenes. A esto se suman los costos que deben afrontar los productores familiares y el hecho de que la labor en sí misma es “difícil”.
Buzzalino se mostró molesto con el accionar del gobierno saliente, y dijo que “se prometieron muchísimas cosas y se cumplieron muy pocas”. El vicepresidente de la CNFR advirtió que hubo “recortes muy importantes en oficinas que son clave”, como la Dirección General de Desarrollo Rural del MGAP, que “se vio reducida a una expresión mínima”, y dijo que se debilitaron “las posibilidades de trabajo y desarrollo” del Instituto Nacional de Colonización (INC). “Todo eso contribuye a pegarle al sector”, consideró, por lo que concluyó que la producción familiar “no fue una prioridad para el gobierno”.
Según el vicepresidente de la CNFR, dichas problemáticas, sumadas a problemas a la hora de conseguir financiamiento, llevaron a que, entre otros, “desapareciera” la producción familiar vitivinícola. “Había 600 bodegas en Uruguay; creo que quedan 100. Desaparecieron los productores chicos, todo hoy tiene una enorme concentración”, sintetizó.
Fratti y Carámbula forman “una dupla excelente” y “hay plena confianza” en ellos
Parte de las preocupaciones de Buzzalino están resumidas en un documento que la CNFR entregó a los candidatos a la presidencia durante las últimas elecciones. En él se insta a llevar adelante “políticas de promoción” en torno a tres ejes: la mejora de la rentabilidad, la mejora en las condiciones de vida en el medio rural y el cuidado del ambiente.
Según Buzzalino, sólo dos candidatos concretaron una reunión con la comisión: el presidente electo, Yamandú Orsi, y el exsenador de Cabildo Abierto Guido Manini Ríos. Buzzalino recordó que el único candidato que nombró la producción familiar en sus discursos fue Orsi, y consideró que “si hay alguien que sabe de producción familiar de todos los candidatos, y sobre todo de la granja”, es el presidente electo.
También dijo tener “plena confianza” ante la designación de Alfredo Fratti y Matías Carámbula como ministro y subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca, respectivamente. Buzzalino recalcó la trayectoria de Fratti en organismos vinculados a la producción y el perfil técnico de Carámbula, los que consideró “complementarios”.
“Yo creo que puede ser una dupla excelente”, consideró, aunque acotó que deberán negociar con el Ministerio de Economía y Finanzas a la hora de llevar adelante sus políticas, algo que resumió como “ganar y perder un poquito”, y agregó que “les pasa naturalmente a todos los ministerios”.
En entrevista con el semanario Búsqueda en diciembre, Carámbula recalcó su interés en promover la producción familiar. El futuro subsecretario del MGAP dijo que espera que para el final del quinquenio “sea viable ser productor hortícola, frutícola o vitícola en Uruguay, con la familia viviendo en el medio rural, aportando a la riqueza, el trabajo y la cultura del país”.
Buzzalino dijo que esa “debe ser la gran meta” y que, de no cumplirse, sería “un gran fracaso”, ya que “no hay una sociedad desarrollada que prescinda de estos sectores productivos”.