Uno de los elementos que el senador nacionalista Javier García manejó durante la interpelación de más de diez horas a la titular del Ministerio de Defensa Nacional (MDN), Sandra Lazo, fue que existieron “presiones políticas” y “tareas de inteligencia” para que el astillero español Cardama Shipyard, encargado de construir dos patrulleras oceánicas para el Estado uruguayo pero en un conflicto con las autoridades por indicios de fraude, no accediera a la garantía.
Fueron al menos siete los intentos que se acumularon antes de acceder al aval de la británica Eurocommerce Bank en los intentos del astillero vigués por conseguir la garantía. En su contacto con la diaria Radio, el titular de la empresa, Mario Cardama, dijo que también lo intentó con entidades uruguayas: respecto de Abitab, afirmó que “un día antes le comunicaron que se iba a aprobar, pero finalmente no se aprobó, sin saber por qué”.
En este sentido, García aseveró el miércoles en el Parlamento que hubo “fuertes presiones políticas para que no se constituyera la garantía” y dijo que “no surgieron del Partido Nacional o del Partido Colorado”: “No sé de dónde, no tengo pruebas, tampoco tengo dudas [...]. Militaron para que no hubiera garantía”, señaló.
El jueves, entrevistado por TV Ciudad, el presidente de Abitab, Roberto Palermo, descartó lo anterior: “No hubo presiones. Nosotros tuvimos una buena impresión de Cardama, que pertenece a una familia de armadores de más de 100 años y me parece que estuvo en una situación de mala suerte, llamémoslo así, porque los bancos españoles no le otorgaban la garantía producto de la guerra entre Rusia y Ucrania”, comentó.
También dijo que no escuchó la mención de García y reiteró que Abitab “no fue presionado en absoluto”, pero desde la empresa evaluaron que la operación financiera era “de una dimensión que Abitab no tendría que participar” y la decisión “fue tomada por ese motivo”, lo que se sumó a “toda una declaración internacional por los buques de guerra y una serie de cosas” que finalmente definieron que la compañía no formara parte del negocio.
En esa línea, dijo que a Cardama “se le cerraron todas las puertas de los bancos españoles con quien él tenía relación comercial”, puesto que los buques constituían “buques de guerra” y los bancos españoles definieron “no financiar ni participar en negocios de buques de guerra”. Palermo espera que el país “arregle esta situación”, porque “nos interesa a todos” y Uruguay ya lleva invertidos unos 30 millones de dólares, además de que “algunas lanchas ya están bastante avanzadas”. “Alguna solución seguramente van a encontrar. Gente inteligente como la que está en el Parlamento y en el Poder Ejecutivo tiene que encontrar alguna solución”, acotó.