El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, disertó este miércoles en el Club de Golf en una actividad organizada por la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos. Allí marcó cuáles serán las prioridades y las primeras acciones de la actual administración en materia económica.

Oddone aseguró que el de Yamandú Orsi no será un gobierno “estridente”, “por las características del presidente de la República y por las características que tenemos los miembros del equipo de gobierno”. “Pero créame que es un gobierno que todos los días no solamente está resolviendo problemas que vienen de períodos anteriores, sino que además está implementando” una agenda que detalló durante su disertación.

Después de referirse a los desafíos que existen a nivel global en materia económica, política y climática, Oddone insistió en la idea de que estamos ante un “escenario más restrictivo” que años atrás. Mencionó, por ejemplo, que los costos de financiamiento para los países emergentes “van a ser mayores, esencialmente porque la tasa de interés en Estados Unidos va a permanecer más elevada por mayor tiempo”. Señaló que a los gobiernos del Frente Amplio les tocó gobernar durante 15 años “con costo de financiamiento muy bajo” y que eso cambió.

En segundo lugar, dijo que estamos ante un escenario “de mayores restricciones arancelarias y de menor fluidez en el comercio internacional” y que esto tiene efectos en la macroeconomía de los países. Agregó que según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, varias economías del mundo “se aproximan a un escenario estanflacionario”, con aumento de la tasa de inflación, y “eso constituye un escenario adverso para el precio de los commodities”, advirtió. “Nuestros destinos de exportación, por distintas circunstancias, van a estar afectados por menor crecimiento y por mayores tasas de inflación, lo que genera o configura algunas oportunidades, pero también algunas amenazas”, explicó.

En este contexto, Oddone afirmó que los objetivos del gobierno de Orsi son esencialmente dos: aumentar la prosperidad y fortalecer la cohesión social. Este último punto supone a su vez dos metas: disminuir la desigualdad y trabajar sobre la seguridad. Al mismo tiempo, el gobierno tiene dos desafíos, señaló el ministro de Economía: consolidar la estabilidad macroeconómica y promover reformas microeconómicas.

En ese sentido, el jerarca advirtió que “no va a ser posible acelerar el crecimiento ni garantizar las condiciones de funcionamiento de la economía si nosotros no tenemos un ritmo mayor de eficiencia en diversos sectores de actividad”.

El gobierno se propone, en esta dirección, incrementar el nivel de inversión privada. Oddone sostuvo que hoy Uruguay tiene niveles de inversión del orden del 16% del producto interno bruto (PIB) y necesita llegar al 20% para crecer a tasas del 2% anual. Esto supone un nivel de inversión anual privada de 12.000 millones de dólares. El ministro mencionó que en años en los que hubo grandes proyectos de inversión, como las plantas de celulosa o la energía eólica, se invirtieron 4.000 millones de dólares. “Estamos hablando de que nosotros todos los años precisamos niveles de inversión que multiplican por tres esos proyectos, que además fueron desplegados en más de un año”, advirtió.

Por otro lado, el gobierno se plantea hacer una “consolidación fiscal” que no será por la vía de aumentar impuestos, aseguró Oddone.

En cambio, se buscará, por un lado, fortalecer la regla fiscal incorporando modificaciones a la normativa aprobada por el gobierno anterior, que serán incluidas en la próxima ley presupuestal. Habrá una redefinición de los objetivos de la regla: “Nosotros vamos a ir a una definición de regla fiscal con un nivel de deuda, que va a ser nuestra orientación central. Vamos a adoptar una metodología de deuda prudente. Estamos trabajando con el equipo encargado de introducir estos cambios”, adelantó. Contó también que en su última visita a Estados Unidos, a fines de abril, se reunió con tres miembros del Consejo Fiscal Asesor que residen en ese país, Eduardo Fernández Arias, Alfonso Capurro y Jorge Roldós, y que les transmitió la intención de “fortalecer el Consejo Fiscal Asesor de manera tal que sus planteos y sugerencias sean mucho más tenidos en cuenta que en el período pasado, y eso va a suponer un fortalecimiento en términos de recursos y en términos de soporte metodológico para que pueda cumplir con ese rol”.

Otro de los objetivos del gobierno planteados por Oddone en su exposición es reducir la inflación en los próximos dos años al 4,5%. Ese “es el principal desafío que el Banco Central se ha propuesto”, enfatizó el ministro.

Advirtió que este objetivo “va a constreñir la fuentes de recursos para la discusión presupuestal”, pero remarcó que el ministerio entiende que es un elemento que “va en la dirección correcta para poder converger a una situación de mayor estabilidad macroeconómica, que es crucial para que el sector privado tome decisiones con menores niveles de incertidumbre”.

