Hasta el lunes 10 de febrero, por lo menos, Verónica Piñeiro estará de licencia en su responsabilidad como vicepresidenta del Frente Amplio (FA). Ese día, el Plenario Departamental de la fuerza política definirá las tres candidaturas para la Intendencia de Montevideo (IM) en las elecciones departamentales. La suya tiene el respaldo del Partido Comunista, La Amplia y el Nuevo Espacio, entre otros grupos que han optado por apoyar a una frenteamplista “independiente”.

En entrevista con la diaria, Piñeiro, actual gerenta de Ambiente de la IM y licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de la República, afirma que “el sistema de contenedores llegó a su límite” y propone avanzar en la “diferenciación” de la recolección de residuos en los distintos barrios de la capital. También plantea incorporar infraestructura que posibilite el transporte “multimodal” y asegura que la IM “tiene sus cuentas saneadas”.

¿Cuáles son los principales problemas que tiene Montevideo?

Algunos desafíos están identificados en la propuesta programática del FA, pero la gestión ambiental, con todo lo que tiene que ver con limpieza, recolección, revitalización de ambientes degradados, es un desafío, y también la movilidad; son dos cosas que se han planteado en estos momentos previos a la campaña como temas centrales. Pero también hay desafíos en la participación, la articulación con los gobiernos municipales, la cultura, la innovación, el desarrollo económico de Montevideo.

En una columna que escribiste en la diaria marcaste que para empezar a resolver el tema de la basura es necesario “una inversión inicial muy fuerte”. ¿Cuánto debería aumentar el presupuesto?

Más allá de hacer foco en lo presupuestal, es claro que el sistema de contenedores llegó a su límite. Lo que estaba planteado en el programa del BID [Banco Interamericano de Desarrollo] tenía una visión amplia del saneamiento y de lo ambiental para buscar cambios profundos a largo plazo, [pero] eso no tuvo la oportunidad de salir en la Junta Departamental; por parte de la oposición no se visualizó que eso pudiera generar un cambio. Requiere inversión, pero también requiere un cambio de mirada de hacia dónde vamos y cómo nos planteamos transformaciones profundas.

¿Pero ese préstamo del BID hubiese alcanzado o se necesitan más recursos?

Lo que se hizo ahora permitió, por ejemplo, avanzar en una recolección diferenciada en Santiago Vázquez con un sistema de contenedores intradomiciliarios, lo mismo en algunos grandes complejos habitacionales; en eso se ha podido avanzar progresivamente. Pero una inversión inicial permite hacer cambios más profundos de manera más rápida.

¿Hay que ir eliminando paulatinamente los contenedores?

El sistema de contenedores llegó al límite. La realidad no se queda quieta y va cambiando; hay que ir buscando la diferenciación, con la inclusión social y con muchas más herramientas que le permitan a Montevideo tener una mejor limpieza y, al mismo tiempo, buscar algo más eficiente desde el punto de vista ambiental.

En el programa departamental del FA se propone una “revolución cultural” en la recolección de residuos. ¿Cómo se empieza con eso?

Se empieza generando las herramientas para poder manejar mejor cada uno los residuos que se generan en cada hogar. No es algo que pase de un momento a otro, sino que tenemos que tener políticas activas y generar herramientas para que eso pase, como los ecocentros. Hay que explorar diferentes estrategias. Montevideo tiene una tasa muy baja de recuperación de materiales más allá de todos los esfuerzos que se han hecho.

¿Qué papel tendrían las multas en esa “revolución cultural”? Pienso, por ejemplo, en el cobro de las bolsas en los supermercados.

No sólo las multas y la fiscalización cambian las conductas. Hay que buscar cuáles son los mejores mecanismos, que tienen que ser múltiples. Tiene que ser una invitación a poder generar un mejor entorno, y eso tiene que ver con un cambio que hay que ir generándolo de a poco. Las multas o la fiscalización son una herramienta, [pero] solas no van a generar los cambios.

¿Actualmente hay normativa para multar a una persona que deja un calefón al lado del contenedor, por más que después sea inaplicable?

Esas [multas] generalmente son difíciles de ejecutar porque es muy difícil ir sobre una persona, [pero] hay posibilidades de fiscalización de esa manera. También creo que la fiscalización tiene más posibilidades de ser efectiva en algo que hemos identificado a través del proceso de trabajo de áreas liberadas, que es que muchas empresas hacen una disposición incorrecta de sus residuos en sitios que no corresponden, generalmente asociados a cursos de agua. Ahí hay una gama amplia y es más fácil avanzar con el régimen punitivo sobre empresas o privados que generan determinada acción irregular en un lugar.

¿Qué evaluación hacés del sistema de transporte?

Creo que ha mejorado y que tiene que mejorar más. Claramente una de las transformaciones es pensar cómo hacemos para que el transporte público sea el medio elegido por los montevideanos y las montevideanas para moverse en la ciudad, y eso implica desafíos, como mejorar los tiempos de viaje, las frecuencias, la calidad de los viajes. Hay mucha información que tiene la IM para poder desplegar otras soluciones.

Otra cosa en la que hay que pensar es la incorporación de la multimodalidad, que exige pensar en infraestructura que genere la posibilidad de desplazarte con algún medio de transporte individual hacia un lugar y después sumarte al transporte público. Utilizar el transporte público tiene un beneficio para el ambiente.

El otro desafío que tiene la movilidad es el de pensar en los viajes a pie, que puedan hacerse de forma más segura. Ahí hay que trabajar en la periferia, donde muchas calles no tienen lugares seguros para transportarse; ahí la infraestructura de veredas se torna bien importante, pero también cómo podemos pensar en zonas pacificadas o en zonas con menores velocidades del auto para poder generar mayor seguridad en esos lugares.

