Este lunes el Frente Amplio (FA) definirá sus tres candidatos a la Intendencia de Montevideo (IM) en su plenario departamental. Para Mario Bergara, precandidato de Seregnistas, que cuenta con el respaldo del Movimiento de Participación Popular (MPP), se debe aspirar a una “fiesta frenteamplista” para salir con el “mejor clima” a dar la “batalla política y cultural” y reconquistar la IM.
“Nadie puede pensar que la intendencia está ganada”, dice el exministro de Economía en esta entrevista con la diaria, y en materia de propuestas habla de “cambios drásticos” en movilidad, de modificaciones en la ingeniería de cómo se trabaja con la basura, pero también de cambios “culturales” a la hora de la generación de los residuos. Bergara cuestiona que quienes son candidatos por la oposición “pinten” una ciudad “mugrienta” y “oscura”, y los señala por haber “bloqueado” el préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para saneamiento y limpieza en el último período.
¿Qué esperás que suceda en el plenario de este lunes?
Aspiro a una fiesta frenteamplista en donde se defina la oferta electoral para la IM. Obviamente, vamos a llegar a una terna de candidatos posibles que van a ser la punta de lanza de lo que va a ser toda una campaña que tiene llevar adelante cada frenteamplista. Nadie puede pensar que la intendencia está ganada ni mucho menos. Es una batalla política, cultural que hay que dar. El plenario es el mojón, el primer mojón que tenemos para salir con ese espíritu frenteamplista a dar esa batalla. Aspiramos también, como siempre, a que salgamos con el mejor clima frenteamplista que nos prepare para salir a recorrer después todo el departamento.
Hasta el momento hay cinco candidaturas, ¿cómo creés que se va a resolver eso en el plenario?
Uno siempre aspira a que en la previa del plenario se puedan generar negociaciones para llegar a una terna que pueda ser acompañada por unanimidad. Pero, si no, el Frente a esta altura no dramatiza si tiene que dirimir esas cosas de manera democrática. Si hay que dirimir por la vía de la votación, el Frente tiene bien definido cómo hacerlo, y creo que hay que desdramatizar. Si esa es la forma en la que vamos a llegar a la tríada de candidaturas, bueno, será así.
¿Se puede crear un clima extraño?
Yo espero que no. Obviamente, en las negociaciones, las votaciones no son lo más agradable, sin duda. Pero creo que todos tenemos claro que, una vez que las cosas están definidas, la terna es de todos y cada uno de los frenteamplistas.
El MPP anunció el apoyo a tu candidatura, ¿qué significa tener ese respaldo?
Está claro que el MPP hoy es el espacio con más potencia político-electoral dentro del FA. Desde el punto de vista político-electoral es un apoyo muy muy importante. Nosotros tenemos un diálogo sistemático permanente con el MPP en todo este tiempo. Con algunos sectores tenemos más cercanía, con otros sectores nos sentimos un poco más lejos dentro de lo que es un ámbito de fraternidad frenteamplista; fraternidad que nosotros jamás perdemos. Y con el MPP ya hace un buen tiempo que tenemos bastante sintonía en cómo vemos el panorama global, en cómo vemos el país, en cómo vemos el FA, en cómo vemos el trabajo parlamentario. Por lo tanto, no nos resulta extraño que tengamos un diálogo en este sentido.
Hace diez años el ala seregnista, o astorista, no tenía buena relación con el MPP.
El mujiquismo no es el MPP de hoy, y quizás el astorismo no es el espacio seregnista de hoy, si bien, naturalmente, son sus figuras históricas. Además, al ir modificando, puliendo perfiles y demás, los mecanismos de diálogo hoy son más fluidos que los que había hace 15 años.
¿El respaldo del MPP te convierte en el favorito?
Yo no lo pondría en esos términos. Tengo claro, sí, que de los cinco nombres que hay hoy sobre la mesa, quizás sea por una trayectoria que viene de largo, incluso desde antes del primer gobierno frenteamplista, de repente soy el que la gente más conoce o conoce la trayectoria. Después, el único día que importa ser favorito es el día de la elección. Somos optimistas de que vamos a tener una gran elección y también nos estamos preparando ante esa eventualidad, que tiene buena chance, de gobernar Montevideo.
Tuviste varios cargos y fuiste precandidato a la presidencia, ¿por qué decidiste ser candidato a intendente de Montevideo?