Competitividad y reformas microeconómicas

Otro desafío central para Uruguay tiene que ver con la competitividad, remarcó el ministro. “Es indispensable que los niveles de competitividad sean sostenibles a largo plazo, y eso requiere en Uruguay un conjunto de reformas microeconómicas que han sido largamente discutidas”, planteó y mencionó “algunos ejemplos” de las reformas en las que el gobierno está trabajando. Aclaró que algunos cambios requerirán una iniciativa legal y se incluirán en la ley de presupuesto, mientras que en otros casos no son necesarias leyes y las modificaciones se irán “comunicando durante este período”.

Mencionó, en primer lugar, “un conjunto de arreglos institucionales en Uruguay que alientan la perpetuación de shocks de precios exógenos que tiene la economía” y que están presentes “en contratos entre privados, en contratos entre el sector público y el sector privado, y en contratos salariales”. “Estamos trabajando activamente para poder tener una estrategia gradual y consistente en el proceso de hacer que la evolución de precios sea más predecible y menos sensible a los shocks de precios exógenos que la economía recibe”, afirmó, sin dar mayores detalles.

En segundo lugar, afirmó que el gobierno apunta a “eliminar una serie de fricciones microeconómicas que elevan costos del sector privado”. “Está lleno de regulaciones o de procedimientos que son redundantes, que son repetitivos en la administración pública, y está lleno de actividades en las que los niveles de competencia no son suficientes. Hay regulaciones que el Estado establece en materia de sanidad, en materia de control de ingreso de productos del exterior que alientan por la vía de los hechos la existencia de distribuidores exclusivos o de productores exclusivos”, indicó. En ese sentido, se trabaja para “encontrar los cambios de naturaleza reglamentaria, regulatoria y legal para poder generar o incentivar un proceso de formación de precios más competitivo”, y, en la misma dirección, se apunta a fortalecer la Comisión de Defensa de la Competencia.

En tercer lugar, se buscará “racionalizar” el régimen de promoción de inversiones. Oddone recordó que Uruguay tiene un gasto tributario (lo que deja de percibir el Estado por exoneraciones impositivas) de casi siete puntos del PIB. “Ahí entendemos que hay enormes oportunidades de mejorar la resignación de recursos para focalizarlos mejor, para dirigirlos a actividades o a negocios que tengan más impacto en el crecimiento, en el empleo”, explicó el ministro y enfatizó que “tenemos que ser muy cuidadosos” sobre “a qué estamos apuntando nuestros subsidios o nuestra renuncia fiscal”. “En los últimos 20 años, simplemente por agregación se han ido acumulando un conjunto de beneficios que hoy no tenemos claridad sobre cuál es el impacto que tienen. De hecho la Comap [Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones] ha estado manejando en los últimos tiempos la posibilidad de promover la compra de vehículos de alta gama por razones diversas, pero no entendemos que sea a ese tipo de estímulos a donde tiene que dirigirse la renuncia fiscal. Tenemos que orientarlos mejor, y eso requiere una revisión, que es en lo que estamos trabajando. No para eliminar los incentivos a la inversión, no para restringir el gasto tributario, sino para direccionarlo mejor y para hacerlo más eficiente”, remarcó.

El objetivo de reducir la desigualdad, el presupuesto y los impuestos

Oddone señaló que durante el último gobierno la desigualdad aumentó, aunque no de forma “relevante”, y que el Frente Amplio tiene como objetivo reducirla. Para eso incluirá en el presupuesto “una serie de iniciativas que van firmemente dirigidas en esta dirección”. Mencionó el fortalecimiento del sistema de transferencias, “fuertemente concentrado en infancia y adolescencia”, el aumento del tiempo pedagógico y la priorización del empleo de mujeres y de jóvenes, entre otros puntos.

Para mejorar la situación fiscal, el gobierno se propone aumentar la recaudación, “básicamente por aumento de eficiencia de los órganos recaudadores” y a raíz de un mayor crecimiento económico. Oddone consideró que hay una oportunidad de mejora de eficiencia del gasto y valoró que esto “nos va a dar el espacio fiscal para poder atender algunas de estas prioridades” mencionadas.

Sobre un eventual aumento de impuestos, el ministro afirmó que “la presión fiscal en Uruguay es elevada” y que “no hay espacio” para incrementarla. “Eso no quiere decir que nosotros no hagamos o no evaluemos algunos cambios tributarios a los que entendemos que estamos obligados por la agenda externa [más tarde, en una rueda de prensa, Oddone aclaró que se refería a la discusión sobre el impuesto mínimo global], y otros en los que entendemos que hay una mejora de eficiencia para poder recaudar, pero lo que tenemos claro es que el volumen de presión fiscal que tiene Uruguay hoy no es modificable”. “Nosotros no tenemos la necesidad, por el plan que estamos instrumentando, de introducir un ajuste fiscal que suponga aumento de la presión fiscal”, subrayó.

Incertidumbre sobre el alcance de las medidas de EEUU

Oddone dijo que las autoridades de Estados Unidos todavía no le aclararon a Uruguay el alcance de las medidas arancelarias. No se sabe, por ejemplo, si estas afectan el comercio intracuotas ni si incluyen los productos cítricos y la madera.