Por lo general, ¿cómo te movés por la ciudad?

Yo en la ciudad me muevo en transporte público —tomo ómnibus— y en auto particular.

En el programa departamental del FA se plantea rediseñar los recorridos, las frecuencias y los horarios del sistema de transporte. ¿Qué problemas tiene el diseño actual?

Los tiempos de viaje, lo que implica poder desplazarse a un lugar u otro de la ciudad. También tenemos un desafío en cómo se conectan las centralidades de la ciudad. Ahora tenemos mucha información con el centro de movilidad de la IM, que tiene mucha información de cuáles son los viajes que más se realizan, a qué hora se toman más los ómnibus, y toda esa información tiene que servir para planificar y mejorar esto.

¿Es inevitable que este rediseño afecte de algún modo los intereses de las empresas de transporte?

Y sí, el ecosistema de la movilidad tiene esos actores que son las empresas. Los privados tienen que estar abiertos al diálogo por la necesidad de cambios en la forma en que nos movemos. Una de las cosas que se puede hacer para que el boleto se abarate es que se vendan más boletos, y eso implica que el servicio tiene que mejorar las características para que la gente lo elija. Siempre hay que estar dispuesto al diálogo y a buscar las mejores formas que le cambien la realidad a la gente.

¿Qué cosas destacarías de la actual administración de la IM?

Esta gestión trabajó mucho durante la pandemia, que fue un momento complejo. La IM tuvo que realizar acciones que, si bien no son su cometido específico, la realidad mostraba que tenía que salir a trabajar en esas áreas. También el trabajo en espacios públicos, como la generación del parque de Villa Dolores, y la infraestructura para la bicicleta, son cosas que se potenciaron.

El programa de áreas liberadas también me parece que es un destaque claro de la gestión; en ese abordaje se identificaron más de 900 sitios de disposición informal de residuos asociados a diferentes realidades de empresas que disponían sus residuos en lugares informales. El programa logró retirar de los arroyos y de las cuencas de Montevideo casi 190.000 toneladas de residuos, que es algo que no se ve en la centralidad de la ciudad o en la costa.

¿Cuál es el mayor debe de la gestión actual?

Creo que el tema permanente que genera la limpieza, el tener una ciudad más limpia y más linda, requiere un desafío. Ahí esta gestión estuvo en una situación compleja cuando no se le aprobó el proyecto del BID, con ese bloqueo en la Junta Departamental por una visión de corto plazo desde la oposición de no permitir avanzar hacia una transformación profunda. Por lo menos desde el punto de vista de la población, hay que tomar eso en cuenta.

Con esa salvedad, y también teniendo en cuenta el aumento de las personas en situación de calle, ¿el tema de la basura está peor que hace cinco años?

Creo que no podemos hacer una valoración así tan fácil. La realidad es muy cambiante y el mantenimiento de la limpieza tiene desafíos que van cambiando. La realidad no se queda quieta. No sé si decirte si antes había más problemas o ahora hay más problemas. La gestión tiene que lograr poder tener herramientas para adaptarse a esa realidad cambiante. También la oportunidad que se abre ahora con un gobierno nacional del FA va a permitir territorializar mucho mejor acciones que ahora estaban cortadas.

¿Cuál es la situación financiera de la IM?

La IM tiene sus cuentas saneadas, el intendente Mauricio Zunino lo ha planteado; las cuentas están en orden. La Rendición de Cuentas va a ser presentada a la Junta Departamental en el momento que tiene que ser presentada; eso va a dar la visión de cuál es la situación general, pero también, como lo ha planteado el intendente, el gobierno departamental de Montevideo ha sufrido un cierto aislamiento desde parte de las transferencias del gobierno nacional.

¿Qué opinión tenés sobre la propuesta de Mario Bergara —también precandidato a la IM— de elaborar planes de diez a 15 años?

Comparto que hay que pensar en el largo plazo; estamos en el momento de pensar nuevos objetivos, más desafiantes y con una mirada a largo plazo y, como dice Mario, hay que pensar a diez, 15 años, y quizás hay que tener una mirada a 30 años de qué Montevideo queremos construir. En lo que sí no estoy de acuerdo es en esa cuestión de que la IM es un trampolín. Me parece que los gobiernos de Montevideo han llevado adelante el programa del FA.

¿Las tres candidaturas del FA a la IM tienen que representar a los tres sublemas que hubo en las elecciones nacionales, como plantean desde el Partido Socialista?

Creo que hay que construir los acuerdos que permitan que el FA salga a contarle a la gente porqué entiende que quiere gobernar nuevamente Montevideo, porque el FA no quiere acceder a los gobiernos para sacar a quienes están antes, sino para cambiar la realidad. La discusión de cómo se llega a los acuerdos y para quiénes son los candidaturas se está procesando. Yo soy partidaria de la candidatura única, así lo he militado en muchos momentos en que estuvo esta discusión, pero entiendo que, si no está la posibilidad de la construcción de esos grandes acuerdos que se requieren alcanzar una candidatura única, el FA tiene los mecanismos para discutir y poder acordar cuáles son las candidaturas.

Se maneja informalmente la posibilidad de bloquear las candidaturas de Juan Ceretta y Silvana Pissano.

No estoy en esas conversaciones. No me parece que sea una herramienta válida pensar en un bloqueo. Lo que hay que pensar es en el diálogo y la construcción de los acuerdos.