Primero por un tema de vocación, de vocación de servicio. Creo que hay un desafío, además. En 35 años de gobierno, el Frente ha cambiado el departamento. Porque ahora es fácil decir “ah, pero ahora esto no está bien”. Y sí, claro, siempre va a haber cosas que no estén bien, pero recordemos que los gobiernos del FA en Montevideo dieron vuelta el departamento. Y hay un desafío que es que las ciudades y los departamentos no pueden concebirse como una cosa estanca, que si está este problema lo resolví de una vez y para siempre. Eso no funciona. Resolvimos mucho de eso, avanzamos mucho, pero los desafíos son crecientes.
En donde podemos mostrar algún déficit es en el tema de los residuos. Ha habido una mejora importante y ha habido exploración de mecanismos, sobre todo para los temas de recolección. Pero tenemos un departamento en donde en los últimos años el volumen de residuos aumentó en 150.000 toneladas por año. Hay un desafío que tiene que ver con una cuestión de volumen de los residuos y que se derivan de las pautas de consumo.
¿Qué pensás cuando la oposición habla del Montevideo olvidado?
La intendencia tiene que tener una visión para que los bienes y servicios departamentales lleguen de manera equitativa a todo el territorio, y tenemos también perspectivas diferenciales a favor de los barrios y las zonas más complejas. Basta ver la estructura de la cuestión tributaria departamental para tener bien clara la diferencia de pagos de contribución o según el tipo de vehículo…
¿Pero hay una zona del departamento olvidada?
Lo que tenemos es un país con un proceso de fragmentación social que hay que combatir. No lo asocio estrictamente a lo que ha hecho o dejado de hacer una intendencia. Tenemos diferenciales económicos y sociales en Montevideo como en otras partes del país, a lo cual hay que atender con políticas de todo tipo: de salud, de vivienda, de infraestructura, de ayuda social, etcétera. Yo escucho eso de parte de quien va a seguir siendo la oposición en Montevideo: el “Montevideo mugriento”, el “Montevideo oscuro”, el “Montevideo olvidado”. Lo está diciendo quien fue ministro de Desarrollo Social en este gobierno, a quien se le duplicó o más la gente que vive en situación de calle en Montevideo; aumentó la pobreza, aumentó la indigencia, aumentó la desigualdad. Yo creo que esa expresión tiene un componente de caricatura en clave de campaña electoral, pero que no ayuda a abordar los problemas. Uno puede dibujar Montevideo de muchas formas. Yo prefiero dibujarlo como un departamento en el que yo me siento orgulloso de vivir, de ser parte de él, pero está claro que hay problemas para resolver, que tienen que ver con los residuos, que tienen que ver con la movilidad, etcétera.
El tema residuos, ¿cómo lo abordamos? Hay una forma: exploremos formas de recolección distintas; lo vamos a hacer. Hagamos las inversiones necesarias para la disposición final. Hagamos campañas para que la conducta y la cultura en esa materia de la ciudadanía cambien. Otra forma es decir: “Yo, por una cuestión política menor, te bloqueo el financiamiento de la intendencia” que justamente iba dirigido a los temas de limpieza. Entonces, la misma gente que bloqueó el financiamiento de la IM para los temas de limpieza es quien ahora utiliza el tema de la limpieza como un caballito de campaña electoral. Eso es poner a la ciudadanía de rehén por un tema de politiquería de baja estofa.
¿Cómo creés que va a ser la campaña?
Dura. Pero aspiro a que esté siempre dentro de los carriles del respeto, del debate, que puede ser duro, pero desde un respeto al que en general las campañas en Uruguay nos tienen acostumbrados. Es cierto que, sobre todo a partir del manejo de redes y demás, a veces se han salido de rango algunas cosas. Ojalá que eso no pase, pero tenemos que hablar con franqueza, porque estamos hablando de los problemas de la gente, y hablar con franqueza de posturas diversas y de intereses diversos. Está bien que a veces las discusiones se piquen un poco, pero a mí nunca me van a escuchar en un rango de falta de respeto ni de ir al barro en la discusión con nadie.
¿Hay quienes van al barro?
Sí, claro. Pero creo que la gente los disciplina también. A algunos se les va la moto y rápidamente saben que tienen que bajar un cambio porque no es así que la ciudadanía uruguaya, al menos, premia al sistema político.
Montevideo cada vez tiene más autos y eso causa un problema de movilidad y tránsito, ¿esto se soluciona con más infraestructura o con un cambio en la movilidad?
Un poco de todo. Para ninguno de estos temas hay balas de plata. Hay que trabajar desde muchas ópticas, en la movilidad sin duda también, pero tenemos una realidad: hace ya unos cuantos años que Montevideo recibe entre 20.000 y 30.000 automóviles más por año. Claramente ha habido un avance muy grande en la movilidad individual que demanda infraestructura. En paralelo, hay un problema de cómo hacer mejor, más eficiente y razonablemente rentable entre lo que da el mercado y lo que puede subsidiar la intendencia al transporte público, que tenemos que mejorar. Yo no soy de la idea de que, si tuviéramos mucho mejor transporte público, que no es sencillo hacerlo, automáticamente la mitad de la gente dejaría de andar en auto. No creo que sea así, pero una parte sí. Uno puede pensar en muchos parches en eso, pero en la medida en que esta tendencia no pare, va a llegar aquel día que va a venir ese último auto que lo tranque todo. Por lo tanto, tenemos que pensar la ciudad en un horizonte largo. Tenemos que pensar que hay que hacer algunos cambios más drásticos, hay que pensar en algunos megaproyectos en materia de movilidad que cambien ejes centrales, sobre todo para activar el transporte público.
¿Esos megaproyectos son los que están en discusión ahora o pensás en otros?
Yo creo que esas cosas hay que estudiarlas con seriedad, son proyectos interesantes [el de Cinve (Centro de Investigaciones Económicas) y el tren-tram] que pueden generar un vuelco positivo en los temas de movilidad. Yo fui a la presentación del proyecto de Cinve y se planteaba que podía haber una disminución de entre 20 y 25 minutos de transporte en los viajes que hace la gente en los tramos estos que hablamos, pero hay que analizar ya cuando se avance a una fase de proyecto. Después hay que ver los costos. Mi impresión inicial cuando se presentó el monto de inversión de Cinve es que es un monto optimista. Cuando uno ve todo lo que hay para hacer en ese proyecto, los costos hay que medirlos bien y también la implementación hasta desde el punto de vista de la viabilidad política. Si eso significa que tenés la ciudad levantada tres años te genera problemas en la propia movilidad, pero también en la percepción de la ciudadanía. La ciudadanía en esas cosas tiene que participar y ser consciente de que transitoriamente puede haber alteraciones en la movilidad.
¿Qué información tenés de la situación financiera de la intendencia?
Que es compleja, que vamos a tener que sentarnos a entender bien claro el punto de partida y vamos a tener que generar planificación. Ese es otro punto en el que voy a poner mucho énfasis. Entre esas cosas, para la planificación, la definición de políticas de corto, medio y largo plazo, las prioridades, los ritmos, las trayectorias de las políticas, la restricción financiera siempre va a estar. Uno no puede hacer todo lo que quiere desde el primer momento porque no le dan los recursos. Ahora, también está claro que parte de la situación que tiene hoy la IM se debe a una clara definición política de discriminación por parte de este gobierno. Este gobierno bloqueó el financiamiento para que la IM desarrolle actividades básicas. Se recortaron muchos programas, se recortaron recursos con objetivos políticos. Esto pasó en Montevideo y Canelones, y por otra parte se creaban programas que volcaban más recursos al resto de las intendencias, la inmensa mayoría del Partido Nacional. Entonces, eso va a obligar a un diálogo de sinceramiento de la situación con el gobierno electo para recomponer los vínculos financieros razonables de la zona metropolitana.
¿Y la otra parte?
Tenemos que analizar con más detenimiento ahí. Porque la falta de financiamiento, por ejemplo, del préstamo del BID, también influyó. Hay otras cosas que va a haber que analizar. Lo que está claro es que nosotros tenemos una lógica de que la intendencia sea sustentable desde el punto de vista financiero, con buenos vínculos, con reglas de juego claras con el gobierno y con eficiencia. Lo que gasta la intendencia hay que hacerlo con eficiencia, porque cada peso mal gastado es una puerta que se cierra.
¿El próximo intendente debería quedarse diez años? ¿Estás de acuerdo con esa definición?
Es como cuando se dice “no voy a subir impuestos en todo el gobierno”. O sea, depende de infinidad de factores. Lo que yo sí tengo claro es que la intendencia tiene que tener un proyecto a diez, 15 años, sin duda. Si lo lleva adelante la misma persona, dependerá en primer lugar de la opinión de la ciudadanía. Por lo tanto, creo que no se justifica entrar con demasiada intensidad en eso. Lo fundamental es que la intendencia tenga un proyecto, que fortalezca la planificación y la visión estratégica. Después la ciudadanía dirá quién conduce esos procesos.